Nueve preguntas a Diego Alfaro Palma
Cuestionario fijo
Martes 20 de octubre de 2020
El poeta chileno, autor de libros como Tordo y Litoral Central, comparte hoy sus respuestas.
1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
Dos fichas de la oficina salitrera Anita, de Antofagasta. Estas fichas eran utilizadas como medio de pago a los mineros y las podían intercambiar en los almacenes por bienes de consumo. Obviamente esos almacenes eran manejados por los dueños de las mismas salitreras, por lo que esto resultaba ser una extensión de la esclavitud en pleno siglo XIX. Estas dos fichas llegaron a mí a través de mi amigo Patricio: un tío de su abuela, las guardó en sus bolsillo el día que logró escapar de la Matanza de Santa María de Iquique, la huelga más grande de la historia de Chile y con el final más trágico. Según sabemos, el Tío Ñico -como le decían- aguantó la respiración entre los miles de cadáveres que quedaron en la calle, hasta que llegada la noche escapó de polizón en un tren hasta La Serena.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
El shock eléctrico que me dejó la primera vez que leí La prosa del transiberiano de Blaise Cedrars. Un profesor de la facultad me lo recomendó; fui a la biblioteca, lo pedí y salí caminando hasta donde vivía. No lo solté. Me caminé como 30 cuadras con el libro en la mano, estuve a punto de morir atropellado y me pasé como un kilómetro de mi destino. No podía dejarlo. Fui fulminado por ese verso largo y feroz.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
Lo mejor son los amigos que uno hace. Hay gente maravillosa que he conocido gracias a este oficio, con los cuales me escribo a menudo o nos mandamos mensajes, nos saludamos para los cumpleaños y son parte de mi familia y sé que yo de las suyas.
Lo peor es lejos haber perdido la vía, cuando uno no da pie con la realidad y posterga cosas importantes por la escritura o por promocionar un libro, o lo que sea que tenga que ver con eso. Esa es la voz con la que uno tiene que luchar, para poder seguir con los que uno quiere y que son muchísimo más importantes que un par de hojas con tinta.
4.¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
Poesía de Violeta Parra, en la edición de la Universidad de Valparaíso. Una joya por donde se la mire. Me encanta ese formato de tapa dura, con relieve y con el lomo cocido al descubierto. Además, el que venga con su trabajo gráfico dentro y la obra completa, incluso inédita, lo hace una verdadera delicia. Imposible quedar mal.
5.¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
Un día soy Journey to Satchidananda de Alice Coltrane; al otro soy el Concierto para 4 violines en si menor de Vivaldi; los miércoles un poco Blood on the tracks de Bob Dylan; los jueves y los sábados el Unplugged de Charly García; los viernes sí o sí soy un IV de Led Zeppelin.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
El color de los sargazos al brillar en la noche, cuando cruzábamos el Atlántico, arriba de la motonave Aconcagua, en un viaje con mi familia. Era una especie de amarillo verdoso y el mar se iluminó completo en fosforescencia. Mi papá era primer piloto en ese barco mercante, yo tenía diez años de edad y me sentía todo un marinero: ese color aún flota en mi memoria.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Tomé un solo taller literario en mi vida, pero si tuviera que seguir uno me dividiría entre Hildegarda von Bingen o con Virgilio. Los dos me parecen unos radicales zarpadísimos. Hildegarda por su relación con los colores, el sonido y esa conciencia de una naturaleza que está en constante comunicación. Con Virgilio por su nivel de detalle, esa capacidad de torcer las historias, darles movilidad y de hacer una escritura telúrica; no hay duda: Virgilio inventó el cine cuando ni siquiera existía la cámara.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
Son tantos, que perdí la cuenta. Pero uno que me dolió fue El halcón en el páramo de Ted Hughes. Se lo presté a un poeta antillano que posiblemente haya vuelto a su isla.
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Ordeno por género y por tradición. Por ejemplo, me gusta tener los libros de antropología cerca de los diccionarios de dialectos de pueblos originarios y de los de mitología. Los de poesía inglesa cerca de los ensayos de crítica literaria y las biografías. Hay una sola excepción en mi biblioteca: los libros de los amigos; siempre han tenido un espacio sumamente reverencial: los ordeno por colores, sin importar el autor: los azules a un lado, los naranja al otro y así. Me encanta tener a mis amigos juntos, aunque no se conozcan entre ellos.
La foto que les envío es de mi biblioteca en Buenos Aires, de hace un año atrás. Con toda esta vuelta a Chile, todavía no he rearmado como querido todos mis libros.