Tres poemas para despedir a Alberto Laiseca
El escritor falleció a los 75 años
Lunes 26 de diciembre de 2016
El padre del realismo delirante dejó este mundo el pasado jueves. Aquí, extractos de sus Poemas chinos, un audio de su Tango pornográfico y las recomendaciones de lectura que sus discípulos daban en ocasión de presentarse su último título publicado, una versión de La madre y la muerte.
Por Valeria Tentoni.
La semana pasada, con 75 años, dejó este mundo Alberto Laiseca, padre del realismo delirante, autor de una obra total compuesta por una veintena de elementos entre los que se cuentan El jardín de las máquinas parlantes, En sueños he llorado, La hija de Kheops o El gusano máximo de la vida misma. Editorial Simurg había publicado un par de años atrás los cuentos completos de este maestro de incontables escritores y escritoras argentinos, dueño de líneas como "lo que no es excesivo no vive".
Entre sus últimos libros se cuenta su versión de La madre y la muerte, ilustrada, por Fondo de Cultura: la presentación fue en julio, en Buenos Aires, y allí estuvo acompañando el lanzamiento. Poco antes había salido por Mansalva La puerta del viento, finalmente, la novela acerca de Vietnam que lo rondó toda la vida. En ese mismo sello se reeditó su primera novela, Su turno para morir, publicada originalmente por Corregidor en 1976. Mansalva repuso el título que Laiseca había querido entonces: simplemente, Su turno.
Selva Almada, Juan Guinot, Leo Oyola y Sebastián Pandolfelli, cuatro de sus discípulos más queridos, compartieron por esos días en el blog anécdotas de su mítico taller literario, y dejaron una lista de sus libros recomendada. La reproducimos al final de esta nota, para que quien todavía no haya ingresado al universo Lai pueda hacerlo guiado por quienes le tuvieron amor y recibieron de él amor. "El amor de los lectores me apuntala", repetía en entrevistas. Para Laiseca, el amor era una cuestión capital. "El que se acoraza con amor es invencible en el ataque e invulnerable en la defensa", recitaba de memoria del Tao Te King, "el libro más difícil que pueda leerse, aunque parezca simple", decía.
Antes de esa lista dejamos tres poemas suyos, provenientes de Poemas chinos (Gárgola) y, al final, un audio con uno de sus recitados intempestivos: es el Tango pornográfico, que aparece en Los Sorias.
Árbol ciruelo
Digo "te amo" y tú sonríes,
pero al minuto siguiente
tu rostro afila el borde de una larga sombra.
¿Deberé decir "me fastidias"?
quizá así, luego de tu pena,
tengamos por delante un día luminoso.
¿Deberé talar el único árbol ciruelo de mi jardín,
para ganar benevolencia ante la arrogancia del bosque?
Teh Ping. Reino de Ch'en
La Gran Muralla
No es su costumbre,
pero la garza amarilla desplegó sus alas e inició anoche un vuelo nocturno.
No es frecuente en China;
pero a veces ocurre que alguien desarma la Gran Muralla
para que el corazón quede expuesto
y pueda volver a amar.
Yuan Ho. Dinastía Han
Un viejo maestro
Al final de las riberas del Ho,
como un genio fabuloso,
vivía un Viejo Maestro.
Diez milenios duró su existencia,
para dibujar cada ideograma demoraba cien años
y el largo poema aún no ha terminado.
Fan Meng Li. Dinastía Sui
Laiseca recomendado por sus discípulos
Selva Almada
Lo primero que leyó: "Creo que fue Gracias, Chanchúbelo. Me gustó mucho, me gustan muchos sus cuentos".
Sus favoritos: "Uno de los libros que más me gusta es En sueño he llorado. Y Poemas chinos, claro, es de una sensibilidad y delicadeza increíbles".
Leo Oyola
Lo primero que leyó: "El primer libro que leí suyo fue Beber en rojo. Me encantó su anarquía y su desparpajo. Y el dossier de monstruos".
Sus favoritos: "Mis favoritos suyos son tres: El jardín de las máquinas parlantes, La hija de Kheops y La mujer en la muralla. Tengo tatuado un ideograma chino por ese capítulo 10 homónimo a la novela en su titulación. Creo en el paso y en el corazón de esa mujer".
Juan Guinot
Lo primero que leyó: "El primer libro fue Matando enanos a garrotazos. Me descolocó, encontré una escritura delirante que atrapó".
Sus favoritos: "Me gusta mucho En sueños es llorado porque terminé de entrar en el escritor que narra en los bordes del género con un estilo único".
Sebastián Pandolfelli
Lo primero que leyó: "El jardín de las máquinas parlantes. En estos años y por diferentes motivos lo leí tres veces de principio a fin".
Sus favoritos: "Es mi favorito porque es el más autobiográfico de la obra de Laiseca. Llegué a él de pura casualidad y fue el texto que me llevó a querer conocer al autor y ahí me crucé a Lai y él me enseño que hay otras formas de contar una historia. Tiene un humor genial y delirante".