Seis libros de fotografía para leer con flash
Por Irupé Tentorio
Lunes 07 de mayo de 2018
La fotógrafa y periodista Irupé Tentorio deja una lista de libros recomendados para quienes están comenzando o en plena danza con la cámara. La fotografía como lenguaje visual, como recuerdo eterno, presente y futuro: un lenguaje universal que nos une en el silencio. ¿Ya los leíste?
Por Irupé Tentorio. Ilustración de Jason Dorn.
La fotografía como estudio semiótico, como lenguaje visual, como recuerdo eterno, presente y futuro. Como fotografía familiar, denuncia o sustento del dolor o afecto. La fotografía como la vida misma que atraviesa todos los niveles de clases y culturas sociales. Un lenguaje universal que nos une en el silencio o en el tormento y que ayuda a saldar los vacios que deja el olvido, las despedidas o las muertes. Muchos teóricos, ensayistas y fotógrafos dedicaron su tiempo a pensar sobre la importancia de la fotografía en la historia -la cámara como testigo primordial de la historia y la memoria, que se resignifica en soporte e imagen- como así también en su convivencia con otras artes.
El estudio de la estética, por ejemplo, acompañó y enriqueció dicho universo visual. Así se puede apreciar en Aportes a la estética, desde el arte y la ciencia del siglo 20, editado por La Marca durante 2012. Marta Zátonyi, licenciada en Filología y Doctora en Estética, fue la recopiladora de textos que hablan sobre la estética en tanto arte y filosofía. En este manual encontramos los cuestionamientos que Theodor Adorno hace sobre el arte y a Ezra Pound sobre la belleza eterna y lo que para él significa. Así también, a Pessoa escribiendo sobre la realidad simbólica y el lugar que ocupa la pintura en el mundo del siglo XX. Estos son apenas tres autores que Zántoyi incluye en aquél, su propio manual sobre estética.
Sobre la fotografía, del filósofo Walter Benjamin, editado por Pre-Textos en el 2003: se trata de una recopilación de textos que el filósofo alemán publicó en diarios y revistas y también en compilaciones de ensayos literarios. Benjamin escribe sobre la fotografía en tanto la historia. Nombra a Gisele Freund, analiza la imagen en la infancia, la técnica fotográfica y la pintura en comparación con la fotografía.
Siguiendo por la línea de cómo pensar la imagen, los símbolos y la fotografía dentro de la filosofía, hace pocos años la editorial “La Cebra” publicó Discurso y figura, que es la tesis doctoral del filósofo y sociólogo francés Jean-Francois Lyotard, que defendió en la Universidad Paris X durante 1971. Lyotard analiza semióticamente el cruce de lenguajes que existe entre la literatura, el cine, el arte contemporáneo, la imagen, la historia y el psicoanálisis; es decir, nos permite comprender una imagen desde muchos vértices. Una imagen, que ocupa un espacio, una historia y un recorte de la realidad que el artista o fotógrafo siempre elige llevar a cabo.
No pueden quedar afuera los libros de John Berger, simplemente porque en todos sus escritos se refiere a la contemplación de la vida. En cómo mirar, cómo percibir la belleza cotidiana del paso del tiempo. Modos de ver, editado por Gustavo Gilli, es un libro basado en la serie televisiva que Berger condujo en 1972, pero que también recopila textos teóricos en donde el escritor analiza cómo nuestros modos de ver afectan nuestra interpretación. La base de sus textos son las pinturas al óleo, y desde allí interpreta el origen de la propiedad, el uso continuo de la mujer, la relación entre la pintura y la publicidad, y finalmente el significado y el significante dentro de un sistema global.
Paralelamente a los libros de Berger, a su teoría y sensibilidad, es inevitable no ir a buscar los ensayos que desarrolló Susan Sontang. Sobre la fotografía, escrito entre 1973 y 1977, es un imprescindible. En unos de sus ensayos, titulado “Objetos melancólicos”, dice: “La vida no consiste en detalles significativos, iluminados con un destello, fijados para siempre. La fotografías sí” y esta cita es una teoría constante en dicho libro. La vida sucede, mientras la fotografía recorta un fragmento de esa realidad y con el transcurrir del tiempo lo resignifica.
Apenas un par de años después, el filósofo y semiólogo, Roland Barthes publicó La cámara lúcida. si bien el semiólogo señala que la fotografía también es ineludiblemente técnica, sus textos retratan la nostalgia que le provocan las imágenes que ven de su madre, de la infancia y de aquellos estudios ortodoxos que también se pretende hacer sobre la fotografía.
Todos estos libros nos movilizan hacia la imagen, a poder percibir la realidad de otra manera. Quienes tomamos fotografías, intentando contar historias con imágenes, comprendemos que el cruce de lenguajes concluye también en la suspensión del tiempo y la historia en una fotografía. Volver allí, en un tiempo sin apuro, contemplando la vida una y otra vez, sólo es posible cuando se decide pulsar el obturador para hacerlo infinito.