Novedades que nos hacen suspirar
Viernes con olor a libro nuevo
Viernes 04 de junio de 2021
Nuevos y espectaculares: abran paso para los recién llegados de Blatt y Ríos, Tusquets, Planeta y Caballo Negro.
¡Detente, instante, eres tan bello! ¡Y sobre todo mientras miramos nuestra bandeja de novedades de hoy!
Vuelve Edmund White por Blatt & Ríos, tras el éxito de Estados del deseo, una distopía de la japonesa Yoko Ogawa, poemas de la uruguaya rompecorazones Cristina Peri Rossi y el diario en el que Bioy Casares retrata a Wilcock. No hay otra forma de decirlo: esta selección es un lujo.
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Historia de un chico
Edmund White
Blatt & Ríos
Historia de un chico es una obra maestra, una novela de iniciación y un clásico de la literatura gay. En el conservador Medio Oeste de Estados Unidos en la segunda posguerra, el narrador, un joven de precoz curiosidad intelectual, sensibilidad artística y anhelo romántico se enfrentará a los ritos propios del paso de la infancia a la adolescencia, y al descubrimiento de su propia homosexualidad, de la que buscará “curarse”. Historia de un chico es también una puerta al enorme y singular atlas literario de Edmund White y su forma de ver el mundo o, más precisamente, de recorrerlo y de leerlo. White es ese tipo de escritor que parece impulsado por el registro incansable de sus lecturas y sus experiencias. Novelista, ensayista, memorialista, biógrafo de Proust, Rimbaud y Jean Genet, supo dotar al territorio norteamericano, donde nació y creció, no de una identidad sino una sensibilidad para ver el mundo y mirarse a sí mismo.
La policía de la memoria
Yoko Ogawa
Tusquets
En una pequeña isla se produce un misterioso fenómeno. Un día desaparecen los pájaros, al siguiente podría desaparecer cualquier cosa: los peces, los árboles... Peor aún, también se desvanecerá la memoria de ellos, al igual que las emociones y sensaciones que llevaban asociadas. Nadie sabrá ni recordará entonces qué eran. Hay incluso una policía dedicada a perseguir a los que conservan la capacidad de recordar lo que ya no existe. En esa isla vive una joven escritora que, tras la muerte de su madre, intenta escribir una novela mientras trata de proteger a su editor, que está en peligro porque forma parte de los pocos que recuerdan. La ayudará un anciano al que empiezan a fallarle las fuerzas. Mientras, lentamente, nuestra protagonista va dando forma a su novela: es el relato de una mecanógrafa cuyo jefe acaba reteniéndola contra su voluntad en un altillo. Una obra sobre el poder de la memoria y sobre la pérdida.
Wilcock
Adolfo Bioy Casares
Planeta
Celebrado como “el Shelley argentino” por sus versos de lirismo neorromántico que le valieron una precoz consagración literaria, Juan Rodolfo Wilcock (1919-1978) ingresó muy joven en el círculo de la revista Sur. Su inteligencia y su formación cosmopolita no tardaron en ganarle el afecto de Adolfo Bioy Casares y de Silvina Ocampo, con quienes compartió veladas, viajes a Europa y estadías veraniegas en Mar del Plata. Antes de abandonar la Argentina en 1957, publicó seis libros de poemas y una importante cantidad de notables traducciones; escribió, en facciosa complicidad con Silvina, el drama Los traidores, y ejerció con lúcida ferocidad la crítica literaria. Instalado en Roma, con los años fue un escritor en lengua italiana, integrado al mundo cultural y editorial, admirado y temido por figuras como Alberto Moravia y Pier Paolo Pasolini. Tras su muerte, la complejidad e independencia intelectual y estética de su obra, que abarcó casi todos los géneros, hicieron que progresara hasta una posición cada vez más central en el canon latinoamericano y europeo. Después de Jorge Luis Borges y de Silvina Ocampo, no hay escritor más presente que Wilcock en el caudaloso diario que Bioy llevó desde 1947: abundan los largos diálogos, la observación meticulosa del personaje, las anécdotas que registran las etapas de su relación, desde la crispación inicial hasta el deslumbramiento y la amistad fraterna. Recopilado y organizado por Daniel Martino a partir de dichas anotaciones, así como de variedad de papeles privados que incluyen cartas hasta ahora inéditas, Wilcock es un libro que Bioy anheló pero nunca llegó a realizar. Al igual que el extraordinario Borges, este volumen revela, en toda su riqueza literaria y testimonial, la historia de un vínculo intelectual único en la literatura del siglo XX.
Detente, instante, eres tan bello
Cristina Peri Rossi
Caballo Negro
"Enganchada a una lengua/ como a una madre, es tremenda Peri Rossi, feroz como una loba a la que han dejado sola (aunque podríamos encontrarle una hermana en Thénon). Sarcástica, impiadosa, descarnada, trató a la poesía como la hembra de otra hembra y escribió con desparpajo el desgarro del exilio y el deseo lésbico. Lo suyo no es la ternura ni el lamento, lo suyo es el aullido". María Teresa Andruetto
"Desde la lírica amatoria, en la que el registro de la lengua oscila entre el erotismo y la exaltación refinada, hasta los poemas de denuncia, de exilio, la nostalgia, el sida, el supermercado, la escritura, las revelaciones, Cristina Peri Rossi es un cuerpo que se alivia en el desborde, una lengua virando hacia el gemido, el grito que encuentra, en la palabra, un límite probable". Elena Anníbali
"Una mujer de 69 años juega a la Playstation con su pierna enyesada, una mujer de 60 años queda en total soledad después de serle infiel a su pareja, una mujer de 32 años pide por su perro desde el exilio, una mujer de 42 años escribe un poema sobre el arte de sobrevivir. Todas estas mujeres son Cristina Peri Rossi y, sobre todo, todas estas mujeres escriben. Atemporal, intensa y audaz, la autora uruguaya es una de las claves para entender por qué nosotras escribimos lo que escribimos ahora". Sofía de la Vega
"Los poemas de Cristina Peri Rossi son barquitos de papel que navegan el océano, eliminan la distancia del exilio, transmutan el tiempo y no se amedrentan ante la peor de las tempestades. Detente, instante, eres tan bello es a la vez un imperativo, una expresión de deseo y una afirmación de belleza, los tres parten de la misma motivación: revertir lo imposible. En este, y en muchos otros sentidos, su poesía es revolucionaria". Diana Henderson