La cita como un acto de amor
Domingo 16 de setiembre de 2012
Luis Chitarroni, Alvaro Bisama y Hernán Ronsino, con la moderación de Flavia Pitella, debatieron sobre la intertextualidad en la literatura en una actividad de Filba Internacional 2012. El encuentro fue la tarde del viernes 14 en CCEBA Florida.
Por Cecilia Boullosa.
Tres escritores con barba, una periodista con un montón de preguntas anotadas en un cuaderno, un tema interesante y complejo para debatir: la intertextualidad en la literatura, pero también en la música y la pintura. Durante una hora y media, la actividad “Homenajes y reescrituras” que se organizó el viernes en la sede Florida del CCEBA, fue un fascinante y por momentos difícil de seguir set de name-dropping (sin costado vanidoso) entre Luis Chitarroni, Álvaro Bisama, Hernán Ronsino y la moderadora Flavia Pitella.
Todo parecía susceptible de entrar en la red de ideas que subyace a la literatura: un capítulo de Los Simpsons (Lisa, la iconoclasta) que reescribe un famoso cuento de Chesterton, uno de Fogwill que hace lo mismo con el Orlando de Virginia Woolf, Jean Ryhs apropiándose de la loca del ático de Charlotte Brontë para convertirla en protagonista de El mar de los Sargazos y hasta la Sra. Cecilia y su versión libre del Ecce Homo. Lamborghini (Leónidas), Borges –sobre todo-, Henry James, Chinua Achebe, Mario Bellatín y Derek Walkott, también sobrevolaron la charla.
“Cuando a uno le enseñan a redactar, la lección del Maestro Siruela es 'dígalo con sus propias palabras'. Y yo nunca supe cuáles eran mis propias palabras. El solo hecho de tener una idea e intentar escribirla va despertando asociaciones anteriores, bastaría la oración más simple para encontrar un referente en la literatura”, dijo Chitarroni, convencido de que “escribimos para nosotros con nuestro muertos acarreados y nuestros fantasmas” y de que la intertextualidad no es sólo signo de posmodernidad (“A mí siempre me pareció que en el nacimiento de la literatura está la intertextualidad”).
Para Bisama, autor de Las estrellas muertas y Cien libros chilenos, la cita siempre es un acto de amor: “Una manera de volver a lo que nos ha gustado, un acto inter-social con todo el imaginario con el que nos han criado”. Y en ese proceso “hay una lectura de una tradición, de un patrimonio y una manera de conservarlos”.
“Me gusta eso que plantea Luis de cómo resuena en la palabras esa memoria, el eco de los espectros arrastrándose y a la vez sedimentándose”, dijo Ronsino, cuya novela Glaxo encontró su punto de partida en una situación y un personaje secundario de Operación Masacre. Ronsino trajo a la mesa la idea de que en la pintura el homenaje pareciera estar más legitimado que en la literatura (“el sentido de propiedad es más fuerte en la palabra escrita que en la imagen”), que Chitarroni completo diciendo que “en la pintura es ejercicio copiar mientras que en la literatura parece ser mala praxis”.
Hubo tiempo para hablar de los grandes reescritores argentinos. Borges (Funes el memorioso-Cómo encontré al súper hombre) y Fogwill (Memoria de paso-Orlando, Help a él-El aleph), pero también Leónidas Lamborghini. “Casi siempre necesita un pretexto anterior para armar sus propias escrituras con una originalidad fuera de serie: desde Estanislao del Campo y los gauchescos hasta La razón de mi vida”, contó el editor de La Bestia Equilátera.
Las biografías, las dificultades de traducción, la concepción borgiana de que la historia plagia a la literatura, los covers y algunas anécdotas personales también fueron parte del set. Como la de Bisama traduciendo canciones de The Smiths y atribuyéndoselas a Gabriela Mistral en un blog o Ronsino inventándose en un diario de su pueblo la semblanza de Eloísa Simond, una poeta chivilcoyana que nunca existió, bajo el influjo de sus lecturas juveniles de Borges. “Fue un deseo de contestar a esas lecturas que uno empieza a procesar a los 20”. La anécdota cierra con Ronsino encontrándose una Navidad, trece años después de la publicación de la noticia, con el Director del Archivo Histórico de Chivilcoy que le cuenta que ese mismo día le hicieron un homenaje a la poeta inventada en la radio local. “Quedé aturdido, tuve conciencia real del peso de las palabras”.