_{Por Valeria Tentoni. Foto gentileza Filba.}

Nacido en el barrio de Boedo en 1965, Fabián Casas es poeta, narrador, ensayista y periodista. Estudió Filosofía y comenzó a trabajar en el diario Clarín a comienzos de los 90. Fue editor del diario deportivo Olé. Se desempeñó en la revista deportiva El Gráfico y fue subeditor y editor general del semanario El Federal. A comienzos de la última década del siglo XX fundó la revista de poesía 18 Whiskys, junto con otros poetas de su generación como José Villa, Daniel Durand, Darío Rojo, Ezequiel Alemián, Mario Varela y Eduardo Ainbinder. Editaron sólo dos números, pero tuvieron amplia repercusión en el ambiente literario de Buenos Aires.

Para la misma época, publicó Tuca, su primer poemario. Algunos de sus escritos en blogs forman parte de su libro Ensayos bonsái. En 1998 participó del Programa Internacional de Escritores de la Ciudad de Iowa. En 2007 recibió en Alemania el Premio Anna Seghers. Una antología de sus poemas salió en Alemania en el 2009 (traducida por Timo Berger). En 2014 obtuvo el Diploma al Mérito de los Premios Konex en poesía. 

Entre sus libros publicados se encuentran Horla City y otros. Toda la poesía 1990-2010 (2010), La supremacía Tolstoi (ensayos, 2013), Ensayos bonsái (2007), Ocio (2006), Los Lemmings y otros (2005), Titanes del coco (2015) y Últimos poemas en prozac (2019). Fue guionista del film Jauja (2014), dirigido por Lisandro Alonso y protagonizado por Viggo Mortensen, que se presentó con gran éxito de crítica y público en el Festival de Cannes.

El próximo martes (de modo virtual y presencial a la vez, en la Alianza Francesa de Buenos Aires), Casas impartirá una clase magistral bajo el título "La amenaza fantasma". Le enviamos algunas preguntas por correo electrónico al respecto.

La clase magistral se llama "La amenaza fantasma" y una puede imaginar que se trata de la hoja en blanco, ¿pero es eso? ¿Es eso lo peor que puede amenazar a quien escribe? 

La amenaza fantasma es la literatura, la idea de originalidad y la de tener que cumplir con cierta tradición en vez de emanciparte y buscar tu propia tradición. El estado sedentario en vez de ser nómade, moverte ligero y trabajar como un soldador en vez de un soldado. Es decir: un soldado de la literatura ve a las demás estéticas como enemigas y militariza el ánimo y se vuelve solemne. El soldador les roba a todos y cruza diferentes estéticas. 

¿Los autores que admiramos pueden ser nuestros fantasmas? ¿Quiénes serían los tuyos, en ese caso?

Los autores que admiro son una fuente de alegría. Y los que no me interesan también. A veces lo que no te gusta habla más de vos que lo que te gusta. 

¿Es deseable una escritura sin amenazas?  

Pienso que la amenaza es algo que si lo utilizás para producir, si convertís el dolor en aventura y, como dice Lamborghini, Leónidas, tomás la distorsión y la devolvés mutiplicada, se vuelve un estado poderoso.

En tu último libro de poemas, Envíame tus poemas y te enviaré los míos, aparecen versos que primero fueron notas en WhatsApp en un momento complejo de tu vida. ¿Qué podés contarnos de ese proceso de escritura? 

Escribir en WhatsApp esas notas en medio de la pandemia para mandarle a mis hermanos y a mis amigos era liberador. A veces, el corrector me cambiaba las cosas y yo las dejaba así. Me gustaba esa imprecisión. 

¿Te definís antes como lector que como escritor?

Me gusta ser un lector creativo. Yo pienso que uno escribe los libros cuando los leés con tu propia experiencia. Claro que el libro que estés leyendo debe ser poético y no una publicidad, porque en la publicidad no podés meter experiencia, sólo poder acordar o no.