1. ¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?

El objeto más antiguo que conservo debe ser una lata de pastillas para la tos. La rescaté de la casa de mis abuelos cuando fallecieron. Es pequeña y está abollada, es difícil de abrir por las deformaciones que le generaron los golpes, el tiempo (tal vez el tiempo no sea más que un par de golpes). En la tapa dice: Pasta Balsámica del Doctor Nelson. Venta libre. Calman la tos (la palabra tos se encuentra completamente rallada, ¿adrede?, con bronca, apenas se adivina lo que dicen las letras, más bien se saca por contexto). Facilitan la expectoración, aprobadas por el ministerio de salud. Precio unificado en todo el país. 5 con 90. Es de un verde viejo, y en sus rayones, delata un fondo plateado, y detrás de él un fondo un marrón oxidado, casi negro. Yo creo que debe ser el objeto más viejo que tengo. También uno de los más preciados. 

2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?  

Me pasó algo muy fuerte cuando leí Alrededor de la jaula de Haroldo Conti. Creo que pude sentir la soledad del protagonista, el desamparo de su infancia, y el amor que puede resultar de lo terrible, de la desgracia. Esa misma soledad que sentí mientras leía la novela, a su vez me hizo sentir menos sola. Eso me fascino. También me pareció increíble cómo la experiencia de lectura me hizo parte de un mundo tan ajeno al mío. 

3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?

Lo mejor que me dió la literatura debe ser la capacidad de conjurar lo terrible, de transformar el dolor en otra cosa. Lo peor debe ser esa sensación de que a veces se me escapan las palabras, que las pierdo quizás para no volver a encontrarlas, aunque eso también es parte de lo que la vuelve tan fascinante. La pérdida es lo que vuelve a la palabra tan preciada, porque las letras gotean, están pinchadas, no suelen tolerar parches y aunque encontremos palabras que digan lo que queremos, nunca logramos que digan lo que queremos. 

4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?

El libro que más regalé es Aprendizaje o libro de los placeres de Clarice Lispector. Hasta el punto en que me quedé sin mi propio ejemplar. Me parece una obra impresionante, llena de vida, amor hecho escritura.

5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?

Creo que el disco que se convirtió en el trasfondo de mis pensamientos, quizás por las ya miles de veces que debo haberlo escuchado, es Serú GIrán 92 de Serú Girán. Todos los días pienso: quiero despertar en un mundo agradable. Aunque siempre lo encuentro durmiendo.

6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?

El color más hermoso que vi en mi vida fue el del río. Quizás porque sentía que debía darme asco. Hay algo en la forma en que la tierra se mezcla con el agua cerca de algún muelle recién barnizado, percudido por pisadas frescas y huellas de perros que pasan, se sientan, beben, ladran, nadan, vigilan, esperan.  La forma en que juega con el sol, volviéndola clara, pero no transparente, agua marrón refleja su luz hasta volverse casi blanca, una tabula rasa. Sólo es un juego, debajo de esa blancura hay otra cosa. Un río olvidado, desperdiciado, sucio y lleno de tierra, Un río que palpita, que brilla, en el que flotan plantas que sólo en él quieren existir, y que se derrama desde la tierra, y da de comer a las raíces de árboles altos, cuyos nombres ignoro, olvido.

7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?

Me gustaría hacer un taller literario con Sarmiento. Creo que sería tan fascinante como exasperante, incómodo, de ahí podrían nacer buenas ficciones. La escritura necesita del desacuerdo, de la diferencia, del conflicto.

8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.

El mismo que regalé tanto: Aprendizaje o libro de los placeres. Lo más doloroso es que no volvió porque no fue leído todavía, y lo presté hace años! Pero no suelo aferrarme a los libros. Tengo más de los que podría leer en una vida (entre los míos y los de mi madre, de los cuales me apropié un poco) y aprendí a regalarlos y ya no prestarlos. Me pone contenta pensar que alguien más va a disfrutarlo. Prefiero eso antes de que junte polvo en algunos de los espacios que llamo bibliotecas. 

9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?

Es una de mis bibliotecas más preciadas, aunque más bien es la parte alta de un placard. También tengo un estante al lado de mi cama en el que tengo mis preferidos del momento, o lo que estoy leyendo. También andan dispersos por la casa, en las mesas, carteras, bolsos.