La diferencia entre conocerse a sí mismo y elegirse a sí mismo según Kierkegaard
Martes 06 de febrero de 2024
Galerna, en su colección "La revuelta filosófica", recupera el pensamiento de las grandes mentes dedicadas al movimiento de las ideas. Aquí, un extracto del filósofo y teólogo danés Søren Kierkegaard.
Por Søren Kierkegaard. Recopilado por Patricia C. Dip.
[Conócete a ti mismo] se ha repetido con frecuencia, y se ha visto en ella la finalidad de todo el esfuerzo del hombre. Y eso es muy exacto, pero también es cierto que no puede ser el fin sin ser además el comienzo. El individuo ético se conoce a sí mismo, pero ese conocimiento no es una mera contemplación, pues de ese modo el individuo se determina según su necesidad; es un recapacitar sobre sí mismo que es de suyo un actuar, y por eso me tomé el cuidado de utilizar la expresión “elegirse a sí mismo” en lugar de “conocerse a sí mismo”. Conociéndose a sí mismo, el individuo no da el asunto por terminado, sino que ese conocimiento es sumamente fructífero, y de ese conocimiento surge el individuo verdadero. […] Solo en sí mismo tiene el individuo la meta a la que debe aspirar, y, sin embargo, tiene esa meta fuera de sí, pues aspira a ella. […] Solo de sí mismo puede el individuo recibir información respecto de sí mismo. De ahí la ambigüedad de la vida ética, según la cual el individuo se tiene a sí mismo fuera de sí mismo en sí mismo. El sí mismo típico, sin embargo, es el sí mismo imperfecto, pues es solo una profecía y, por tanto, no es el real. Claro que lo acompaña incesantemente; pero cuanto más lo realiza, tanto más va desapareciendo dentro de él, hasta que al final, en lugar de mostrarse delante de él, está detrás de él como una desteñida posibilidad. Sucede con esa imagen lo que con la sombra de un hombre. Por la mañana, el hombre proyecta su sombra delante de sí; a mediodía, ésta va casi imperceptiblemente a su lado; de noche, cae detrás de él. Cuando se ha conocido a sí mismo y se ha elegido a sí mismo, el individuo está realizándose a sí mismo, pero, puesto que debe realizarse a sí mismo libremente, debe saber qué quiere realizar.
O lo uno o lo otro II (SKS 3, 246-247; OOII, p. 232)