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Cabezas parlantes: tres libros de entrevistas imperdibles

Por Luciano Lahiteau

Libros recientes que recurren a la entrevista para escarbar en las motivaciones de los artistas y creadores: No te debemos nada. Entrevistas escogidas de Punk Planet Magazine (Daniel Sinker, Walden), Diálogos (Liliana Porter y Ana Tiscornia, Editorial Excursiones) y Otros carnavales. Conversaciones con músicos de Brasil (Violeta Weinschelbaum, Planeta).

Por Luciano Lahiteau.

 

Entrevistas, diálogos, conversaciones. La aparente sinonimia esconde menos un formato literario que la sensibilidad con la que tratar al personaje. Cada una de estas formas de hablar con alguien guarda rasgos distintivos y subraya ciertas características; cercanía, cotidianeidad, confianza, empatía, tiempos, espacios.

Es sabido que la entrevista implica tanto una postura de quien la propone como una disposición del personaje que se somete a esa instancia compartida. Cuando los ánimos están disociados, aparece el peligro de la incomunicación. Pero cuando entran en sintonía, los resultados pueden ser maravillosos. Esto, por supuesto, no significa evitar el conflicto o la contraposición de ideas; una entrevista puede ser amable y vacua. Más bien, se trata de un acuerdo tácito en la búsqueda de preguntas y respuestas que superen las que podemos elaborar individualmente. Esa es una buena entrevista.

Entrevistas, diálogos, conversaciones pueden ser, entonces, con sus variantes, tres puntos de partida para un mismo fin: alcanzar al personaje en su coyuntura y su contexto, capturar algunas dimensiones de su identidad y su obra, y obtener algunas clarificaciones a partir del entendimiento mutuo. Tres libros recientes, No te debemos nada. Entrevistas escogidas de Punk Planet Magazine (Daniel Sinker, Walden), Diálogos (Liliana Porter y Ana Tiscornia, Editorial Excursiones) y Otros carnavales. Conversaciones con músicos de Brasil (Violeta Weinschelbaum, Planeta) emprenden ese camino con el quehacer artístico como punto de destino.

 

 

 

No te debemos nada. Entrevistas escogidas de Punk Planet Magazine (Walden)

En la primavera de 1994, Daniel Sinker pensó que la mejor manera de conducir su frustración con el status quo del punk era hacer una revista que reflejara su forma de entender el movimiento. Y eso era un todo dinámico, donde la omnipresencia de la música no opacaba otras formas de expresar su consuetudinaria disconformidad. Así, disciplinas artísticas como el cine y la ilustración obtendrían la misma atención que la música, que la gestión de sellos discográficos, el activismo político organizado, las disidencias sexuales y la teoría social.

Ese instinto antropofágico le permitió publicar más de cuarenta números hasta 2001 sin pasar por ninguna escuela de periodismo. “Ni una sola vez, ni por un segundo, tuve la sensación de saber lo que estaba haciendo”, escribe Sinker en la introducción, aunque el recorrido por estas 30 entrevistas lo desmientan. Sea él mismo o alguno de los colaboradores habituales de la publicación, las charlas que propone Punk Planet son informadas y densas: cada tema es problematizado, cada concepto revisado, cada práctica cuestionada en la convicción de que cada entrevistado tiene su propia manera de explicarse en el mundo y desenvolverse en él. Como dice Sinker, “El ‘hazlo tú mismo’ es la respuesta al ‘¿por qué?’”.

Entre casos que sirven de inspiración y deconstruyen el supuesto simplismo de la praxis punk (como el de Negativland vs el copyright, o el del activista Jon Strange y su protesta mediática contra la invasión a Irak) e indagaciones profundas acerca del impulso creador, como las de Ian MacKaye, de Fugazi (“Guardar tus equipos es una gran parte del arte”; “El skateboard tiene que ver con redefinir las cosas. Era como ponerse un par de anteojos con filtros: cada esquina, cada vereda, cada calle, cada pared tenía una nueva definición”) o de Kathleen Hanna (“Me harté del rock; quería hacer cosas que no supiera cómo se hacen”), No te debemos nada va creando un identikit de la última ola punk del siglo XX y logrando capturar el espesor de aquellas escenas under que a Sinker le interesaban, como el emo y el riot girl.

