El tamaño ¿importa?
Ladrillos y breves
Jueves 27 de octubre de 2016
Orwell, Conrad, Deleuze leyendo a Rousseau ("es siempre un alumbramiento cuando Deleuze lee"), Ginzburg: tótems que hay que leer sin tabú. Ladrillos y pockets para todos los gustos, en llamas por igual.
George Orwell, Gilles Deleuze, Joseph Conrad: tres maestros asoman desde sus respectivos libros, dos de ellos enormes ladrillos como para darse una panzada total. Además, una reedición preciosa y dorada de La mafia se sienta a la mesa, y una de las novedades en nuestro estante en portugués, también a modo de recordatorio de que existe y tenemos varias editoras preciosas allí: Familia, de Natalia Ginzburg.
Ensayos, cuentos, novelas. Pequeñas galaxias en expansión una vez que se incrusten en los universos de las mentes de los lectores que se los quieran llevar a sus casas.
Ensayos
George Orwell
Debate, 984 páginas
«Escribo porque existe alguna mentira que aspiro a denunciar, algún hecho sobre el cual quiero llamar la atención [...] pero no podría realizar el trabajo de escribir un libro, ni tampoco un artículo largo para una publicación periódica, si no fuera, además, una experiencia estética.»
Así definía George Orwell, el ensayista inglés más importante del siglo XX, su pasión por la escritura. Esta amplia selección presenta por primera vez en español el abanico completo de sus intereses y pasiones, desde la literatura hasta la política, pasando por la taza de té perfecta o por qué los libros son más caros que los cigarrillos.
Narrativa breve completa
Joseph Conrad
Hueders / Sexto Piso, 1544 páginas
Pocos autores pueden compararse con la desmesura de la invención, la variedad de registros, la profundidad de inmersión de su viaje hacia los lugares más oscuros y recónditos de la mente y la delicadeza descriptiva de Joseph Conrad. Se recoge aquí en lengua española por vez primera la totalidad de la narrativa breve de uno de los autores más determinantes y fundamentales del siglo xx: desde relatos en los que ensayó motivos para sus obras mayores hasta algunas de sus piezas mejor resueltas como Tifón, El cómplice secreto, o Falk, o novelas tan desconocidas por el lector en español como El colono de Malata o El alma del guerrero y, también, su obra más célebre, El corazón de las tinieblas.
Conrad nos maravilla con toda una multitud de marineros, anarquistas, lúcidos locos y delirantes asesinos; el terreno en el que el hombre comienza a jugar con fuego es, definitivamente, el terreno en el que se despliega todo el hipnótico arte narrativo del autor.
Por todos estos motivos, el presente volumen constituye un festín literario de primer orden para cualquier lector. La cantidad y la calidad del material aquí reunido no hacen sino constatar, de la manera más contundente, el grandísimo talento de Joseph Conrad.
Curso sobre Rousseau
Gilles Deleuze
Cactus, 80 páginas
Aunque casi siempre de un modo latente, la figura de Rousseau fue unapresencia constante en la obra de Deleuze. No habiéndole dedicado un gran libro, como a otros filósofos de su talla, este curso de 1960, cuyo resumen mecanografiado publicamos por primera vez en castellano, se convierte en un documento de inmenso valor. Constituye, junto con un brillante fragmento de veinte años después, que lo acompaña en esta edición, la lectura que este nos dejó del pensador del Contrato social.
Sin embargo, justamente estalectura excede con mucho al Rousseau que habitualmente se nos presenta, el de una filosofía política desnuda, en su aspecto formal y comparativo con el resto de las teorías jurídico-políticas. Más bien se alumbra -y es siempre un alumbramiento cuando Deleuze lee- una ética rousseauniana, donde se descubre tal vez a espaldas del pensador un tono spinozista, algo así como un sonido que hay que saber oír o tocar.
Y entonces el Rousseau que emerge se completa con lecturas muy precisas de fragmentos del Emilio, las Confesiones y La nueva Eloísa, también de cartas y pequeños manifiestos. Y lo que emerge de esta lectura es un pensamiento de la situación concreta, allí donde la moral da paso a una ética. Contra el dualismo del interés y la virtud, su confluencia materialista: instaurar situaciones donde ya no tengamos interés en ser malvados (lo contrario de una sociedad).
