Lo banal en apariencia
Martes 30 de octubre de 2012
La escritora mexicana Margo Glantz recomienda varios libros de Perec.
Por Margo Glantz.

Ahora leo a Perec, del cual ustedes acaban de publicar Nací; leo sus Recits d’Ellis Island, un escrito y una película realizados en colaboración con Rober Bober, Ellis Island, ese trozo de tierra cercano a la estatua de la Libertad desde donde podía entreverse la Tierra Prometida para los que llegaban desde sus diversos países de origen. Bober era un judío no asimilado, nacido en los Estados Unidos y con una cultura judía arraigada: su vida contrasta con la de Perec, marca las diferencias, la no inserción de Perec en una tradición y en una lengua porque el Holucausto y el Nazismo así lo decretaron. Cito unos versos:
Lo que yo, Georges Perec, he venido a preguntarme aquí
Es la errancia, la dispersión, la diáspora
Ellis Island es para mí el lugar mismo del exilio, es decir
El lugar de la ausencia de lugar, el no-lugar, el ninguna parteLo infraordinario
Retomo: A Perec le interesaba muy especialmente trabajar con lo banal en apariencia, es decir, con lo aparentemente superfluo, lo demasiado cotidiano como para tomarlo en cuenta seriamente, definido por Perec como Lo infraordinario, el título de otros de sus libros. Por eso dice, después de explicar lo que para él significaba haber escrito Je me souviens: "Recordar esos fragmentos que fueron antes parte de lo cotidiano resulta del mismo impulso que me guió cuando ensayé describir lo Infra-ordinario; en el fondo, se trata de mirar un poco de lado, de reencontrar y conservar el rastro de una práctica cotidiana que ni la Historia ni la Literatura (con letras mayúsculas) toman en cuenta”.
Otro ejemplo aunque de otro tipo, sería Espèces d’espaces, donde Perec describe ampliamente los lugares que forman parte de lo cotidiano, empezando por los objetos que hay en su habitación, primero los más cercanos para terminar luego extendiéndose a toda la ciudad: pasión por la ciudad, y este impulso es lógico, conduce como quien no quiere la cosa a pasar de la historia a la Historia de la que da cuenta en las páginas finales del libro, en el apartado denominado “Espacios inhabitables”, allí se incluye otra cita de David Rousset sobre los campos de concentración y los hornos crematorios.
Es bueno volver a visitar Je me souviens: Me acuerdo (ahora se colecciona hasta el más ínfimo escrito proveniente de Perec, como si fuera un tesoro (aunque obviamente lo sea, es decir, un tesoro)), donde se inscriben numerosas frases breves del autor que comienzan con el título del libro. A este libro Perec lo definió como otro tipo de autobiografía, "que podría ser también la de otros parisinos de mi edad”. Cito algunos ejemplos; como quien no quiere la cosa, se sigue el mismo paradigma, se pasa de la h a la H: “Me acuerdo de un aperitivo que se llamaba Bonal....”, "Me acuerdo de que Khrutchev golpeó con un zapato la tribuna de la ONU...", "Me acuerdo de que Stendhal amaba las espinacas”..., “Me acuerdo que durante su proceso Eichmann estaba encerrado en una caja de cristal”.
Y yo, ahora me inmiscuyo, me acuerdo de que el gran novelista decimonónico Stendhal, admirado por Perec, escribió La cartuja de Parma en 53 días. Cuando murió, Perec dejó inconclusa una novela llamada 53 días, en homenaje a la gran creatividad de su antecesor.