Para almas cándidas
La bandeja de los viernes
Viernes 18 de junio de 2021
¿No sabés qué regalar para el Día del Padre? Van cuatro recomendaciones.
El otoño arremete con fuerza, pero por acá siempre es primavera; los libros florecen y florecen.
Estos cuatro recién llegan y prometen mucho. Hay nueva novela de Elizabeth Taylor, -autora de la ultra exitosa Prohibido morir aquí-, las memorias de Abel Barbin que incluyen textos de Julia Bustos, Duen Sacchi y SaSa Testa, una autobiografía con "fuerte conexión con las letras" de Al Alvarez y nueva antología de relatos de Tomás Downey.
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Un alma cándida
Elizabeth Taylor
Gatopardo
Flora parece tenerlo todo. Es alta, rubia y hermosa. Y tiene un hogar, un bebé y un marido, Richard. Tiene bajo control a su amiga Meg y a su hermano, Kit, el cual ha sentido siempre por ella una gran admiración, y también a Patrick, un caprichoso novelista. Sólo Liz, una pintora bohemia, rehúsa ser una seguidora suya. Flora los seduce, los manipula y los encandila con sus destellos de dicha y entusiasmo. Todos se sienten cautivados por el refinado encanto que ejerce en los demás; todos, menos Liz. Será ella quien pondrá en tela de juicio que la candidez de Flora es el «veneno» más dulce de todos.
El escritor Kingsley Amis dijo de Elizabeth Taylor que era una de las mejores novelistas inglesas del siglo xx. La esposa de Amis, la novelista Elizabeth Jane Howard, que mantuvo una larga e íntima amistad con Taylor, declaró tras su muerte que envidiaba a cualquier lector que se topara con su lectura por primera vez.
Un lugar no marcado en el mundo: Memorias de Abel Herculine Barbin
Julia Bustos / Duen Sacchi / SaSa Testa
La mariposa y la iguana
"No queremos más enfermar, sufrir, morir, y ser expulsadxs del banquete del amor solamente porque no nos vemos -por dentro o por fuera- como la heteronorma dice que debemos vernos; ese hombre y esa mujer de la que hablan no existe. Y la rigidez de estos dos conceptos no nos deja ver lo que sí existe, que es la diversidad de lo vivo.
Cada vez que se menciona el nombre de Al Alvarez surge de inmediato el mismo diagnóstico: que se trata de un autor “inclasificable”. Y es absolutamente cierto. Si bien tuvo en Oxford una formación clásica ligada a la alta literatura y empezó su carrera en el ámbito académico, sus intereses fueron variando con el tiempo de forma drástica, y los libros que más adelante lo harían célebre abordan mundos tan poco ortodoxos como el póquer, el montañismo, el divorcio y el suicidio (y son, además, producto de experiencias personales, directas). Pero no es sólo la materia de sus textos aquello que lo vuelve un escritor único; si despierta la admiración de sus lectores es porque su pericia narrativa, cualquier sea el tema, resulta hipnótica: da lo mismo que hable sobre John Donne y la poesía metafísica o sobre los tahúres de Las Vegas, la obra de Samuel Beckett o una expedición al Everest.
¿Cómo fue que todo salió bien? no es la excepción. Estas minuciosas memorias ratifican esa cadencia irresistible, esa prosa inmisericorde, aguda y calma que deslumbra en El dios salvaje, La noche y En el estanque. Alvarez evoca aquí sus orígenes familiares en el seno de la comunidad judía de Londres y recupera la Inglaterra de su infancia –un mundo que ya no existe, cuando la clase media vivía con una pompa hoy inimaginable, cuando las bombas alemanas llovían cada noche desde los cielos–, repasa los amores literarios de su juventud –en particular Auden y D.H. Lawrence–, analiza el vínculo inestable con algunos contemporáneos –Kingsley Amis, Philip Larkin– y regresa, con una mirada inteligente y reveladora, sobre sus poetas favoritos, aquellos que ayudó a difundir desde su lugar como crítico –Berryman, Lowell, Hughes y sobre todo Sylvia Plath, con quien tuvo un vínculo muy cercano–. Aunque se trata de una autobiografía con una fuerte conexión con las letras, Alvarez logra trascenderlas con creces: establece un modo radical y único de situarse entre la vida y los libros. O, en sus propias palabras, entre la adrenalina de estar vivo y “todo ese desatino” de la literatura.
Flores que se abren de noche
Tomás Downey
Fiordo
Flores que se abren de noche ejerce una influencia singular.
Como un tenue cambio de luz, modifica las coordenadas del tiempo y del espacio y nos traslada a una realidad paralela solo en apariencia familiar.
¿Qué ocurre entre los dos jóvenes primos que viven en el Delta y un día descubren que no son primos? ¿Un CET puede enseñarnos a ser mejores personas? ¿Qué haríamos si pudiéramos revivir a un hijo muerto? ¿Los seres humanos podemos ser mascotas? En este libro no hay respuestas, hay relatos que también son pequeñas novelas que nos llevan a hacernos preguntas trascendentes, a descubrir que lo que define un tiempo y un lugar no es lo que vemos, ni lo que sabemos.
En Flores que se abren de noche, su esperado tercer libro, Tomás Downey activa su gran imaginación con un estilo elocuente y preciso que vuelve a este conjunto de relatos una obra magnética.