Nueve preguntas a Natalia Moret
Cuestionario fijo
Martes 16 de agosto de 2022
La autora de El año en que debía morir (Penguin) entrega sus nueve respuestas.
1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
Un prendedor de vidrio de mi abuela paterna. Mide unos siete centímetros de largo y tiene forma de alfiler. Se lo robaba a la hora de la siesta de un cajón diminuto de su ropero, donde guardaba chucherías y alhajas, y con un ojo cerrado observaba la esfera translúcida a contraluz, como por un telescopio. Por algún motivo, supongo, relacionado con la geometría de los cuerpos y la refracción de la luz, en lugar de iluminarse por el sol el interior de la esfera se oscurecía, dando como resultado una tela negra con bordes difusos y puntos luminosos dispersos que se movían a medida que yo giraba el alfiler, como estrellas distantes en un caleidoscopio. Yo estaba segura de que eso que se veía en el prendedor de mi abuela (lo mismo le digo hoy a mis hijas, cuando se los presto) era otro universo.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
Este efecto es para mí el más poderoso: ver que quedan pocas páginas y empezar a sufrir porque no quiero que se termine. No quiero despedirme de la historia, de los personajes, del viaje en el que me embarqué con ellos. Hay muchos libros que me hicieron sentir así. Son los libros que me dan siempre ganas de seguir leyendo y de seguir escribiendo. No sé la verdad cuál nombrar. Elegir uno parece una injusticia con los otros. Pero bueno. Nombro el primero que me viene a la mente: El año del pensamiento mágico, de Joan Didion.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
Pienso en la formulación de la pregunta, que me resulta curiosa: “Lo mejor y lo peor que te dio la literatura”. Me resulta curiosa pero me gusta, porque así siento que siempre fue mi intercambio con la literatura: siempre me dio, a veces grandes alegrías, a veces otras más humildes. Me dio historias, amigos, anécdotas, algunas experiencias mejores que otras. Pero nunca fui a pérdida. ¿Lo peor? No sé. Porque incluso varios libros malos fueron fuentes de aprendizaje y de diversión apenas maliciosa. Tal vez lo peor que me dio fueron los ingresos económicos. Sí. Sin dudas. Definitivamente eso.
4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
No regalé ningún libro muchas veces. No tengo un libro fetiche. Cuando regalo libros generalmente regalo alguno que leí hace poco y me gustó, porque me gusta compartir lo bueno.
5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
Depende qué día nos crucemos.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
Negro, en los ojos recién abiertos de mis hijas, el día que las conocí.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Con Borges, porque fue él quien me dejó el mejor consejo literario. Conté la anécdota mil veces, pero aquí va otra vez. En una época que mi papá manejaba un taxi una noche lo llevó a Borges. En el viaje, Borges le sacó conversación, y entre otras cosas mi papá le contó que era de Avellaneda.
-Ah -suspiró el autor, nostálgico-, Barracas al sud…
Mi papá le dijo que no sabía que llamaran así a su barrio.
-¿Cómo? ¿No conocés el tango?
-No -dijo mi padre.
Entonces Borges le hizo cambiar el recorrido, para llevarlo a recorrer la zona de las barracas en Avellaneda, y le dijo:
-Apagá la radio y escuchá, pebete.
Y se puso a cantar. Increíble. Le cantó “Silbando” en el asiento trasero del Peugeot 404, mientras mi papá manejaba alucinado al volante. Cuando terminó el tango, mi papá, ya en confianza, le contó que tenía una hija que quería ser escritora. ¿Qué consejo puede darle, maestro?, le preguntó. Yo tendría unos 10 años, o un poco menos. Entonces Borges le habló a mi padre, y me dijo:
-Dele un libro, que ella lea, y si no le gusta no la obligue a terminarlo. Deje que lo abandone y dele otro. Ya llegará el indicado para ella.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
Tuca, de Fabián Casas. Se lo presté a una amiga que me dijo que se había encariñado demasiado, así que se lo regalé.
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Hace un año nos mudamos a una casa ya amueblada, así que pusimos toda nuestra vida anterior en cajas. También la biblioteca. Solo dejé afuera una selección de poesía y cuentos. Como hace tiempo que leo solo en Kindle (ahí lo apoyé para la foto en el centro de la estantería, es el celestito) dejé solo unos pocos libros a los que puedo entrar y salir de forma caótica y fragmentada. Tengo al lado de mi pequeña biblioteca un sillón, bastante cómodo. Todos los días a la tarde saco alguno al azar, abro cualquier página, y leo un poema. Ahora, por ejemplo, este:
Domingo por la noche
Utiliza las cosas que te rodean.
Esta ligera lluvia
Del otro lado de la ventana, por ejemplo.
Este cigarrillo entre mis dedos,
Estos pies en el sofá.
El débil sonido del rock and roll,
La Ferrari roja en mi cabeza.
La mujer rebotando
Borracha por la cocina…
Toma todo eso,
Utilízalo.
Raymond Carver
En Un sendero nuevo a la cascada