Novedades: cinco libros para celebrar a las madres
La bandeja de los viernes
Viernes 16 de octubre de 2020
Cinco libros elegidos para celebrar a las madres: títulos de Alfaguara, Impedimenta, Rara Avis y Gog y Magog.
¿Aún no solucionaste el regalo del domingo? No temas: un libro siempre es una gran opción (la mejor, según creemos acá) y en nuestra bandeja de novedades de hoy te dejamos servidas estas cinco joyas literarias que a cualquier lectora le encantarán. ¡Pasen que hay mucho para revisar!
Mamá
Joyce Carlos Oates
Alfaguara
A sus treinta y un años, Nikki Eaton ha alcanzado la liberación sexual y la independencia económica. Nunca se ha visto a sí misma como 'hija', sin embargo, la inesperada muerte de su madre la llevará a una intensa transformación personal. A lo largo de un año crucial se verá inmersa en la pena, pero también en la sabiduría, e incluso en un amor repentino y providencial.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes
Tatiana Tibuleac
Impedimenta
Aleksy aún recuerda el último verano que pasó con su madre. Han transcurrido muchos años desde entonces, pero, cuando su psiquiatra le recomienda revivir esa época como posible remedio al bloqueo artístico que está sufriendo como pintor, Aleksy no tarda en sumergirse en su memoria y vuelve a verse sacudido por las emociones que lo asediaron cuando llegaron a aquel pueblecito vacacional francés: el rencor, la tristeza, la rabia. ¿Cómo superar la desaparición de su hermana? ¿Cómo perdonar a la madre que lo rechazó? ¿Cómo enfrentarse a la enfermedad que la está consumiendo? Este es el relato de un verano de reconciliación, de tres meses en los que madre e hijo por fin bajan las armas, espoleados por la llegada de lo inevitable y por la necesidad de hacer las paces entre sí y consigo mismos.
Correspondencia - Victoria Ocampo & Virginia Woolf
Rara Avis
Victoria Ocampo y Virginia Woolf se conocieron en Londres a fines de 1934, en una muestra del fotógrafo Man Ray. Woolf era ya una autora consagrada internacionalmente y Ocampo buscaba hacerse un lugar en el muy masculino campo intelectual argentino. Victoria narrará este encuentro recurrentemente y en distintas versiones, dándole forma a su propio mito acerca del origen de esa amistad: “Yo la miré con admiración. Ella me miró con curiosidad. Tanta curiosidad por una parte y admiración por la otra, que enseguida me invitó a su casa”. A partir de entonces, comenzó entre ellas un vínculo a la vez cultural y afectivo que se fue construyendo sobre un nutrido intercambio epistolar: Virginia y Victoria se vieron en persona tan solo tres veces.
Sus cartas, reunidas por primera vez en este libro, no solo nos dejan entrever cómo se imaginan estas dos escritoras, la una a la otra, a través de las múltiples distancias que las separan o cómo se vive la incertidumbre de la guerra. Estas cartas nos permiten, además, conocer su trabajo como editoras y agentes culturales: entre otras cosas, podemos rastrear en ellas la decisión de publicar en español, ya en 1936, un texto tan significativo para la historia del feminismo como lo es Un cuarto propio.
La muerte de Woolf en 1941 no debilitará la importancia del vínculo, sus resonancias y sus efectos: veinte años más tarde Ocampo volverá sobre ellos en el ensayo Virginia Woolf en su diario publicado por Sur en 1954, y que aquí acompaña su correspondencia. La presente edición incluye también algunos originales inéditos de ambas escritoras en versión facsimilar.
El nudo materno
Jane Lazarre
Las afueras
En estas desgarradoras memorias, la escritora Jane Lazarre confronta el mito de “la buena madre” con un autorretrato íntimo y visceral de su maternidad. La idea de lo que debiera ser una vida plena y feliz entregada al cuidado de los hijos oprime a la autora y la sume en profundas contradicciones entre lo que siente y lo que supuestamente debería sentir. De ahí que, tras dar a luz a su segundo hijo, decida escribir sobre la fricción entre las expectativas creadas y la realidad vivida. Y lo hace sin evitar temas incómodos como el de los límites borrosos que se establecen entre los cuerpos de la madre y el hijo o la transformación de roles que la maternidad desencadena en lo íntimo y los que imprime en lo social.
Esta obra derribará muchas ideas preconcebidas sobre el hecho de ser madre, poniendo de relieve el papel fundamental que los cuidados y los afectos tienen, no sólo en la vida privada, sino también en la esfera pública. Carol Hanisch lo formuló (The Personal Is Political); la obra de Jane Lazarre lo evidencia.
Publicado originalmente en 1976, El nudo maternoes un clásico del feminismo cuya lectura es tan relevante hoy como hace cuarenta años.
La habitación sin barrer
Sharon Olds
Gog y Magog
Asaraton, piso sin barrer. Asaratos oikos, habitación sin barrer. Las palabras son griegas, pero nombran a un estilo de mosaico romano que se usaba para decorar el comedor. Restos de comida tirados en el piso representados con el orden meticuloso del artista que pegó una por una las minúsculas teselas de colores: huesos de pescado, caracoles, cabezas de langostino, carozos de fruta, cáscaras de nuez y hasta algún ratón en medio de las sobras del festín. La tradición de dejar los restos de comida en el piso hasta el final de la fiesta como una manera de honrar a los espíritus de los muertos que se hubieran irritado si alguien barría antes de tiempo. O tal vez sea al mismo tiempo un memento mori, para que no olvidemos que nosotros, que también disfrutamos del festín, vamos a morir. Los poemas de Sharon Olds honran la vida y la muerte a través de los detalles que capta con su mirada de riparógrafa, de arquera que clava las palabras en el blanco con dulzura implacable.