Cinco novelas para el fin de semana
Recién llegados a la librería
Miércoles 26 de julio de 2017
"Todo novelista quiere escribir poesía, descubre que no puede y a continuación intenta el cuento, y al volver a fracasar, y sólo entonces, se pone a escribir novelas", creía William Faulkner. Aquí, cinco libros para pelearle la hipótesis.
En esta bandeja de entrada, varias opciones de editoriales locales y autores argentinos para empacharse el fin de semana con novelas. También, y como parte representante de un cargamento delicioso que cruzó el Atlántico, una novela de Yukio Mishima -hay más, todas exquisitas- y otra de Kurt Vonnegut.
"Todo novelista quiere escribir poesía, descubre que no puede y a continuación intenta el cuento, y al volver a fracasar, y sólo entonces, se pone a escribir novelas", creía William Faulkner. Aquí, cinco libros para pelearle la hipótesis.
La pianola
Kurt Vonnegut
Hermida Editores
En La pianola, la primera novela del irreverente escritor de culto norteamericano fallecido hace ahora diez años, describe una sociedad en la que los humanos han sido sustituidos por máquinas. Mediante la metáfora de la pianola que, dotada de un mecanismo automático, reproduce la música, Vonnegut escenifica en la novela una despiadada sátira social que pinta con colores sombríos y su característico humor negro.
La sociedad absurda descrita en La pianola, al igual que la sociedad contemporánea, está dominada por la tecnología y la eficiencia de las máquinas, y en ella los hombres se han convertido en seres superfluos, alienados, que no encuentran sentido a su existencia. La clarividencia de Vonnegut le convierte en uno de los autores norteamericanos más relevantes de nuestro tiempo.
Nieve de primavera
Yukio Mishima
Alianza
Considerada como el testamento ideológico y literario de Yukio Mishima (1925-1970), «El mar de la fertilidad» es una tetralogía en la que el autor abarca a través de su inconfundible mundo narrativo la evolución del Japón desde comienzos del siglo XX hasta los años1970, expresando su rebeldía contra una sociedad que él consideraba sumida en la decadencia moral y espiritual. Articulada en torno a la trágica historia de amor entre los jóvenes Kiyoaki y Satoko, "Nieve de primavera" (1968) es la primera novela de esta serie que vertebra como testigo y protagonista Shigekuni Honda. En ella, Mishima retrata con una severidad no reñida con su singular estética la rápida apertura hacia formas de vida occidentales y burguesas que propició en Japón la restauración Meiji en detrimento de la cultura tradicional.
Confluencia
Ines Kreplak
Alto Pogo
"Inés Kreplak escribió uno precioso: Confluencia. Abigarrada conjunción de géneros. Un poco autobiografía del cuerpo y narración de la enfermedad, otro historia de una comunidad en el delta, más una reflexión sobre la amistad y algunas notas de lecturas sobre otros que escribieron el Tigre. No está, en esas notas, Sobre Sánchez, de Osvaldo Baigorria y es con ese libro que este libro de Inés tiene un aire de familia. Pero si en el de Osvaldo, el Tigre es el nombre de una comunidad imposible -ensoñada pero fracasada-, en el de Inés es el nombre de una comunidad a realizar, la que se funda en el territorio de la amistad y el amor. Fallada, sintomática, que puede realizarse precisamente porque no tiene ilusiones. Sólo deseo de ser, de perseverar en el ser" // Tomado del muro de Facebook de María Pía López
La entereza
Eduardo Rubinschik
Paradiso
¿Lo embosqué una nochecita, cuando volvía para su casa, que había sido mía. Caminaba casi flotando, la vereda parecía de algodón, hecha para que él pudiese, con su alegre ritmo involuntario, rebotar sutilmente, como si a cada paso dejara atrás el lastre de un pasado inútil, y estuviera impregnándose de una necesidad de presente absoluto: un ser leve, libre, agraciado y en una búsqueda bien orientada hacia la felicidad. Yo estaba seguro de que gran parte de ese lastre debía estar, para él, graficado en mi persona".
La visitante
Claudia Solans
Adriana Hidalgo
La novela se abre en Tucumán, lugar al que llega la ingeniera Fátima Moran. Su propósito es pragmático: realizar una investigación y finalizar su tesis. No sabe, al llegar, que la espera otro viaje más decisivo, más a lo profundo de esas tierras vacías y despobladas a las que los españoles de la conquista dieron el nombre de valle de Tafingasta, tierras que, imperturbables, siguen gravitando sobre la vida y el destino de los hombres que las habitan. Lugar que atrapará a la protagonista hasta cambiarle la vida. La profunda sugestión del lugar, cuya explicación no está en ningún libro ni nadie puede transmitir, es la que siente Fátima desde el primer momento. Siglos después de que sus habitantes primigenios, misteriosamente, levantaran sus construcciones y las abandonaran, esos cerros, especialmente el Muñoz, guardan secretos atávicos o próximos que ella, como extranjera, intentará develar. La visitante es el retrato contemporáneo de un lugar arcaico; un cruce entre la ingeniería genética y la celosa conservación de una cultura que se resiste a ser desalojada. El paisaje, extraordinariamente descripto en la novela, es un elemento constitutivo de la narración. Es un paisaje intervenido por la historia, testigo secreto, pero no mudo, de las acciones, incomprensibles o perversas, de los hombres. La protagonista se pliega sin disquisiciones a ese ámbito con el solo afán de comprender, tal vez de encontrar un lugar que cobije su soledad. Los dos hombres decisivos en ese arraigo –Serafín, el ingeniero indio, con una atracción tan fuerte como la tierra misma; Manuel, el criollo paternal, cuya vida guarda un secreto trágico que el valle oculta– son emergentes de ese paisaje y de esta historia. Narrada con elocuente parquedad, esta primera novela de Claudia Solans brilla en los personajes delineados con gran precisión, en el paisaje, de una presencia novelística inapelable, y en la línea argumental que despliega, en el motivo del viaje, el desciframiento de la propia identidad: alguien que llega al valle sin saber quién es y hace en el valle su elección existencial. // Sylvia Iparraguirre