La biblioteca personal de Coetzee
Domingo 17 de noviembre de 2013
Por Patricio Zunini. Foto: Santi Ochoteco.
—Los libros que elegí para la biblioteca personal —dice John Coetzee vía correo electrónico— son los libros que ampliaron mis horizontes y me mostraron lo que es posible lograr como escritor. Pero no sólo se debe a una atención meramente personal: son grandes libros en sí mismos, capaces de transformar el mundo interior del lector.
John Coetzee es uno de los escritores más importantes de la actualidad. Sudafricano, aunque hace años reside en Adelaida (Australia), es autor de una extensa obra reconocida y multipremiada. Entre sus libros se puede mencionar la trilogía autobiográfica compuesta por Infancia, Juventud y Verano, las novelas Tierra de poniente, Esperando a los bárbaros, La edad de hierro, o el libro de relatos Elizabeth Costello. Ha ganado dos veces el Premio Man Booker: en 1983 con Vida y época de Michael K, en 1999 con Desgracia. En 2003 recibió el Premio Nobel.
Visitó la Argentina por primera vez en 2011, cuando fue invitado a la tercera edición del Filba Internacional. Ha regresado este año para inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires y se rumorea que volverá a participar en 2014. A lo largo de estos años, Coetzee ha estrechado vínculos con diferentes personalidades destacadas del ambiente literario local, entre ellas, Soledad Costantini: fue la directora de la editorial El hilo de Ariadna quien le propuso sumarse a la larga tradición de grandes autores que editan una biblioteca personal.
La biblioteca consta de doce títulos, siendo los primeros cuatro en publicarse Madame Bovary, de Gustave Flaubert, Tres mujeres/Uniones, de Robert Musil, La marquesa de O./Michael Kohlhass, de Heinrich von Kleist, y La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne:
—No hay ningún tema subyacente de la colección —señala Coetzee— por lo menos, no que yo sepa. El orden de publicación ha sido dictado por circunstancias que me exceden como compilador e incluso están fuera del control de la editorial: circunstancias como la disponibilidad de traducciones españolas de primera calidad, la disponibilidad de derechos editoriales, etc. En realidad, el orden de aparición no es importante. En el plan general, el primer libro es Roxana (1724) de Daniel Defoe, que puede presumir haber inventado la novela realista, y el más reciente es Las esferas del mandala, de Patrick White, que data de 1974.
A través de sus novelas, Coetzee ha rendido homenaje a muchísimos autores. La novela Foe es un ofrenda al autor de Robinson Crusoe, al igual que El maestro de Petesburgo lo es a Fiodor Dostoievski. En Diario de un mal año, le dedica una larga disquisición al Funes de Borges. Se declara admirador de Ford Madox Ford y su novela El buen soldado en Juventud, y en La infancia de Jesús, su libro más reciente, hay un chico que aprende a leer con el Quijote. Coetzee, además, ha declarado públicamente su admiración por Beckett, Gabriel García Márquez, Pirandello.
—Hay algunos autores que no he podido incluir porque no se pudieron conseguir los derechos en español. William Faulkner, por lo tanto, que significa mucho para mí, no estará presente. Me hubiera gustado incluir Don Quijote, libro que venero, pero creo que no tenía ningún sentido presentar la obra más conocida del idioma español a los lectores de habla castellana. Otros leviatanes de los océanos de la ficción que he excluido son Guerra y Paz y Los hermanos Karamazov.
—¿Entre las obras seleccionadas hay poesía?
—El duodécimo volumen de la biblioteca será una antología de la obra de aproximadamente cincuenta poetas. A menudo se asume que los escritores de ficción en prosa sólo leen prosa, pero por supuesto que no es cierto.