McKenzie Wark: "Creo que la no ficción es el arte mayor"
Por Agustina Rabaini
Viernes 16 de setiembre de 2022
"Ya no creo que podamos pensar en un libro como un mundo cerrado en sí mismo": visita del próximo Filba Internacional en Buenos Aires, McKenzie Wark conversa sobre Vaquera invertida (Caja Negra), su biografía sexual autorizada, una exploración del goce y la búsqueda de identidad.
Por Agustina Rabaini. Foto Z. Walsh.
“Yo quería abrir este cuerpo a ese mundo. Pero ¿qué mundo? ¿Cuál cuerpo? Tal vez, el camino necesita ser marcado por pieles, por signos. Tal vez, esta es la historia de esas marcas, un volver a marcar esas marcas”, escribe Mckenzie Wark en Vaquera invertida, su biografía sexual, un libro que se distingue de otros de su producción por su alto contenido erótico y sexual, traducido por Mariano López Seoane y editado por Caja Negra como parte de su colección “Efectos colaterales”.
Las escenas y andanzas a través del tiempo se exhiben desde una profunda intimidad y corren por los pasillos de lo hetero y el mundo gay - en sus intentos de ser uno u otro- hasta el florecimiento de su feminidad y su decisión de transicionar. “Vaquera invertida tenía que tener una forma diferente a la de la memoria trans estándar para contar otra clase de historia. Una historia en la que el sexo de mi cuerpo fuera un misterio para mí durante un largo tiempo. Yo no me sentía bien con mi cuerpo y no entendía por qué”, explica la autora, invitada de lujo del próximo Filba Internacional en Buenos Aires.
La historia avanza entre días y noches, encuentros y dilemas profundos, y en sus páginas sobresalen lo que Wark llama “momentos de euforia de género en el sexo”, escenas de gran intensidad “donde el yo se disuelve en la carne”. Lo interesante es ver cómo esas vivencias fueron moldeando su propia mirada y sus análisis sociopolíticos como teórica y académica. En el libro también desfilan sus temas de investigación más recurrentes: las industrias culturales, el mercado y el sistema capitalista en tiempos de virtualidad. Pero, lejos de hablar desde la abstracción de la teoría, en Vaquera invertida Wark elabora conceptos que surgen de su propia historia y exploración; conecta ideas con vivencias y esa experiencia resulta parte de una historia mayor. Sus páginas podrían ser una buena compañía para quienes atraviesen procesos similares, y también para lectores cis y cualquiera que alguna vez haya sentido que el mundo no es un lugar especialmente cómodo.
Mackzie Wark nació en Australia pero vive en Estados Unidos y dicta clases en la Cátedra de Estudios Culturales y Medios de Comunicación del Lang College de la New School for Social Research de Nueva York. Algunos de sus libros son El capitalismo ha muerto, La playa bajo la calle y Un manifiesto hacker.
¿Cómo llegaste a escribir Vaquera invertida, este libro tan íntimo y diferente, en primer lugar?
Simplemente me di permiso para escribir sin sentido de separación entre lo que podría ser privado y público. Me llevó muchos años y en el camino hubo comienzos en falso. Hasta el momento, he escrito en varios estilos diferentes. La forma sigue al concepto.
En una entrevista anterior dijiste que querías que fuera “un libro de placeres y aventuras, existencial en el sentido de que “se trata de ser lo que haces…”. ¿Se trata de "ser lo que haces"?
Para mí escribir es lo primero, y como autora del libro yo soy el producto, el residuo de la escritura. Soy lo que sobra, y dejo que el impulso de escribir me moldee. También hay aventuras, encuentros y situaciones en otros de mis libros, pero en este todo es más explícito.
¿Cómo llegó Vaquera invertida a tomar esta forma y cuerpo particulares y a ser una biografía enriquecida, a su vez, por un coro de voces de pensadores, escritores y artistas?
En realidad, ya había incluido citas de autores en Un manifiesto hacker. Como si mi texto estuviera junto a los de muchos otros, como si estuviera en redes sociales. Me gusta jugar con la forma en que los textos pueden ser adyacentes, próximos a otros. Y hay una política y un arte en relación a quién elijo tener junto a mi texto. Quien lee puede decidir la conexión, cualquiera sea. Ya no creo que podamos pensar en un libro como un mundo cerrado en sí mismo.
