10 libros imprescindibles sobre la justicia
Fuente | Big Sur
Por Roberto Gargarella
Lunes 19 de diciembre de 2016
El abogado, sociólogo y escritor argentino, autor de libros como Castigar al prójimo y Carta abierta sobre la intolerancia -uno de los juristas más respetados y consultados en América Latina-, comparte su biblioteca alrededor del derecho, la ley, el castigo y la justicia.
Por Roberto Gargarella.
1
La Teoría de la Justicia de John Rawls es un poco el origen de todo. Fue este libro, que Rawls maduró durante décadas, el que cambió la escena de la filosofía política contemporánea, en particular aquella enfocada en los asuntos de justicia. Entendemos a la justicia, desde entonces, y conforme al elegante decir de Rawls, como “la primera virtud de las instituciones sociales”. La justicia, para él, es la primera virtud de las instituciones, del mismo modo en que “la verdad lo es de los sistemas de pensamiento.”
2
Ronald Dworkin fue el jurista que mejor expresó y desarrolló, dentro del ámbito del derecho, las preocupaciones que Rawls había comenzado a instalar dentro de la filosofía política. De los muchos textos importantes publicados por Dworkin mencionaría mi favorito, Una cuestión de principios, recientemente traducido al castellano. Allí se abordan, de modo magistral, temas como los relacionados con las acciones afirmativas, la pornografía o la desobediencia civil -temas relegados o marginados por el derecho, durante décadas.
3
Catharine Mackinnon, en obras como Feminismo Inmodificado, desafió y puso en crisis muchos de los supuestos propios de visiones de la justicia como las mencionadas antes (de hecho, los debates entre Dworkin y Mackinnon sobre la pornografía son de antología). Mackinnon, de formación marxista y convicciones feministas, escribe con una potencia inigualable: leerla equivale a salir al ruedo en un ring de boxeo.
4
La obra del jurista argentino Carlos Nino marca un antes y un después en la reflexión latinoamericana en torno al derecho y la justicia. La profundidad de sus análisis, su sofisticación teórica y su compromiso político permanecen inigualados en la región (recordemos, por caso, el papel protagónico de Nino en la justificación de la derogación de la ley de auto-amnistía militar, en 1983; o su trabajo decisivo en la histórica política de juzgamiento a las juntas militares, en los inicios de los 80 también). Juicio al mal absoluto –un texto en parte autobiográfico- nos cuenta algo de su trayectoria y contribuciones en materia de justicia transicional. Etica y Derechos Humanos destaca como uno de los libros fundamentales en su legado.
5
Gerald Cohen, filósofo canadiense, marxista, profesor en Oxford hasta su reciente fallecimiento, nos dejó también una vasta y agudísima obra en torno a los debates sobre la justicia, siempre desde una perspectiva socialista. Su brevísimo y exquisito libro ¿Por qué no el socialismo? ofrece un hermoso ejemplo del valor, la gracia y la fuerza de su obra.
6
Reva Siegel y Robert Post han realizado grandes contribuciones al derecho contemporáneo, revisando y subrayando el modo en que el derecho actual es en parte producto de (a la vez que en parte alimenta a) la movilización de grupos. ¿Cuánto de las decisiones judiciales contrarias a la discriminación racial se debe a las movilizaciones callejeras encabezadas por Martin Luther King? ¿Cuánto de los cambios operados por el derecho en materia de género se deben a los conflictos y desafíos interpuestos, durante años, por activistas feministas, o por el movimiento de mujeres en general? Un libro como Constitucionalismo democrático nos ayuda a pensar en todo ello.
7
Genaro Carrió –primer presidente de la Corte Suprema en nuestra renaciente democracia- fue no sólo un abogado prestigioso, sino también un académico brillante, que bien pudo continuar su vida académica en Oxford. Carrió prefirió volver a la Argentina, comprometido como siempre estuvo con el desarrollo de nuestras instituciones. Él nos dejó, entre muchos grandes recuerdos, una serie de libros que destacan por una claridad absoluta, una tremenda agudeza analítica, y una prosa borgeana e irónica. Notas sobre derecho y lenguaje es una buena muestra de lo que digo.
8
El ahora popularísimo profesor Michael Sandel (capaz de reunir multitudes de miles de personas para escuchar sus clases) fue en su momento uno de los primeros grandes críticos del liberalismo político. Hoy se lo considera uno de los fundadores del llamado movimiento “comunitarista”, pero la descripción también sería cierta si se hablase de él como uno de los responsables del renacimiento del “republicanismo político,” o como un “socialista” preocupado fundamentalmente por el modo en que nuestras instituciones y prácticas socavan nuestro compromiso cívico, y así también las posibilidades de nuestro autogobierno colectivo. Un excelente libro de su autoría, aunque poco recordado hoy, es Democracy´s discontent, una reflexión sobre el modo en que el republicanismo cívico fue perdiendo fuerza e influencia en el derecho contemporáneo.
9
A la hora de pensar críticamente en torno a la pena (en particular, cuando la es pena aplicada en contextos de injusta desigualdad), recomiendo los trabajos de Antony Duff, como los que aparecen compilados en su libro Sobre el castigo. Sin embargo, aprovechando el reciente premio que recibiera, concluiré mencionando al actual Nobel de Literatura Bob Dylan, y su tema I shall be released. Como escribí en el prólogo de un libro que publicara hace unos años, dicho tema me resultó más inspirador que los muchos litros de literatura penal que consumí en estos últimos años.
10
Para no quedarme solamente con autores contemporáneos, voy cerrando esta lista con dos textos que me han resultado siempre muy inspiradores, en todo lo atinente al problema de la justicia (y sobre todo al de la injusticia): Los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, de Karl Marx, que combinan la radicalidad del análisis y una prosa conmovedora, y La situación de la clase obrera en Inglaterra, de Friedrich Engels, un maravilloso y algo olvidado ejemplo acerca de cómo hacer sociología de las instituciones.