Así el paseante solitario que es Rousseau, entre la bondad original del estado de naturaleza y la ensoñación del puro pasaje del tiempo, nos presenta lo que quizás sea su aporte más radical, el materialismo del sabio, que da título al libro que siempre quiso escribir. Cuando no se puede estar solo, porque ya no somos ingenuos o todavía no lo suficientemente inocentes, una acción selectiva sobre las situaciones concretas vinculada a los modos de existencia que habilita.
La mafia se sienta a la mesa
Jacques Kermoal y Martine Bartolomei
Tusquets, 224 páginas
Pocos saben que los «padrinos» de la «Honorable Sociedad» preparan los menús de sus ágapes con el mismo cuidado y esmero que sus crímenes. La expresión cucinare il delitto («cocinar el delito») da una idea de la importancia que la Mafia otorga a la gastronomía: ya desde sus comienzos, esta organización se ha reunido en torno a la mesa con objeto de festejar aniversarios y éxitos, urdir nuevas estrategias... o poner fin a las actividades y los días de algún miembro de la Familia. Y la comida constituye una liturgia, un ritual en el que cada detalle está perfectamente planeado. En La Mafia se sienta a la mesa se describen las comidas, cenas o banquetes que, por su importancia histórica o legendaria, por su originalidad o su cariz burlesco, ocupan un lugar preeminente en la gastronomía mafiosa desde 1738, año en que se fundó esa sociedad. Pues la Mafia organiza ágapes tanto para preparar el desembarco de Garibaldi en Marsala en 1860 como para distribuir el tráfico de caballos durante la primera guerra mundial, o para celebrar -en un famoso festín de quinientos cubiertos- la «toma» del Bronx por Maranzano. Así, los nombres de Mussolini, Roosevelt, Churchill o del general Dalla Chiesa se mezclan, entre bocado y bocado, con los de don Vito, Calogero Vizzini, Genco Russo, Lucky Luciano o el último emperador, el abogado mafioso Vito G. Los gourmets verán satisfecha su curiosidad, ya que se ofrecen los menús, los vinos y las recetas de las comidas mafiosas más relevantes. Varias de estas recetas fueron inventadas por los más famosos caciques y jefes de «familia», cuyo prestigio, según se dice, debe más a su talento culinario que a su forma de manejar la metralleta.
Familia
Natalia Ginzburg
José Olympio, 144 páginas
"Família" e "Burguesia", os dois contos que compõem este livro de Natalia Ginzburg, enunciam já no título os temas prediletos da escritora, que desenvolveu ao longo dos anos um coerente e profundo trabalho de sondagem e exploração. Vistos hoje, em perspectiva, seus romances e contos interpretam emblematicamente a evolução de uma certa família italiana, citadina e burguesa, desde o ambiente provinciano dos anos de 1940 (Le voci della sera) até as tumultuadas mudanças de costumes que estamos vivendo (Caro Michele).
De fato, são casos de extravio e de crise esses que o livro apresenta, introduzindo-nos em dois núcleos familiares da Roma de hoje: de repente, parece-nos conhecer desde sempre os personagens que enredam e desenredam seus destinos, como se arrastados por um acaso caprichoso e zombeteiro, que inventa encontros surpreendentes, amizades esquivas, frágeis amores, tenazes aversões.
Mas que através de um diálogo reduzido ao essencial, o enredo das histórias é deduzido a partir da relação que os personagens mantêm com os objetos de uso cotidiano, com as coisas que comem, com os animais domésticos de que se rodeiam. Isso a que assistimos é um drama da espera: os anti-heróis de Natalia Ginzburg nos aparecem sempre prestes a sair do torpor de sua condição medíocre para encontrar o ímpeto do novo e projetar-se numa zona menos cinzenta e resignada; às vezes, seu aspecto desleixado esconde a estranha graça dos predestinados. O olhar que abarca esses interiores é o olhar de quem foi chamado a fazer o inventário de uma casa quando alguém a deixou sem aviso prévio, e consegue reconstituir, sobre os destroços das borrascas recém-findas, as cadências secretas do existir. O significado profundo que se esconde nos encontros e nos ritos mais fúteis está fadado a aflorar lentamente, ou talvez tarde demais, quando todos os jogos já foram feitos, e a memória, lançando uma luz finalmente fria e exata sobre o passado, destila uma nostalgia lancinante pelos pequenos ontens perdidos.
Como lhe acontece em suas melhores páginas, Natalia Ginzburg segue os arabescos dessas existências fendidas com uma participação acurada que se esconde sob uma firme objetividade de provérbio. A sábia afinação dos seus instrumentos decompõe e reinventa a banal e terrível música da vida.