Nueve preguntas a Elsa Drucaroff
Cuestionario fijo
Martes 03 de marzo de 2020
Acaba de publicar su libro de relatos Checkpoint en Páginas de espuma: la escritora, profesora y crítica argentina nacida en Buenos Aires en 1957 se anima a nuestras preguntas de siempre.
1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
El samovar que trajo la familia de mi Babe desde la pequeña aldea de la Ucrania zarista, donde vivían. Está en el living de mi casa.
Cada libro produce efectos únicos. Si la pregunta es qué libros me partieron la cabeza y el alma, van algunos, o personajes, o escenas: de niña, tantas novelas de aventuras de Emilio Salgari, Papaíto piernas largas, de Jean Webster, la rebelde Jo de Louise May Alcott; de adolescente y veinteañera fueron la trilogía de Los caminos de la libertad, de Jean Paul Sartre, tantos cuentos de Julio Cortázar, La vida breve de Onetti, algunos poemas de Antonio Machado, Poemas humanos, de César Vallejo, que me acompaña cada día; más adulta, novelas como Al faro o Mrs. Dalloway de Virginia Woolf, Las Islas, de Carlos Gamerro, ese cuento de Hebe Uhart que se llama simplemente "Querida mamá", La larga marcha, de Stephen King. Y podría seguir, claro. Hace mucho que vivo y que leo.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
Lo mejor: la posibilidad de abrir una puerta a la implacable contundencia de lo que es, para poder imaginar y avanzar en lo que podría ser. Lo peor: estar a veces demasiado afuera de la implacable contundencia de lo que es.
Varios de los que están en la lista de la pregunta dos. Y por eso, porque cuando una ha sido marcada así por una obra quiere poderosamente ofrecérsela a quienes ama.
Como muchos, es difícil elegir. Soy una persona musical desde pequeña. Depende tanto de la situación, de la época. Si tengo que elegir en este instante, nada más, me quedo con cierta bossa nova de Joao Gilberto, con ciertas canciones de Leonard Cohen. Pero tuve momentos de Cassandra Wilson o de Mercedes Sosa o de Dolores Solá y la Chicana. Y momentos de Bach o del adagio de Bruch para cello. Y de María Elena Walsh. Y no sigo porque hace un rato que estoy viva y la música empezó a sonar muy temprano.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
Estuve adentro de un arcoiris. Exactamente. Igual allá adentro lo único que pasaba era lluvia y nube pero lo vi antes, me vi entrar. Y no había probado nada, en serio. Simplemente íbamos en tren por la costa oeste de Estados Unidos, un tren que unía San Francisco con Los Ángeles, y adelante estaba el arco iris que caía desde la montaña al mar, la vía entraba en él y entendimos que íbamos a llegar exactamente ahí. Brillaba en el sol con sus siete colores nítidos. Avanzamos, lo tuvimos al lado. Y después, lluvia.
Con Virginia Woolf. Y si viera una gota de emoción en sus ojos, después de que yo leyera algo mío... creo que ya no desearía nada más en este mundo.
Innumerables. Hubo uno hace poco, otro de los libros de mi vida, aunque no lo puse en la lista de la pregunta 2: "El corazón es un cazador solitario", de Carson MacCullers. No me lo devolvieron porque al final no lo quise de regreso. No sé si se consigue pero confío en que será leído y amado.
Mi biblioteca es descomunalmente grande, la comparto con mi marido y la tenemos orden alfabético porque si no, es inmanejable. Les mando dos fotos de cuando estábamos construyendo el espacio de la biblioteca y nuestros estudios y les mando una de mí misma subida a la escalera, me la hizo la grossa Catalina Bartolomé.