Paul Gauguin: "Me gustaría escribir como pinto mis cuadros"
Las ideas que esconde su diario íntimo
Martes 13 de noviembre de 2018
"No se ve con facilidad la ternura de los corazones inteligentes", escribió el pintor cuando ya vivía en Tahití. En esta nota, algunos de los diamantes que guarda su Diario íntimo, publicado por editorial Leviatán. "Este Diario es el ensayo suelto más largo de mi padre en el arte literario", advierte su hijo. Se trata de un poderoso manifiesto sobre la labor creativa: "Esto no es un libro. Un libro, inclusive un mal libro, es un asunto serio", aclaraba su autor.
Por Valeria Tentoni.
"Por lo que he sido capaz de averiguar, este Diario es el ensayo suelto más largo de mi padre en el arte literario", escribía Emile Gauguin en 1921 y aparece ahora en las notas introductorias a uno de los libros más fulgurantes que puedan encontrarse de puño y letra de un pintor. Contemporáneas a las cartas que Vicent van Gogh envió a su hermano y Adriana Hidalgo reunió en un tomo, las anotaciones del posimpresionista Paul Gauguin hacen juego extraordinario con ellas y es altamente recomendable su lectura en tándem.
Con el sentido volcánico de la libertad y la gracia irascible que al parecer lo caracterizaban, en su diario Gauguin vuelca sus ideas no sólo sobre la pintura y sus colegas, sobre el color y la forma, sino también sobre la vida exploradora en las islas, sobre el matrimonio y el amor, sobre la moral y las buenas costumbres, ¡sobre el boxeo!, sobre la literatura (por caso se expide sobre Zola, Mallarmé o Ibsen), sobre el sexo y la vida civil en tierras felizmente incivilizadas: Tahití y las Islas Marquesas, donde vivió hasta su muerte, tras abandonar a su esposa y sus hijos en Francia.
Pero, además de sus notas biográficas, entre líneas se puede encontrar un poderoso manifiesto sobre la labor creativa. "Esto no es un libro. Un libro, inclusive un mal libro, es un asunto serio. Una frase que pudiera ser excelente en el cuarto capítulo sería inconveniente en el segundo, y no todos conocen la treta", advierte el mismísimo Paul Gauguin en su primera anotación. "No soy escritor. Me gustaría escribir como pinto mis cuadros... es decir, siguiendo a mi fantasía, siguiendo a la luna y encontrando el título mucho después".
"Estos escritos son la expresión espontánea del mismo espíritu libre, intrépido y sensible que habla en las telas de Paul Gauguin", sigue su hijo. A WikiArt le debemos el milagro de poder observar todas sus obras en digital, mientras que en Buenos Aires podemos encontrar dos piezas maravillosas en el Museo de Bellas Artes. En cuanto al libro, la autoría de la traducción no está consignada y por tanto desconocemos a quién se la debemos, pero es a los editores de Leviatán a la postre. La primera edición argentina de este libro se la debemos al lamentablemente extinto Centro Editor de América Latina, y es de 1978.
A continuación reproducimos algunos subrayados:
"¿Por qué embellecer las cosas arbitraria y deliberadamente? Desaparece así el verdadero sabor de cada persona, flor, hombre o árbol, todo se borra en la misma nota de lindeza que produce náuseas al conocedor. No significa esto que deban desterrar el tema gracioso, sino que es preferible reproducirlo tal como lo ven antes que verter su color y su dibujo en el molde de una teoría preparada de antemano en sus cerebros".
"No aconsejes ni reprendas a nadie que haya venido a pedirte un favor, especialmente si no se lo haces".
"La precisión a menudo destruye un sueño, quita toda vida a una fábula".

Paul Gauguin tocando el armonio en lel estudio de Alfons Mucha: rue de la Grande-Chaumière, París. 1895.
"En cierto lugar algún santo dice a uno de sus penitentes: '¡Guárdate del orgullo de la humildad!'"
"Si reproducen lo que otros han hecho, no serán sino hacedores de remiendos; embotan su sensibilidad e inmovilizan su colorido. Dejen que todo en torno a ustedes respire la calma y la paz del alma. Eviten, pues, el movimiento en una pose".
"No se ve con facilidad la ternura de los corazones inteligentes".
“No sean mezquinos en nada, excepto en el nombre de amigo, y tengan cuidado de no desperdiciar sus insultos”.

"Un crítico ve mis cuadros en mi casa. Muy perturbado, me pregunta por mis dibujos. ¿Mis dibujos? ¡Nunca! Son mis cartas, mis secretos. El hombre público-el hombre privado".
"En una época los únicos cuadros míos que podían venderse eran los que había regalado. Un individuo pequeñito a quien yo había regalado treinta cuadros, se apresuró a venderlos en lo de Vollard, luego de haberlos copiado y estudiado. ¡Excelente joven! Nunca regalen sus cuadros, excepto a su cocinero".
"Saber dar: eso es bueno.
Saber recibir: es todavía mejor.
¡Ah, la vanidad del dinero!...
Tener voluntad es querer tenerla".
"Anomalías. De todos los animales, el hombre es cirtamente el menos lógico, el que menos sabe lo que quiere hacer y el que comete mayores locuras. ¿Por qué es así, sino porque sabe cómo razonar mejor? Esto debiera darnos materia para pensar en la importancia del razonamiento y su educación".

"No retoques demasiado tu trabajo. Una impresión no es lo suficientemente durable como para que su primera frescura sobreviva a una prolongada búsqueda de infinitos detalles; de esta manera dejás enfriar la lava y transformás sangre hirviente en piedra. Aunque fuera un rubí, arrojálo lejos de vos".
"Lo mejor sería callarme, pero callarse exige un esfuerzo cuando a uno lo domina el deseo de hablar. Hay personas que tienen un fin en la vida, otras ninguno. Durante mucho tiempo la virtud estuvo adormecida en mí; lo sé todo sobre el particular, pero no me gusta. La vida es apenas algo más que la fracción de un segundo. ¡Tan poco tiempo para prepararse para la eternidad!"
"Dibujo promiscuamente. Todo es hermoso, todo es feo".
