Largas distancias, cercanas lecturas
Libros recién llegados
Miércoles 05 de agosto de 2020
Lo nuevo de las editoriales Chai, Concreto, Alfaguara, Emecé, Minotauro.
Con nuestra deslumbrante librería detrás, les presentamos estos nuevos títulos que llegaron recientemente a la librería y que prometen grandes lecturas. Como siempre, hay muchos géneros y muchas historias, para el aplio gusto de nuextrxs queridxs lectorxs. ¡Dense una vuelta, acorten las distancias con la literatura!
Recuerden que pueden contactarnos para comprar los libros que quieran por cualquiera de estos medios:
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Taj Mahal
Deborah Eisenberg
Chai
Autora mítica en el panorama del cuento norteamericano, admirada por escritores como Lorrie Moore, John Updike y George Saunders, cada uno de los cuentos de Deborah Eisenberg es un organismo extraño y deslumbrante, capaz, al mismo tiempo, de condensar en sus páginas la complejidad de una novela, cuestionar los límites propios del género y dar cuenta, con ternura y humor, de los imprevistos e imprevisibles desafíos de habitar este mundo.
Terriblemente original, con una escritura producto de una destilación minuciosa y apenas cinco libros publicados en más de cuatro décadas, desde hace años el nombre de Deborah Eisenberg circula de boca en boca y hace que los lectores esperen con deleite la aparición de cada nuevo volumen de su obra.
Los seis relatos de Taj Mahal, su libro más reciente, están llenos de encanto, ironía, observaciones filosas, y una lucidez que por momentos puede resultar perturbadora. En estas historias para leer y releer, Deborah Eisenberg escribe sobre familias, amistades, parejas, enamoramientos y duelos, y nos conmueve con personajes tan frágiles como valientes. De su mano nos acercamos a las verdades más íntimas, y a veces oscuras, de nuestra existencia.
Larga distancia
Tali Goldman
Concreto
¿Cuál es la distancia de esta Larga distancia? Es una que interfiere en en núcleo mismo de los afectos y de los vínculos: una pareja, una familia, una colectividad. En aquello que los separa a la vez que los mantiene unidos. En aquello que los aleja, precisamente porque se sienten cerca. Pero en la escritura de Tali Goldman, en su tono y en su destreza, hay algo más; es ese aire de humor, que se percibe incluso, o sobre todo, cuando hay desdicha, cuando hay dolor. Ciera forma del humor, ¿y qué otra cosa, si no eso, suscita una forma de colectividad? ¿Qué otra cosa, mejor que eso, define “la” colectividad? ¿Que otra cosa, mejor que eso, define “la” colectividad?
A veces se escribe Dios, a veces se escribe dios, a veces se escribe Di*s. En estos cuentos aparecen las tres variantes: la de ma mayúscula, la de la minúscula, la de lo inescribible. Porque a veces hay una ley que se impone, reglas atávicas que hay que cumplir. Pero también, y al mismo tiempo, la evidencia de que las vidas transcurren a partir de las desobediencias, de salirse o de transgredir. Y a todo eso subyace, con una sutileza admirable, lo que no se dice o no puede decirse, un sustrato de silencio, de secretos o de olvidos. La mejor literatura sabe siempre situarse ahí. Martín Kohan
Los cuentos de Tali Goldman están hechos de llamadas telefónicas, mails enviados desde casillas ajenas, charlas que tratan de acortar la distancia, pero solo logran subrayarla, pepinos susurrados en secreto y tortas de naranja que pasan de mano en mano y terminan volviéndose la piedra basal de su vida.
Son cuentos llenos de humor y picardía, cuentos que se permiten, de tanto en tanto, ser un poco irónicos y que, definitivamente, no le temen a la ternura y a la melancolía. No es fácil sacarle filo a la púa límpida con la que estos cuentos pinchan al mismo tiempo que arrancan una sonrisa: Tali lo logra con total maestría. Federico Falco
El enigma de la habitación 622
Joël Dicker
Alfaguara
Una noche de diciembre, un cadáver yace en el suelo de la habitación 622 del Palace de Verbier, un hotel de lujo en los Alpes suizos. La investigación policial no llegará nunca a término y el paso del tiempo hará que muchos olviden lo sucedido. Años más tarde, el escritor Joël Dicker llega a ese mismo hotel para recuperarse de una ruptura sentimental. No se imagina que terminará investigando el viejo crimen, y no lo hará solo: Scarlett, la bella huésped y aspirante a novelista de la habitación contigua, lo acompañará en la búsqueda mientras intenta aprender también las claves para escribir un buen libro.
¿Qué sucedió aquella noche en el Palace de Verbier? Es la gran pregunta de este thriller diabólico, construido con la precisión de un reloj suizo. Joël Dicker nos lleva finalmente a su país natal para narrarnos una investigación policial en la que se mezclan un triángulo amoroso, juegos de poder, traiciones y envidias en una Suiza no tan tranquila, donde la verdad es muy distinta a todo lo que hayamos imaginado.
Nunca llegamos a la India
Juan Sklar
Emecé
Una mañana de enero de hace un par de años, Juan Sklar me escribió para ver si podía mandarme un cuento para una revista en la que yo editaba la sección de ficción. Me lo mandó pero el cuento no se publicó. Tiempo después, me escribió para ver si quería leer el manuscrito de una novela; quería alguien que no fuera complaciente y le había caído bien que yo no quisiera publicar su cuento. Acepté y fui complaciente, porque Nunca llegamos a la India es un librazo.
Sklar se toma muy seriamente su trabajo de escritor y sabe transmitir su sensibilidad con palabras. Me parece un escritor notable. Está decidido a contar lo que hay en su cabeza –en la cabeza de su narrador, bueno. En una época de virilidades en cuestión, él viene a ofrecer su honestidad. Prefiere la narración de una intimidad problemática a la corrección política. Escribe con la soberbia armada de la juventud. Su protagonista no va a la India a ver a los miserables del mundo ni a buscar espiritualidad. La obsesión sexual y el escepticismo siempre van con él. El libro cuenta un territorio caliente, es áspero, peligroso, un poco enfermito y muy tierno. Sklar narra la violencia, el deseo y el sinsentido como pocos escritores argentinos.
Esta novela-diario-relato de viaje se devora, perturba, calienta. Con desparpajo y ternura, Sklar desarma los tópicos del viaje a la India y encuentra ahí mística y sexualidad, consumo y muerte, neurosis y belleza raspada: una India que es el espejo irónico de un argentino que quiere saber quién es. Santiago Llach
Buenos presagios
Terry Pratchett & Neil Gaiman
Minotauro
Según Las Buenas y Acertadas profecías de Agnes la Chalada Bruja (el único libro fiable de profecías, escrito en 1655, antes de que ella explotara), el fin del mundo tendrá lugar el sábado. El próximo sábado, para ser exactos. Justo antes de la hora de la cena. Los ejércitos del Bien y del Mal se están agrupando, la Atlántida está resurgiendo, llueven sapos y los ánimos están algo alterados así que... todo parece ajustarte al Plan Divino.
De no ser por un ángel quisquilloso y un demonio buscavidas que han vivido a costa de los mortales desde el comienzo de los tiempos y que no están dispuestos a aceptar tan fácilmente eso del “Fin de la civilización tal y como la conocemos” . Y... ¡vaya por Dios! ¡Parece que alguien ha hecho desaparecer al Anticristo!
Amazon Video estrena este año la serie basada en este libro.