 

 

 

 

Diálogos (Editorial Excursiones)

“Teníamos casi pactado cortar apenas alguna de las dos se cansara, para no caer en simplificaciones”. Este no es el único ejemplo del celo con que Ana Tiscornia comparte sus diálogos con la artista argentina Liliana Porter en estos textos publicados en diversas publicaciones y ahora reunidos. Como hace su interlocutora con sus famosos juguetes y figuras en miniatura, cada distancia, silencio y ausencia tiene un sentido. Es una correspondencia con el re-entendimiento que hizo Porter de su quehacer artístico a mediados de los '60: “Me vi como grabadora, muy metida en lo técnico, y entonces me decidí a parar y pensar. Allí pensé que en realidad, cuando uno decía muchas cosas, decía menos que si uno no decía nada, porque en el silencio parece que uno puede estar a punto de decir todo. Entonces empecé a trabajar al revés, en lugar de crear presencias, creando ausencias”.

Esta consigna implícita le permite a Tiscornia dejar temas abiertos y retomar definiciones de su entrevistada (cuesta decirlo, dada la intimidad y la relación de pares que transmiten los textos) en encuentros posteriores. Así, con pasos cortos y omisiones deliberadas (¿en qué escuela de periodismo se permitiría una intervención como “cambiemos de tema, a veces no es bueno explicar demasiado”?), el libro logra construir un perfil de la artista más preciso y efectivo que cualquier retrospectiva o currículum académico.

El paso del tiempo -los diálogos se esparcen entre 1995 y 2015- y la revisión de los conceptos le dan una autoridad casi incuestionable a definiciones como esta: “Prácticamente toda la obra de Porter constituye un ejercicio metalingüístico enfocado en el cuestionamiento de la frontera entre la realidad y su representación o, más ajustadamente, su enunciación”. Y una terminación esculpida a frases que, según lo pactado, nunca fueron grabadas. “La cosa es nada sin la representación”, “La realidad es solo una representación que enmascara muchas otras” o “No hay posibilidad de entender si para entender uno busca una explicación hecha. Hay solamente posibilidad de crear” ya traen consigo el peso de la verdad.

 

 

 

 

Otros carnavales. Conversaciones con músicos de Brasil (Planeta)

No parece haber sido su objetivo, pero lo que Violeta Weinschelbaum logra en la compilación de estas entrevistas es lo más cercano a un retrato de la continental diversidad del país de Carmen Miranda y Vinicius de Moraes. Pero estas son, como dice el título, conversaciones: la investigadora argentina tiene una agenda de temas que no impone, sino que sugiere a medida que su entrevistado va deshaciéndose de pruritos y dándose cuenta que los diálogos propuestos no buscan una terminación, sino una ampliación. Tal vez por su formación en letras, Weinschelbaum busca más explicaciones que revelaciones, más descripción del proceso que del producto, más reflexiones inacabadas sobre la totalidad que conclusiones sobre lo específico.

Cuenta con una gran aliada: la redundancia. Con la mayoría de estas figuras clave (llámense Caetano Veloso, Rita Lee, Carlinhos Brown o Gilberto Gil), la autora tuvo la oportunidad de volver una y otra vez sobre pensamientos, para alargarlos o recomenzarlos. Con todos ellos mantuvo conversaciones en distintos momentos y contextos, macerados además por intercambios epistolares que fueron afinando el ojal de intereses comunes.

Por ello, por la amplitud de los personajes contenidos y por la persistencia de sus preguntas, la falta de actualidad de este libro es falaz; se trata, más bien, de un trabajo que invita a pensar la identidad musical brasileña (en especial eso que nos cuesta tanto a los argentinos, habituados al centralismo: los regionalismos) y que será material de consulta: además de los recorridos biográficos y la valoración artística de cada obra, la preocupación de Weinschelbaum por esclarecer la relación que los autores e intérpretes establecen con el contenido lírico de las canciones (si son algo distinto de la poesía o no es un debate que permanece abierto durante todo el libro) es una camino tan interesante como poco transitado.          

      

     

  

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