Cómo vivir en una casa
Cinco libros domésticos
Martes 27 de junio de 2017
Desde el clásico de Xavier de Maistre hasta las alucinaciones domésticas de Claire-Louise Bennett, pasando por los ensayos del siempre iluminador Bachelard, el crack datero Bill Bryson y las actualizaciones de la nueva era con la suiza Mona Chollet.
Por Valeria Tentoni.
Hogar dulce hogar. Dicen que la expresión proviene de una ópera que se estrenó en Londres en 1823, y que la letra era del actor y dramaturgo John Howard Payne. Dicen que se popularizó como himno de añoranza entre los soldados y que llegaron a prohibirla para evitar más deserciones. Pero ¿qué es un hogar? ¿Dónde empieza y dónde termina? A continuación, cinco libros enhebrados temáticamente alrededor de la casa y sus habitaciones.
Viaje alrededor de mi habitación
Xavier De Maistre
Este libro fue publicado sin nombre de autor en 1794 y se convirtió casi automáticamente en un superventas. El conde Xavier De Maistre fue militar, escritor, director de biblioteca y también se supo ganar la vida como pintor paisajista y de miniaturas. Mientras servía para el ejército cayó en arresto en Turín y fue entonces que escribió ésta, su obra maestra, con 27 años, la que introduce "una nueva manera de viajar en el mundo":
"He emprendido y ejecutado un viaje de cuarenta y dos días alrededor de mi habitación. Las interesantes observaciones que he hecho y el placer continuo que he experimentado a lo largo del camino me impulsaban a hacerlo público; la certeza de ser útil me ha decidido a ello. (...) El placer que uno siente viajando por su habitación está libre de la envidia inquieta de los hombres; es independiente de la fortuna".
En casa
Bill Bryson
Del autor del super recomendable Una breve historia de casi todo (Premio Aventis de libros de ciencia), datero cósmico capaz de recabar informaciones de una precisión y una infinitesimalidad espectaculares, se puede mencionar este otro libro.
La escritura surgió, al igual que con Maistre, de la experiencia: después de mudarse a una vieja casa con su familia, Bryson se encontró en el techo un buen día, rastreando el origen de una gotera. "Siempre resulta emocionante descubrirte contemplando un mundo que conoces bien pero que nunca has visto desde ese ángulo".
"Tuve la idea de iniciar un viaje, de deambular de habitación en habitación y reflexionar sobre cómo cada una de ellas ha figurado en la evolución de la vida privada. El baño sería una historia de la higiene, la cocina del arte culinario, el dormitorio del sexo, la muerte y el sueño, y así sucesivamente. Escribiría una historia del mundo sin salir de casa".
Poética del espacio
Gaston Bachelard
"Gracias a la casa, un gran número de nuestros recuerdos tienen albergue, y si esa casa se complica un poco, si tiene sótano y guardilla, rincones y corredores, nuestros recuerdos hallan refugios cada vez más caracterizados", escribe el poeta, filósofo, profesor y crítico francés, amo y señor de una sensibilidad del pensamiento sin igual que lo llevó a escribir libros como éste, la Poética del espacio. En su interior hay capítulos dedicados a la casa y al universo, a los cajones, a los rincones, a los armarios, a la "inmensidad íntima" y a la dialéctica de lo de dentro y de lo de fuera. Exquisita es la sección que dedica a leer algunas casas y habitaciones escritas por grandes plumas, como la de Baudelaire o la de Rilke.
"A través de todos los recuerdos de todas las casas que nos han albergado, y allende todas las casas que soñamos habitar, ¿puede desprenderse una esencia íntima y concreta que sea una justificación del valor singular de todas nuestras imágenes de intimidad protegida?".
Estanque
Claire-Louise Bennett
Nacida en Wiltshire, Bennett estudió literatura y artes dramáticas en Londres y cita, justamente, el libro de Bachelard en uno de los tres epígrafes que da a su debut en lengua española, con traducción de Laura Wittner.
No es casual: la narradora de cada uno de estos microrrelatos asociados en una trama mayor es la misma, una mujer encerrada en una casa que expande a golpes de descripciones milimétricas, morosas y levemente lisérgicas. Un desayuno puede llevar siglos, y la preparación de un puré de tomates ofrecerse como espectáculo sagrado. La percepción está alterada, y las escalas se reeditan página a página. Un arquitecto jamás podría tomar medidas exactas en esa construcción.
"Escuchaba un escarabajito que me cruzaba la frente bordeándome el nacimiento del pelo. Escuchaba una araña que venía por el pasto hacia la manta. Escuchaba un par de herrerillos pendencieros que se mecían a mis espaldas. Escuchaba las alas de la torcaza golpear entre las ramas medias de un haya cubierta de hiedra y los estorninos arriba en los cables, y las gaviotas y los vencejos mucho más alto todavía".
En casa
Mona Chollet
A este repertorio se le puede sumar una actualización: el libro de ensayos de la escritora y periodista suiza Mona Chollet. Editado recientemente en Argentina por Hekht libros, se dedica a esas "torres de marfil asediadas" en las que vivimos, y a las mutaciones que estamos sufriendo en el sentido de la intimidad y del uso privado del tiempo y el espacio, y del privilegio de la soledad.
Se trata de una odisea del espacio doméstico en la que Chollet, que se define como "una hogareña", persigue la idea de una arquitectura ideal.
"Los escritores, o los artistas en general, también son los únicos hogareños socialmente aceptables. Su enclaustramiento voluntario produce un resultado tangible y les confiere un estatus prestigioso, respetado (sin embargo no hay que confundirlo con una profesión, ya que la mayoría se gana la vida por otros medios).
(...)
Sin ser artistas, muchos sienten una necesidad de soledad con la misma regularidad. Pero les resultará muy difícil imponer su legitimidad. La sociedad continúa tomando esa reivindicación como una afrenta. Querer quedarse en casa, estar bien en ella, es decirles a los demás que algunos días -sólo algunos- preferimos estar sin su compañía; y ello para consagrarnos a ocupaciones o, peor, a ausencias de ocupación, que les parecerán increíblemente vanidosas o inconsistentes. ¿Quién se atrevería a rechazar una invitación explicando simplemente que está mejor en su casa?"