Las cartas que se mandaban Chéjov y Gorki: lecciones literarias en entregas
Un intercambio magistral
Miércoles 16 de mayo de 2018
"Cuando Gorki y Chejov inican su correspondencia, en 1898, Chejov ya es un reconocido escritor y Gorki comienza solo a afianzar su producción literaria". Editorial Funambulista publicó el conjunto de envíos, un tomo imprescindible para reencontrarse con la obra de estos maestros pero también para tomar nota y aprender de las marcas que se hacían.
"Cuando Gorki y Chejov inican su correspondencia, en 1898, Chejov ya es un reconocido escritor y Gorki comienza solo a afianzar su producción literaria", según señala Rubén Pujante Corbalán en el posfacio a la correspondencia que publicó Editorial Funambulista en España y que él mismo tradujo.
Chejov había nacido en Tanganrog en 1860 y Gorki (que en ruso significa "amargo") en Ninji-Novgorod en 1968. La primera carta de este ida y vuelta entre genios se envió en 1898 desde la casa del segundo, y abre diciendo "V.S. Miroliubov afirma que ha expresado usted su deseo de recibir mis libros. Se los envío y aprovecho la oportunidad para escribirle: hay algo que quiero decirle, Anton Pavlovich. (...) Quisiera declararle el afecto ardiente y sincero que he alimentado servilmente por usted desde mi infancia".
"Quisiera que de vez en cuando me señale mis puntos flacos, me aconseje, en definitiva, que me trate como a un camarada que necesita ser instruido", le ruega Gorki a su mayor. Lo que sigue son algunos extractos selectos de esta correspondencia, en cuanto pueden funcionar como notas para quienes estén escribiendo o deseen escribir.
"Mi alma está irremendiablemente enferma, como es necesario que esté el alma del hombre que piensa".
Gorki a Chejov
"Hablemos ahora de sus defectos. Pero esto no es tan sencillo. Hablar de los defectos del genio es lo mismo que hablar de los defectos de un gran árbol que crece en el jardín. (...) Comenzaré por lo que, en mi opinión, me parece una desproporción en su estilo. Usted es como el espectador de un teatro que manifiesta su entusiasmo con tan poca discreción que ni él mismo ni los demás pueden oír la obra. Se evidencia especialmente en las descripciones de la naturaleza con las que entrecorta los diálogos. Cuando leemos esas decripciones, desearíamos que fueran más concisas, más breves, de dos o tres líneas. El empleo frecuente de palabras tales como 'delicadeza', 'murmullo', 'aterciopelado', etc., les da un aire retórico, una monotonía que enfría, que agota casi. (...) No se trata de la extensión, no se trata de la amplitud de la pincelada, sino de intemperancia".
Chejov a Gorki
"Me parece que mientras aún sea joven, debería abandonar Nijni y pasar dos o tres años relacionándose, por así decirlo, con la literatura y los hombres de letras. No es que se trate de aprender a cantar como nuestros ruiseñores y de afilar la vozx, sino de sumergirse de cabeza en la literatura y aprender a amarla".
Chejov a Gorki
"Soy un autodidacta, tengo treinta años. No creo que pueda mejorar lo que hago, ni siquiera que pueda mantenerme en el nivel al que he llegado. No es muy alto, pero es suficiente para mí".
Gorki a Chejov
"Cuando, para un efecto determinado, ponemos en juego el mínimo de gestos, a eso llamamos la gracia. Ahora bien, en sus cuentos notamos los excesos".
Chejov a Gorki
"Si tiene la intención de escribir una obra de teatro, escríbala, y luego envíemela para que la lea. Escríbala y guarde el secreto hasta que esté acabada, que si no, lo van a desquiciar y le romperán el impulso".
Chejov a Gorki
"Voy a vivir y a trabajar solo. 'La soledad es el comienzo de la sabiduría', dice un héroe de Hedberg. Y otro añade: 'Y de la locura'. Me inclino por lo primero".
Gorki a Chejov