Flojas de papeles

Un texto de Juan Sasturain para el Filba Nacional 2018
Un texto de Juan Sasturain para el Filba Nacional 2018
Lunes 16 de abril de 2018
En la última edición del FILBA, cinco autores fueron convocados para escribir a partir de cinco fotos de casas como disparadores. La actividad se llamó "A la siesta. 5 casas" y este es uno de los textos resultantes, el de Juan Sasturain.
Por Juan Sasturain.
-Te cuento, como me pediste. Acabo de llegar del estudio. Una discusión de lo más estúpida, sabés… Me harté. En un momento dado yo miro la hora y le digo al escribano: ¿falta mucho? Son las tres de la tarde acá no anda el aire acondicionado y lo principal ya está. La plata del Galicia, las acciones en YPF y los dos campos grandes… El tío nunca se casó, no dejó testamento, no hay mucho más que hablar… Y ahí salta el primo de Cecilio, que vino en lugar de él, y dice que falta “la casita de Córdoba”. Yo no tenía la más pálida idea de que el viejo, además de los departamentos de Capital y el chalet en Mar del Plata tenía otras propiedades. Vos, que fuiste secretaria de él tantos años, lo sabías…?
-….
-Entonces el tipo dice tiene razón el señor Barboza -creo que se llama Barboza el sobrino- los otros estúpidos dicen claro y yo quedo como la única tarada que no sabía nada y que me quería ir. Entonces le digo, al escribano: qué casa, a ver… Y el tipo en lugar de los documentos de propiedad y las escrituras y todo eso que habíamos estado viendo saca una carpeta vieja, como eran antes las de dibujo en la escuela, con ganchos de metal, entendés, Flor… La abre y no tenía papeles ni documentos. Eran hojas de papel canson gris, con papel transparente: un álbum de fotos, eso sacó. Todas fotos de familia, con cartelitos en letra gótica y fechas de la época del pedo, algunas coloreadas a mano, como hacían los fotógrafos de plaza, con burritos y gente en camiseta comiendo asado y puentes sobre los arroyitos y minas sentadas al sol con las patas en el agua, parejas de novios arruinando las piedras con pintadas, pibes en bicicleta y algunos de estos boludos se asoman a espiar las fotos y empiezan… mirá fulano y ahí está el tío tal y el vecino y así. Parece que yo era la única que no había ido nunca a las sierras, como vos, que has vivido mucho tiempo allá, tenés fotos de éstas ¿no?
-…
-Y había de Cosquín, de La Cumbre, esos lugares que a mí nunca me interesaron. Me aburro ahí. A mí me gusta el mar, no vas a comparar lo que es Punta o Bahía. Pero bueno, en eso dice, el tipo: esta es la casa. Y saca la foto. La que te mandé recién, ¿la viste?
-…
-Ya sé que en el geriátrico no te habilitan internet pero deciles. Si vos no podés, que la enfermera te abra el email, ¿me oís? Estás tan sorda, querida. Te digo: No es gran cosa, la casita. Pero se empezaron a pasar la foto de mano en mano y todos habían estado alguna vez, de chicos, sobre todo. No hay papeles –dijo el escribano- así que va a ser difícil. Pero a nadie le importaba se pasaban la foto. ¿De cuándo es? Le digo. Debe ser de los cincuenta, me dice. No la casa, la foto, le digo. Es reciente, es como está ahora. ¿Y quién vive? ¿Está ocupada? Ese es uno de los problemas… Va a ser difícil encontrar a la mujer que parece ser estuvo muchos años… Está floja de papeles ¿no? le digo. La casa, digo. Y la mujer también, me dice. Pero ahí nos interrumpieron cuando empezaron a joder con lo del nombre, La Huella, cómo se le pudo ocurrir a un alemán como el tío un nombre así, criollo, cursi… ¿Pero vivió acá? Digo yo, veraneaba acá… veranear, lo que se dice veranear no, tenía una mina, parece… Y le prometió que… ¿Vos sabías algo, te comentó?
-…
-Qué vas a saber vos, querida mía, desconectada de todo…Pero ahí parece que sabían bien quién era esa mina que vivió ahí muchos años; el viejo solía venir, de trampa. Nunca se casó. La mantuvo durante años… A la mina y a la casa, claro. Se la ganó en una timba, en Cosquín, a la casa. A un folkorista, un cantor, un guitarrero un barbudo de esos que cantaban cosas del sur, milongas y eso. Por eso el nombre: la huella. Y ahí Atilio el profe dice que no, que ahí, antes, estuvo unos años un boxeador famoso, que tenía tuberculosis y fue a Córdoba a curarse y que le habían sacado radiografías y que le había quedado una huella en el pulmón. Y la como la huella no crecía, de agradecido nomás.... Pero alguien dijo (y no sabés cómo se reían) es que a Florinda, la que tenía el viejo acá. Le decían la huella a ella, porque era por donde todos pasaban. Una atorranta. Y el viejo se enteró y entonces… No la habilitó nunca. ¿Vos sabés algo, te contó?
-…
-Oíme es imposible hablar con vos así. Vamos a lo práctico: vos sos Flor por Florencia, no? Florencia Acosta, ¿no? Porque él te pagaba el geriátrico y eso va a seguir, tranqui. No te vamos a dejar en la calle.
-…
-Flor, Flor… Estás cada vez peor, querida. Flor…
-Clic.