¿Y cómo dirías que la sensación de “estar fuera del mundo” –mucho antes de que existiera el concepto de transexualidad- afectó tu forma de escribir y de pensar?
Mucho antes de que tuviera una palabra para eso, estuve luchando con la disociación, e hice de esos estados disociados un lugar donde podía escribir. Cuando hice la transición, perdí gran parte de esa habilidad y tuve que desarrollar una práctica de escritura diferente. Vaquera invertida es un momento interesante, tan disociado como intensamente encarnado. Hay una intensidad entre esos dos estados en el libro.
En algún lugar, se lee: "incluso en casa, no nos sentimos ´como en casa´ en este mundo"...
Creo que es un sentimiento de época, al menos para quienes somos del “nuevo mundo” como yo, que vivo en Nueva York, pero soy de Australia. Soy un subproducto accidental de un proceso de colonización que resultó ser un desastre planetario. La mía es una escritura que presta atención a las situaciones sin confundirlas con un “hogar” o una “patria”. Creo que esta es una de las claves de la “cultura no fascista” y habrá que dilucidarla.
¿Podés identificar algún hilo conductor entre tus libros?
¡Muchos! Con la escritura nunca estuve queriendo hacer “literatura” sino obras de arte. En las obras que funcionan mejor, cada aspecto de la forma es parte de un todo. Por eso mis libros pueden ser diferentes entre sí, pero forman parte de una misma práctica estética. Son intentos de generar un lenguaje conceptual para condensar lo que se puede percibir, sentir y pensar sobre este momento contemporáneo.
¿Tenías lectores en mente mientras escribías Vaquera invertida?
Lo imaginé como un libro que alguien podría leer en la cama, tal vez solo, o con un amante, en vez de uno de esos libros que leés en un café o esperando el subte. Pienso en Vaquera… como un libro para personas que se hacen preguntas sobre cómo el sexo es la cuestión a través de la cual se siente y se negocia el género, se trate de personas trans o no. Para personas que se preguntan si se sienten a gusto en el género que les fue dado en sus prácticas sexuales, cuando cogen.
¿Qué fue lo más sorprendente o interesante que recibiste o escuchaste de los lectores de este libro?
Parece ser uno de esos libros que las personas se pasan de mano en mano, y que algunos de sus amigos podrían disfrutar o encontrar útil para sus vidas.
Escribiste que “las personas cis necesitan a las personas trans para ser cis”. Que nos necesitan como la excepción, como ´el otro´. ¿Volvemos a esta idea?
Sí, esta es una de esas cosas que pueden resultar obvias para las personas trans. Las personas cis tienen todas estas emociones sobre nosotros, y nos proyectan como “el otro”. Somos este recordatorio constante de que nadie tiene que quedarse donde está, que quedarse allí es, en realidad, una elección.
¿Hay una literatura trans?
Hay varios libros, y es un momento de florecimiento. Este tipo de escritura atrae a un rango de lectores cada vez más amplio, y también hay una literatura más exclusiva para nosotrxs. Entre otras cosas, somos una vanguardia. Yo no leo español, pero he leído algunos libros traducidos, empezando por el increíble Tengo miedo torero, de Pedro Lemebel y también he leído las historias asombrosamente económicas de Iván Monalisa Ojeda. Cecilia Gentili también tiene un libro increíble, Faltas, sobre su infancia trans en Argentina. ¡Espero que se traduzca pronto!
Finalmente, al final de Vaquera invertida, hay un texto que firman los editores de Caja Negra y dice que "la ficción es una fibra de la realidad, no su opuesto". ¿Qué pensás?
En inglés lo contrario de ficción es “no ficción” y desde la escritura de no ficción se intenta captar un mundo que va más allá. Un intento –que siempre fracasa– de dejar entrar lo real en el lenguaje, algo contrario a todo lo que es y hace el lenguaje. Creo que la no ficción es el arte mayor.
El análisis sociopolítico también recorre el libro y su último libro publicado es El capitalismo ha muerto. ¿Cuál es el mayor reto que enfrentan los intelectuales en 2022?
Creo que hay una inercia en el mundo, un gigante que se dirige hacia el desastre y que lo mejor que podemos hacer colectivamente es evitar que se convierta en un desastre completo. Estamos ante un desafío cultural sin precedentes al menos para nosotros, los pueblos colonizadores modernos. Se necesita tanto amor por el mundo como rabia contra una clase dominante que ha traicionado a la vida misma.