El día que Hemingway no murió
Historia de un titular
Miércoles 30 de marzo de 2016
Por Valeria Tentoni.
"Reporte desde África", avanzaba la volanta: el novelista estadounidense y su mujer, Mary Welsh, estaban de viaje en plan safari y un diario, el Daily Mirror, los daba por muertos en un accidente aéreo. Habían sobrevolado la selva del este del continente, en un charter no del todo confiable. Hemingway tenía 55 años. Ya había ganado el Pulitzer y estaba a punto de ganar el Nobel.
Una semana atrás había cazado un leopardo.
Era el 23 de enero de 1954 y el rumor de la fatalidad comenzó a correr: la pareja se dirigía hacia las cascadas de Murchison, sobre el Nilo Blanco. El autor de Verdes colinas de África estaba ahí por segunda vez. Su primer viaje había sido con otra mujer, Pauline, en 1933. Visitaron Kenia y Tanganica. De esas semanas se llevó en limpio la novela mencionada, los cuentos "Las nieves de Kilimanjaro" y "La corta vida feliz de Francis Macomber", y una disentería amebiana por comer o tomar algo en mal estado, que le arruinó el intestino grueso.
Así y todo, quiso volver. Mary sonríe, radiante, en la foto que el diario usó en la portada de ese día en que dijeron: "Hemingway y su esposa mueren en un accidente aéreo".
El accidente, pero, sí que existió. De hecho, no fue el único que sufrió durante ese periplo; estuvo dos veces a punto de morir, y quedó con lesiones que le recordarían la aventura por el resto de su vida. Que no iba a ser tan largo, de todos modos.
George Plimpton, al entrevistarlo para The Paris Review, estuvo en su casa, en las afueras de La Habana. En su habitación vio, además de dos mesas de luz abarrotadas de libros, "un armario cubierto por una piel de leopardo". ¿Sería el que cazó entonces? También nos enteramos, por las descripciones que hace el periodista, que Hemingway escribía de pie, parado sobre una alfombra de piel de antílope africano. Plimpton agrega otras pinceladas al cuadro de intimidad safari:
"Hombre de hábitos fijos, Hemingway no utiliza el escritorio perfectamente conveniente que se halla en la otra sección de la alcoba. Aunque el mueble ofrece más espacio para escribir, posee también su miscelánea de objetos: fajos de cartas, un leoncito de paja de los que venden en los establecimientos nocturnos de Broadway, un pequeño costal de aspillera lleno de dientes de animales carnívoros, casquillos de escopeta, un calzador, tallas en madera que representan un león, un rinoceronte, dos cebras y un puerco salvaje… y, naturalmente, libros: amontonados sobre el escritorio, junto a las mesas, apretados en los anaqueles en orden caprichoso: novelas, historias, colecciones de poesía, teatro, ensayos".
Hemingway, como todos saben, se suicidó. Fue unos siete años después del episodio de la portada del Daily Mirror.
El recorte pertenece ahora a la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy, en Boston.