Cinco novedades eróticas: especial San Valentín
Una romántica bandeja de novedades
Miércoles 12 de febrero de 2020
Chispas en el aire: para esta entrega especial, tenemos libros eróticos de Siruela, Hiperión, Visor de Poesía, Planeta y Blatt & Ríos.
"Recordarles el tacto los olores/ el perfume del día poderoso/ la música del mundo y el suntuoso/ regusto de los besos y las flores", dice uno de los Pornosonetos de Mairal. Con este y cuatro otros libros nos encendemos para este San Valentín y para siempre.
Diarios amorosos
Anaïs Nin
Siruela
Pocos escritos exploran la vida amorosa de una mujer con tanto detalle y sutileza como estos diarios no censurados de Anaïs Nin. En ellos se abordan abiertamente los aspectos físicos y psicológicos de esta autora que buscó actuar con plena libertad desde sus deseos sexuales y emocionales.
En Incesto (1932-1934) aparecen por primera vez todos los fragmentos omitidos en publicaciones anteriores de sus diarios. Destaca la decisiva transgresión que supuso el incesto con su padre, y que subyace en la mente de una mujer en apariencia tan libre de ataduras y prejuicios.
En Fuego (1934-1937), Anaïs Nin prosigue el apasionante relato de su vida. Esta vez la acción transcurre entre París y Nueva York, y aborda sus ya conocidas relaciones con Henry Miller y el psicoanalista Otto Rank. También escribe en estos diarios sobre la guerra civil española, Rafael Alberti, Alejo Carpentier o Constantin Brancusi.
Poemas amorosos del Manyooshuu
VV. AA.
Hiperión
El Manyooshuu o «Colección de las diez mil hojas» es la primera gran antología de poesía japonesa. Recoge unos 4.500 poemas escritos entre los siglos vii y viii. En ella predominan los poemas de cinco versos conocidos como tankas. Entre los temas que los inspiran, el amor, en sus múltiples variantes y circunstancias, es uno de los principales. Las costumbres eróticas de la época eran muy abiertas, la vida amorosa se desarrollaba al llegar la noche y muchas veces de manera furtiva, de ahí el gran número de poemas que giran en torno a ella. La antología recoge tanto poemas de alto contenido erótico como otros que celebran el amor conyugal. Muchos de ellos fueron escritos por mujeres, que disponían de una formación y de una independencia notables. En resumen, en el Manyooshuu las emociones se desnudan desde muy diversas perspectivas, mostrándonos que el amor es un sentimiento que todos reconocemos por igual y que pese a los 1.300 años que nos separan de ella, ésta sigue siendo una obra intemporal y universal.
Sonetos lujuriosos
Pietro Aretino
Visor de Poesía
Pocos hombres tan representativos del espíritu de su siglo como Pietro Arentino (1492 - 1556). El Divino para unos, Azote de príncipes para otros, libertino y desvergonzado para todos, fue una de las figuras más singulares y poderosas de Venecia. Su variada y extensa obra literaria ha determinado que su impar figura siga brillando con luz propia, aunque no pura, en el firmamento de los hombres ilustres del Renacimiento.
Su obra poética fue, durante el siglo pasado y parte del actual, lectura exclusiva de algunos entendidos. Estaba vedada para el público lego, en consideración a las expresiones utilizadas y a las descripciones explícitas que allí se señalan. Sin embargo, vista con ojos actuales, no podemos negarle el valor intrínseco que posee como obra poética y, especialmente, por expresar emociones y sentimientos de la naturaleza sexual del ser humano que le es propia y natural.
Los Sonetos Lujuriosos fueron compuestos para interpretar los famosísimos grabados denominados Posturas, del pintor Marco Antonio Raimondi, copiados de los célebres dibujos de Julio Romano.
Pornosonetos
Pedro Mairal
Emecé
En este libro están reunidos por primera vez mis Pornosonetos. Los publiqué hace tiempo en distintos volúmenes bajo el seudónimo de Ramón Paz, por pudor, para desmarcarme, para librarme de mi nombre. De alguna manera hoy siento que le pertenecen más a él que a mí. Ramón Paz es más que yo, más que un seudónimo, más que un álter ego. Tiene más fuerza, más libertad. En todo caso es un yo atomizado, expandido y sin filtro. Pero cuanto más aclaro que es un personaje, más se pega a mí. Mejor me hago cargo. Una vez una amiga, cuando le aclaré que Ramón Paz no era yo, me dijo: ‘No jodas, sos más vos que nunca’”.
-Pedro Mairal
Estados del deseo
Edmund White
Blatt & Ríos
En tiempos en que se documenta ao vivo hasta el último resquicio de las vidas privadas y de los rituales colectivos de ese infierno que son los otros, un libro como Estados del deseo nos recuerda que hasta hace no mucho las sociedades contemporáneas convivíamos con un bien en vías de extinción: el misterio. Vilipendiada, demonizada y perseguida, la cultura gay constituía (aun en los Estados Unidos) una terra incognita que merecía, y exigía, el compromiso de una inspección docta. Dragueado de etnógrafo, Edmund White estudia las costumbres y los caprichos de las comunidades de homosexuales dispersas por el vasto territorio norteamericano a fines de los años setenta, atento a las modulaciones que les imprimen la época, la geografía, las religiones y las distintas tensiones raciales y culturales. El resultado es un informe que para el lector contemporáneo es oro en polvo. O en polvos, porque en su transgresión constante de las reglas de la etnografía straight, White se permite ser observador participante y también informante nativo, compartiendo tragos, experiencias, perspectivas y lecho con quienes lo guían en su periplo. Así las cosas, Estados del deseo es mucho más que la descripción densa de una cultura en la que nos cuesta reconocernos. Es un libro en el que la sed de registro auspicia reflexiones antropológicas hondas y de largo alcance, relevantes hasta el día de hoy, pero que a su vez almacena los sueños y las alucinaciones utópicas de una generación que pocos años más tarde iba a ser diezmada por la crisis del sida.