Siete secretos de escritura de Patricia Highsmith
A 100 años de su nacimiento
Viernes 22 de enero de 2021
Extraños en un tren, su opera prima, aparecería en 1950: Alfred Hitchcock la llevó al cine con guion de Raymond Chandler. Compilamos y tradujimos de distintas entrevistas algunas de las frases claves para comprender la máquina Highsmith, a cien años de su nacimiento.
Por Valeria Tentoni.
Nacida como Mary Patricia Plangman en Texas, Estados Unidos, en 1921, Patricia Highsmith fallecería al otro lado del océano, en Suiza, 74 años después. Sus padres estuvieron casados durante dos años y su mamá decidió divorciarse cinco meses antes de su nacimiento: durante su infancia se mudaron una y otra vez en Nueva York, y Higsmith conoció a su padre recién a los 12. La escritora tomó el apellido del segundo marido de su mamá.
"Supongo que fue a los 21", respondió cuando le preguntaron cuándo comenzó a escribir seriamente: redactaba guiones y con eso pagaba, apenas, las cuentas. En cuanto a su primera novela, quedó inconclusa a los 22. "Nunca la terminé. Llegué a tipear unas 300 páginas. Me había ido a México para escribir pero me quedé sin dinero y tuve que volver. Era más bien gótica, sobre un chico pobre adoptado en una casa de ricos, una casa en la que vivía mucha gente y había una joya escondida, algo así; era una historia mala, por eso nunca la terminé", contó a la BBC. En efecto, en diciembre de 1943 Highsmith hizo su primer intento por cruzar a México por el puente de Laredo, pero tuvo que volver porque tenía demasiados libros en sus valijas. Mandó algunos de vuelta a Nueva York, aunque su máquina de escribir fue retenida en la frontera.
Extraños en un tren, su opera prima, aparecería recién en 1950. Alfred Hitchcock la llevó al cine con guion de Raymond Chandler: nada mal para empezar.
Sobre la rutina de escritura
"Si estoy trabajando en una novela, trato de escribir ocho páginas por día. Algo parecido con los cuentos, a veces con los cuentos se pueden hacer diez. Intento atender los asuntos aburridos durante la mañana -trámites, compras, cosas así-, y trabajar entre cuatro y cinco horas por día. Siempre escribo en la máquina de escribir. Comienzo por alguna acción, no por el principio, y me muevo hacia delante y hacia atrás en mi propio pensamiento. Los personajes vienen después. Tengo un cuaderno siempre conmigo y ahí tomo notas mientras estoy escribiendo".
Sobre la crítica
"Prefiero las críticas que son más bien malas. Por ejemplo, en una dijeron que yo era algo despreocupada con respecto a mis personajes menores. Bueno, al menos es más interesante que ser alabada. Y me pongo a pensar en cómo hacerlo mejor la próxima vez".
Sobre el vínculo con las editoriales
"Por una razón y otra he tenido que cambiar de editoriales. Me han rechazado libros y no están todos en el mismo sello, es un poco difícil encontrarlos. No es fácil encontrar editores... Da la impresión de que he estado exigiendo grandes adelantos, pero la verdad es que nunca hice eso en mi vida. Y no es bueno tener varios editores, se pierde cierta lealtad de parte de ellos".
Sobre la moral y la escritura
"Puedo pensar sólo en una ligera cercanía entre el criminal y el artista, desde que un escritor imaginativo es muy libre; tiene que olvidar su propia moral, su sentido moral personal, especialmente si escribe sobre criminales. Debe sentir que todo es posible. (...) El asesinato para mí es algo misterioso. Creo que no lo comprendo del todo. (...) Y ese es el motivo por el cual escribo tanto al respecto: estoy interesada en la culpa".
Highsmith y su cuaderno de notas.
Sobre la soledad y la escritura
"Nunca lamenté no tener hermanos ni hermanas. Incluso ahora, y aunque me gusten mucho las personas, estoy feliz de vivir sola. El asunto principal es que no puedo trabajar si hay alguien más en la casa, así que si viviese con alguien tendría que resignar mi trabajo, o si no de alguna manera levantar una pequeña habitación en el patio y trabajar ahí".
Sobre el vínculo con escritoras y escritores
"No me inclino por hablar de mi trabajo antes de que esté terminado –pienso que es algo muy peligroso de hacer– y después, cuando el libro ya está terminado, ¿para qué hablar de él? Para mí, otra persona que escribe no representa un desafío intelectual. Prefiero mucho más hablar con pintores o escultores, fotógrafos; ellos tienen un modo distinto de ver la vida".
Entrevista con Naim Attalah, 1993
Sobre la música
"Escucho música todos los días, claro. De todo tipo", dijo en esta entrevista radial en la que además queda a cargo de la musicalización. Y de paso respondió que a una isla desierta se llevaría Moby Dick, de Herman Melville.