Nueve preguntas a Soledad Urquia
Cuestionario fijo
Martes 12 de octubre de 2021
Editora en Chai y autora de Mamá india y La luz y la montaña (Tenemos las máquinas), hoy responde nuestro cuestionario clásico.
Foto de Ruth Guzmán.
1.¿Cuál es el objeto más antiguo que conservás?
No suelo conservar objetos por mucho tiempo. En cambio, mi hija tiende a acumular cosas y a guardar recuerdos. Hace poco recuperó de la casa de mi mamá una tortuga de peluche que a mí me gustaba mucho cuando yo era chiquita. Le faltaba un ojo así que le cosió un botón enorme en su lugar.
2. ¿Qué libro de otro autor produjo en vos el efecto que te gustaría producir en quienes te leen?
Me gustaría poder contar bien algo simple (como decía la cineasta Barbara Loden “es fácil ser de vanguardia, lo que es verdaderamente difícil es contar bien una historia sencilla”). Siento que Natalia Ginzburg, por ejemplo, lo hace muy bien. Últimamente me interesa la literatura de lo pequeño, lo cotidiano. También me gusta mucho cuando la persona que escribe pone en juego algo que lo interpela íntimamente, como hace Carrère en De vidas ajenas y en casi toda su obra. Es interesante lo que dice este autor en Yoga: “tengo una convicción, una sola, relativa a la literatura, bueno, al género que yo practico: es el lugar donde no se miente”. Me parece una apreciación muy acertada, a veces siento que la literatura habilita la aparición de algo verdadero en un mundo donde las apariencias y lo superficial tiene cada vez más peso. Es como si leer y escribir fuera un lugar de resistencia frente a tanto ruido y estímulo visual que se impone.
3. ¿Lo mejor y lo peor que te dio la literatura?
La literatura me dio amigos y amigas, un trabajo que me gusta, la posibilidad de entender un poco mejor a las otras personas y a mí misma. Muchas veces me brindó
consuelo y refugio. Me dio infinidad de temas de conversación y excusas para vincularme con otros. La literatura es muy funcional a mi temperamento introvertido porque, por un lado, me habilita un cierto repliegue y por el otro me permite expresar cosas que de otra forma nunca expresaría. Por ahora nunca me dio nada malo, excepto quizás poner de manifiesto una carencia: me parece que las personas con mejores habilidades sociales que las mías no necesitan recurrir tanto a los libros.
4. ¿Cuál es el libro que más regalaste y por qué?
Regalé bastante Biografía del silencio de Pablo d’Ors porque me parece un libro honesto y sabio. El autor hace algo que a mi entender es muy difícil: escribir sobre la experiencia del silencio. ¿Cómo se pone a palabras a algo que por definición no las tiene?
5. ¿Como qué disco suena la música funcional de tu cabeza?
La mayor parte del tiempo suenan canciones infantiles en mi cabeza, las que le canto a mi bebé o las que escucha mi hija. El disco del momento es Magia todo el día de Luis Pescetti.
6. ¿Cuál fue el color más hermoso que viste en tu vida y dónde aparecía?
Los campos de arroz verde fosforescente de la India.
7. ¿Con qué escritor o escritora que ya no pisa el mundo de los vivos quisieras tomar un taller literario?
Con Katherine Mansfield. Me gusta mucho cómo la describe Virginia Woolf: “una inteligencia tremendamente sensible”. Hay algo de su escritura que me conmueve profundamente, quizás tenga que ver con el impulso vital de esta autora que se sostenía pese a tanto sufrimiento. También me gustaría preguntarle cómo fueron los meses que pasó con Gurdjieff.
8. Un libro que hayas prestado y no te devolvieron.
Chesil Beach de Ian McEwan. Lo presté sabiendo que no iba a volver y que, además, muy probablemente no lo iban a leer.
9. ¿Cómo ordenás tu biblioteca? ¿Nos mandás una foto?
Hay una intención de ordenar mis libros por editorial. De todas formas, el orden tiende a durar poco y muchos libros terminan armando pilas en los distintos escritorios, mesas y zócalos de la casa.