Están lloviendo novedades
Libros recién llegados
Lunes 06 de enero de 2020
Algunas nuevas joyas de Entropía, Caja Negra, Pípala, Mansalva e Interzona.
¿Quién anda con ganas de leerse un buen libro? ¿Todes?
Acá les dejamos cinco novísimas opciones de todas partes del mundo, para adultes y niñes: historias fascinantes para empezar el año con un libro entre manos.
5
Sergio Chejfec
Entropía
"Este libro resulta de un deseo simple e incumplido. Durante bastante tiempo quise volver a un relato escrito en los 90, en condiciones que me parecieron únicas. Pero cuanto más porfiaba el deseo de reescritura, más se perfilaba la historia como documento de trances particulares. El relato se exhibía como prueba, la experiencia como anomalía. De este modo el original adquirió una condición mentalmente definitiva y se cristalizó en su singular circunstancia.
Entonces decidí tomar Cinco como lo que había sido en un principio: una historia devocional, en parte ofrendada a unos pocos y admirados títulos. A la pregunta improbable acerca de lo que se puede hacer a partir de una ficción, añadí una respuesta: proponer una explicación. Una explicación que no explique sino que subraye los puntos de una historia inconclusa, a la manera de un bordado incompleto. Un relato no menos ficticio, pero instalado en esa zona oculta, o movediza, que es la intervención explicativa.
De ahí el deslizamiento de Cinco a 5. El número busca indicar aquello apenas aludido por medio de las letras. No se trata de la búsqueda de lo cierto, sino de una confianza en la explicación como modesta y atenta disposición comunicativa; o sea, como forma paralela a la ficción –en ocasiones muda–."
Sergio Chejfec
Contra el cine
Guy Debord
Caja Negra
Guy Debord se decía cineasta. En la breve biografía publicada para el estreno de su película La sociedad del espectáculo (1974) se presenta de ese modo pero sin dejar de subrayar la distancia entre lo que dicha actividad significaba en su caso particular y los desempeños esperables para un director. Como es sabido, la vida de Debord estuvo marcada por el cine y por la voluntad de negarlo de todas las maneras posibles, “con y contra el cine”, como se tituló uno de sus artículos en la revista Internationale Situationniste. Su primera acción pública fue la proyección de una película sin imágenes, y la última privar al mundo de la posibilidad de ver sus films, cosa que realmente ocurrió durante el final de su vida. También la obra a la que ha quedado más asociado, La sociedad del espectáculo, antes de llegar a ser un libro fue un proyecto de película “de un género nuevo”. Si hoy paradójicamente podemos hablar de la influencia subterránea de la obra fílmica de Debord, que alimentó tanto a la nouvelle vague como las prácticas de cine militante y videoactivismo de los setenta hasta el presente, no es porque aspirara a labrarse semejante posición en la historia de las formas artísticas. Todo lo contrario: si algo caracterizó esta incursión a regañadientes fue la voluntad de destrucción del cine por sus propios medios: que el saqueo de realidad que practica la cámara sea sustituido por el saqueo de las imágenes recontextualizadas en un nuevo montaje.
La publicación de este volumen hoy, que reúne por primera vez en español la totalidad de los guiones escritos por Debord, no es inocente ni un mero ejercicio archivista. Sabemos que nuestro paisaje mediático no es el mismo y que el cine ya no es lo que era. Sin embargo, la poética de apropiación debordiana, su utilización del plagio y del desvío como ejercicios estético-políticos y la corrupción minuciosa de todos los componentes elementales que constituyen el dispositivo cinematográfico (fotograma, banda de imagen y de sonido, pantalla, sala, comentario, crítica), se erigen ahora como una estrategia vigente para hacer frente al flujo perpetuo de imágenes digitales. Parafraseando al grupo esloveo Laibach, probablemente una de las lecturas más interesantes del situacionismo desde la cultura pop: “Todo arte es susceptible de manipulación política, a excepción de aquel que hable el lenguaje de esa misma manipulación”.
A través. El universo de un hombre
Tom Haugomat
Pípala
Contada con una serie de imágenes conmovedoras, A través es una novela gráfica poderosamente silenciosa. El protagonista pasa su vida mirando a través. Las ventanas dan paso a las pantallas cuando llega a la mayoría de edad soñando con lo que hay más allá de la atmósfera de la Tierra. Esta es la historia de un niño que crece para convertirse en astronauta, como siempre quiso, hasta que un accidente da vuelta su vida y comienza a encontrar consuelo en la belleza aquí en la tierra.
En esa época
Sergio Bizzio
Mansalva
«Hicieron un rápido paneo del lugar: algunas dunas, elevaciones rocosas aisladas, grupos de cardos y pastos altos, un bosque celeste en el horizonte, demasiado lejos de allí. Montaron y, sable en mano, inspeccionaron, temerosos, un área de trescientos metros a la redonda: no había indios ni huellas, no encontraron nada aparte de unas crías de mbatutí enroscadas en la fisura de una roca. Las ensartaron –eran seis, bien gorditas, todavía sin voz y con los ojos pegados– y emprendieron el regreso. Durante el almuerzo, uno de los oficiales, animado por ese postre exquisito hallado al azar –una combinación de sabores obvia, dulce y agrio–, soltó la lengua y puso en palabras lo que todos pensaban: los indios andaban por ahí nomás, esperando la ocasión de lanzarse sobre ellos. Si no lo habían hecho todavía era porque no les hacía falta, o porque no tenían ninguna urgencia, o porque eran pocos para atacarlos con éxito. Quizá aguardaban a que estuviesen completamente agotados. Quizá disfrutaban mirándolos trabajar».
La condesa sangrienta
Valentine Penrose
Interzona
Valentine Penrose ha recopilado documentos y relaciones acerca de un personaje real e insólito: la condesa Báthory, asesina de 650 muchachas. Sin alterar los datos reales penosamente obtenidos, los ha refundido en una suerte de vasto y hermoso poema en prosa. La perversión sexual y la demencia de la condesa Báthory son tan evidentes que Valentine Penrose se desentiende de ellas para concentrarse exclusivamente en la belleza convulsiva del personaje. No es fácil mostrar esta suerte de belleza, Valentine Penrose, sin embargo, lo ha logrado, pues juega admirablemente con los valores estéticos de esta tenebrosa historia. Inscribe el reino subterráneo de Erzsébet Báthory en la sala de torturas de su castillo medieval: allí, la siniestra hermosura de las criaturas nocturnas se resume en una silenciosa de palidez legendaria, de ojos dementes, de cabellos del color suntuoso de los cuervos.
Alejandra Pizarnik