1.-¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

Un anillo con una amatista enorme de mi abuela, doña Clara, a quien no llegué a conocer. Me lo regaló mi padre. Ellos ya no están y no dejar de parecerme raro que ese anillo que casi no uso los sobrevive y me sobrevivirá.  

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

No creo que lo logre nunca, pero: De vidas ajenas de Emmanuel Carrère; Manual para mujeres de limpieza, de Lucía Berlín; Vida y época de Michael K, de Coetzee; Operación Masacre, de Rodolfo Walsh; Voces de Chernobil, de Svetlana Alexievich; los cuentos de Alice Munro. Un resplandor, una conmoción, una incomodidad, haber experimentado otras vidas, vínculos y relaciones de poder sin salir indemne. Creo son algunas de las lecturas que me impactaron porque, a pesar de ser muy distintas, iluminan algo acerca del sentido del tiempo y de modo tan poderoso que deja de importarme si es ficción o no ficción. Lo que se narra es tan singular y al mismo tiempo ilumina algo diverso y universal, que interpela y hace que no puedas soltar. Cynthia Ozick habla de una literatura que interpreta y descifra el mundo. Nada menos. 

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Lo peor: el látigo de estar buscando permanentemente, como un mandato, el tiempo para escribir. Y cuando al fin lo logro, afrontar mis limitaciones. Escribir todos los días cosas impublicables. Lo mejor: habitar otros cuerpos, otros géneros, usurpar emociones y una hermosa fauna de amigxs imaginarixs. Vivir mil vidas sin tener que ir a ningún lado ni hablar con nadie. En la niñez, la literatura me hizo sospechar lo inmenso que podía ser el mundo. De lo mejor de escribir, lo que la maestra Liliana Heker llama “un estado de aventura”. También el modo en que la literatura selló amistades. Y un grupo de Wapp de amigas escritoras y que es tremendo y levanta cualquier mal día. 

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?

Ninguno en especial. Me gusta mucho regalar libros escritos por la gente cercana, que quiero y admiro. A veces regalo el último libro que me deslumbró, que cambia todo el tiempo. 

5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Con Sinéad O’Connor, Madonna y Charly García.  

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

El mar en la orilla de una playa secreta a la que se llega caminando un largo rato, en plena mata atlántica en Brasil. Es un lugar paradisíaco que descubrimos en familia, y donde hemos estado en comunidad con amigxs. También el color de los cerros en los alrededores de Abra Pampa, Jujuy.  

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

Con Hebe Uhart y Silvina Ocampo. 

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

No tengo buena memoria, los libros van y vienen. Y el círculo se compensa con los que no habré devuelto yo. 

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?       

Nunca está ordenada, antes me parecía que debía alcanzar cierto orden pero relajé y asumí que los libros tienen vida propia. En la biblioteca más grande tengo literatura argentina y latinoamericana de un lado, y en otras lenguas de otro. También no ficción latinoamericana, poesía, ensayo. Y en otra libros que uso en cursos como el taller de narrativas en derechos humanos que coordino en Periodismo de la UNLP. Hay estantes para feminismos y tarot. Tengo otra biblioteca con literatura setentista. Mi pareja es fotógrafo, así que tenemos también la parte de fotografía. Están los libros de mi hijo y los de literatura infantil que vamos repartiendo entre sobrinxs. Y casi siempre hay pilas de libros en una silla o en el piso. Y cuando se trata de libros de autorxs amigxs, soy cuidadosa con los que pongo a su lado.