Lee Child: "Si no disfrutase del proceso, ¿por qué lo haría?"
Una entrevista con el bestseller británico
Lunes 23 de julio de 2018
"La primera vez que me senté a escribir un libro, lo único que sabía por adelantado era que el protagonista iba a ser distinto de la mayoría de los protagonistas de los libros que yo disfrutaba leer", responde el maestro del thriller por correo electrónico en esta entrevista alrededor de sus historias de Jack Reacher.
Por Valeria Tentoni.
“Child tiene un estilo seco, corto, y a la vez chisporroteante”, advertía Elvio E. Gandolfo en el prólogo a Noche caliente, las dos historias de Jack Reacher con las que Blatt & Ríos iniciaba la publicación de Lee Child (Inglaterra, 1954). De ese mismo autor, poco tiempo después, editarían Sin segundo nombre, una colección de diez relatos protagonizados por el mismo y célebre Reacher, de los cuales se puede leer uno aquí. Para entonces, la editorial RBA también ya iba a estar haciendo llegar a las librerías argentinas títulos de Child, como Morir en el intento o Trampa mortal, pero al principio lo que hubo fue un par de libros de Ediciones B en una mesa de saldos montevideana encantando a Gandolfo.
Es él, en el prólogo citado, quien nos cuenta la historia de Child: un director de contenidos de televisión que se quedó sin trabajo a los cuarenta, cuando la empresa que lo contrataba cambió de dueños, y decidió dedicarse a escribir novelas para sobrevivir. Era 1995. Dos años después publicaría Zona peligrosa. El éxito fue inmediato.
Child eligió su seudónimo “para asegurarse de que sus libros quedasen a la altura de los ojos en los estantes de las librerías”. Justo entre Raymond Chandler y Agatha Christie, el truco parece haberle funcionado. Nacido en cambio bajo el nombre de Jim Grant en Conventry, la ciudad inglesa más alejada del mar, pasó sus años formativos en Birmingham y estudió Derecho pero jamás le sacó provecho. En cambio, siguió escribiendo (y vendiendo) sus thrillers en todo el mundo, convirtiéndose en un bestseller.
Le enviamos algunas preguntas por correo electrónico:
Comenzaste a escribir cuando se te terminó el trabajo en la televisión, ¿cómo se te ocurrió la idea?
Siempre quise ser un artista del mundo del espectáculo. El trabajo de Granada Television me iba bien, pero después de que hubieron terminado con los ajustes en la empresa, mi carrera estaba terminada. Pensé: “¿Cómo permanecer en el entretenimiento?”, y la respuesta vino hacia mí: “Escribí un libro –ya leíste varios, ¿cuán difícil puede ser?”. Es un chiste, por supuesto, pero ese fue mi primer pensamiento. Y me alegra habérmelo quedado.
Has dicho en entrevistas que por entonces fue el enojo lo que te empujó a escribir. ¿Qué otro sentimiento –si es que aún perdura aquél- te hace escribir?
¿Qué me empuja a escribir? Mis editores. Y las cuentas a pagar que llegan cada mes a mi casa. Estaba enojado por haber sido despedido por entonces, sí, pero sería ridículo estarlo todavía en este punto, ¿no?
¿Cuándo apareció tu personaje Jack Reacher? ¿Cuáles de sus características se te presentaron primero?
La primera vez que me senté a escribir un libro, lo único que sabía por adelantado era que el protagonista iba a ser distinto de la mayoría de los protagonistas de los libros que yo disfrutaba leer. Él no podía tener un trabajo común y corriente, un grupo de amigos o una casa o departamento al que volver cada noche. No quería que estuviese sufriendo por un divorcio difícil o por una adicción al alcohol, a las drogas o a los cigarrillos. Quería que fuese libre. Si me preguntan cuándo apareció Reacher, diría que apareció por primra vez en Zona peligrosa, cuando le preguntan su nombre y él responde. Hasta ahí, no le había dado un nombre.
Dijiste en distintas entrevistas que escribiste tu primera novela de un tirón, sin borradores. ¿Todavía es así? ¿Por qué?
Sí. Y ¿por qué no?
Cuando comenzaste a escribir, imaginabas que tus libros iban a estar dirigidos más que nada a lectores hombres, pero las lectoras finalmente parece que los superaron. ¿Por qué creías que iba a ser así?
Calculé mal cuán atractivo para todos los sexos podía ser el vivir sin compromisos de ningún tipo –cargando sólo un cepillo de dientes, un pasaporte y una tarjeta de débito.
Vemos a un montón de personajes femeninos en tus historias, por lo general viviendo “en un mundo de varones”: detectives, miembros de las fuerzas militares, policiales. Pero siempre en algún tipo de posición débil. ¿Cómo pensás sus lugares?
Encuentro fascinante que pienses que mis personajes femeninos son débiles o quedan en posiciones subordinadas. Yo estoy en desacuerdo con eso y espero que mis lectores también. Amo las mujeres fuertes, y también Reacher las ama.
Podemos pensar en Jack Reacher como en un investigador, un ex oficial, pero también es un viajero, un vagabundo, a la manera de Kerouac. ¿Dirías que las tuyas también son historias de ruta?
Absolutamente. Son historias de ruta pero sin alucinógenos.
Hemingway aparece como apellido de uno de tus personajes, y la pregunta por la manera en que trabajás tus diálogos puede acompañar ese detalle: ¿cómo los diseñás?
Escribo diálogos para representar cómo la gente habla –no cómo escribirían sus dichos, sino cómo dicen realmente las palabras. En las conversaciones diarias, las palabras por lo general se aumen y se omiten.
¿Cuáles eran los escritores que leías mientras buscabas tu propio estilo? ¿A cuáles admirás?
Cuando era joven, leía a Enid Blyton y Capt. WE Johns (especialmente su serie Gimlet). Después de eso, leía cualquier cosa que pudiera encontrar en la casa –piratas, exploradores, emperadores. Más tarde Alistair Maclean, Robert Parker. No fue sino hasta mucho tiempo después que descubrí a John D MacDonald, pero él fue igualmente una gran influencia. Pude ver la estructura detrás de la historia en cada uno de los libros de Travis McGee. Eran como guías de escritura para mí.
Última, sobre el noir: ¿escribir en el marco de ese género te hace las cosas más simples o más difíciles?
Disfruto leyéndolo, y es por eso que lo escribo. Si no disfrutase del proceso, ¿por qué lo haría?