1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

Esta pregunta es difícil porque mis papás son anticuarios y casi todo lo que me rodea es antiguo. Recién me cambié de casa y no he comprado casi nada, todos los muebles, cuadros, objetos son cosas que he ido acumulando, como ellos. Pero hace años mis papás empezaron a crear una pequeña colección de arqueología Cañari (habitaban esta zona sur de los Andes antes de los Incas) e hicieron un pequeño museo, como no lo pudieron mantener, tienen casi todo ahora en su casa y nos regalaron a mis hermanas y a mí, a cada una, un hacha cañari. Es un hacha que tiene como 1200 años, es de piedra. Si la tomas en las manos sientes una fuerza rara. Yo la tengo en mi altar, como una protección. 

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

En el corazón del corazón del país, de William H. Gass. Tiene frases que parecen estrujadas, Gass nunca busca la belleza gratuita, sino esa palabra que te golpea al final de una oración y eso siempre he querido hacer al escribir. 

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Lo mejor tengo que decir que ha sido poder ser una insomne sin culpa y lo peor un síndrome del impostor del carajo. 

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?

El que más regalé y recomendé: Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson. Porque es como tomarse una tacita de té con Merricat, que es el personaje más increíble del mundo. Yo creo que todo el que lo lee puede amar la lectura. 

5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Piano bar de Charly García.

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

El azúl añil que preparaba mi abuelo. 

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

Uf, con Mario Levrero, sin dudarlo. 

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

Los detectives salvajes de Bolaño. Me dolió en el alma. 

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?

Mi biblioteca es un caos. Lo importante para mí es ir creando galaxias de libros o autores según lo que yo siento al leerlos. Hay un estante con Carver, Lucía Berlín, Cheever, novela negra, Loorie Moore, Levrero porque al leerlos siento un placer y una euforia que no siento con otros autores. Luego tengo mi baúl de dioses literarios con Shirley Jackson, William H. Gass, Faulkner, César Dávila Andrade, Felisberto Hernández, David Foster Wallace, Clarice Lispector, Sara Gallardo, Raduan Nassar, que necesito tener cerca por lo que están en mi habitación. Y otros baúles y estantes con libros que no releería, por ejemplo, pero que igual quiero mucho.  Y otro estante más pequeño con autoras que admiro, como Mariana Enríquez, Alejandra Pizarnik, Daysi Johnson Bonnie Jo Campbell o Amy Hempel que necesito que estén al alcance de la mano, cuando trabajo. No soy maniática de un orden específico en las bibliotecas, de hecho, cada tanto saco todo y me gusta volver a colocar los libros en un orden/desorden nuevos, como para que hablen entre ellos y cambien de grupo. Me gusta la biblioteca como un ser, algo orgánico que no tiene orden fijo, sino conexiones, vida.