Un prodigio provisorio: Fabio Morábito y Berlín
Por Leonardo Sabbatella
Lunes 27 de noviembre de 2017
También Berlín se olvida (Gog y Magog) de Fabio Morábito, es una serie de textos híbridos en los que se puede encontrar tanto los rastros genéticos del diario de viaje como los del ensayo breve y la crónica urbana.
Por Leonardo Sabbatella.
Una ciudad puede bloquear una práctica cotidiana casi como si curara una enfermedad (o, por el contrario, como si produjera una anomalía). Fabio Morábito no pudo leer durante toda su estadía en Berlín. Quizás porque durante el tiempo que duró el viaje no hizo otra cosa que leer la ciudad. Berlín fue el único texto, el gran mapa de signos, que se dedicó a leer y traducir a una escala de outsider. También Berlín se olvida es una serie de textos híbridos en los que se puede encontrar tanto los rastros genéticos del diario de viaje como los del ensayo breve y la crónica urbana.
La estadía en Berlín le otorgó a Morábito un prodigio provisorio, el dominio de la lengua alemana que se desintegró ni bien abandonó la ciudad. En "Mi lucha con el alemán" (uno de los textos más interesantes del libro junto a “La ciudad rusa” y “El piso flotante”) cuenta que el alemán se transformó en una adicción, en una obsesión casi autodidacta. Fue contra las recomendaciones sobre cómo aprender el idioma y anotó largas listas de palabras que estudiaba como rezándolas. El alemán se había convertido en una religión parcial. Morábito “tomaba una palabra cuyo significado ignoraba” y se concentraba en ella tratando de adivinar su significado. El aprendizaje de un idioma, confiesa, reclama de un elemento irracional, de la ilusión de que a través de esa lengua se “penetrará en una nueva región del ser”.
La Berlín de Morábito es fluvial y gris, una ciudad invertebrada. Tanto los cielos encapotados como las referencias al agua son una constante en el libro, temas recurrentes que vuelven una y otra vez. Y el tercer elemento que completa la triada berlinesa de Morábito es el S-Bahn, el tren elevado que recorre la zona urbana a la altura del segundo piso de un edificio. Medio de transporte predilecto del autor que descubrió a bordo del S-Bahn un nuevo punto de vista y un circuito que anuda la experiencia alemana.
Los textos de También Berlín se olvida son autónomos, cartas citadinas que pueden leerse por separado y que no reclaman una continuidad. En cada caso el autor empieza de cero, como si fuera casi la primera vez que va a hablar de Berlín. El libro no genera un efecto de acumulación de experiencia sino, y esta es su virtud, la sensación de diáspora.