"Sin sentir la pasión por la lectura, el mediador sólo será puente"
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Mercedes Calvo
Lunes 10 de agosto de 2020
"Los niños al nacer saben leer el mundo, no los libros; nos hacemos lectores viendo leer": conversamos con la autora de libros como Tomar la palabra. La poesía en la escuela Fondo de Cultura Económica).
Nacida en Salto, Uruguay, en 1949, Mercedes Calvo fue lectora de poesía desde muy niña y maestra desde 1971. Como docente y capacitadora se interesó siempre en el desarrollo de un lenguaje y una percepción poéticos. Se jubiló en 2006 y desde ese entonces, está abocada a la escritura de poesía para niños. Ha publicado, entre otros, los libros Tomar la palabra. La poesía en la escuela (Fondo de Cultura Económica) y otros como Por las dudas, ¿Dónde está la ballena? o Los espejos de Anaclara.
"Me gustaban los libros más que las muñecas: usé de mordillo los de Proust, armé trencitos con las obras de Tolstoi, recorté los escudos de los troyanos en La Ilíada. Cuando aprendí los leí, claro", cuenta esta autora en poesía, cuento y ensayo que además se especializa en mediación lectora.
¿Qué es la mediación lectora y por qué es importante atendamos a ella? ¿Qué es exactamente un mediador o una mediadora?
Se ha dicho muchas veces que un mediador es un puente entre los potenciales lectores y los libros; está allí para facilitar el cruce. Es la función de un puente, claro. Pero al puente lo mismo le da que alguien cruce en una dirección o en otra. O que no cruce.
Por eso a mí me gusta más la imagen de la celestina, esa mujer que procura, que facilita, que encubre incluso, una relación amorosa. Porque la celestina es una persona, y como tal se involucra, toma partido en lo que está haciendo, conoce la psicología de los amantes e intuye si esa unión podrá funcionar. El mediador debe tener mucho de ella: conocer los placeres ocultos de la lectura, querer que otros gocen de ellos y acercar a cada lector lo que pudiere atraerle.Sin una experiencia personal fuerte, removedora, sin sentir la pasión por la lectura, el mediador sólo será puente.
En tu caso, también fuiste maestra: ¿cómo se vincula lo educativo con la mediación? ¿Cómo escapa, a su vez, la mediación lectora de lo estrictamente educativo?
Si cuando leemos lo educativo pensamos en conocimientos, la mediación lectora escapa totalmente a esa función. En el ámbito de la instrucción los maestros debemos trasmitir contenidos, formar hábitos, adquirir técnicas. Pero si trascendemos lo meramente instructivo y atendemos al desarrollo integral, para que el niño (no ya el alumno) se convierta en persona, la mediación lectora es fundamental. Los niños al nacer saben leer el mundo, no los libros; nos hacemos lectores viendo leer.
Como poeta y como lectora de poesía, trabajás con ese género y se lo ofrecés a lectores niños y niñas. ¿Cómo lo reciben? ¿Con qué te has encontrado?
Siempre he puesto más el acento en leer poesía que en leer poemas, me interesa más esa lectura del mundo a la que hacía referencia recién, que es natural en el niño, que el género literario propiamente dicho. Hay poesía más allá de los poemas, a la vez que, a veces, puede haber algún poema sin poesía.
De todos modos, como maestra o como escritora y lectora también he acercado poemas a los niños y los reciben muy bien; creo que el prejuicio está más del lado de los adultos que el de los niños.
¿Por qué creés que hay prejuicio en ofrecerles poesía a los niños y siempre se intenta acercarles narración, linealidad, acción?
Creo que a veces podemos sentirnos inseguros, sin herramientas; un cuento nos parece que da más elementos para “trabajarlo”, pensamos que es algo más concreto; frente a la brevedad de la poesía nos sentimos desorientados. Tal vez nuestra relación con ella no ha sido la mejor y eso influye en la forma de acercarnos.
Lo fundamental es comprender que promover la poesía no es lo mismo que promover la lectura. Recuerdo la escena de La sociedad de los poetas muertos en que el profesor de literatura incita a los alumnos a romper las páginas de algunos libros y propone como actividad jugar al fútbol mientras resuena el Himno a la alegría de Beethoven. Y es coherente: el lenguaje de la poesía no está hecho de palabras; sin duda ese disfrute del cuerpo y del alma está más cerca de la poesía que algunos versos.
¿Cómo dirías que son los niños y las niñas como lectores? ¿Qué cualidades conservan que quizás luego se pierdan?
Algo que vemos habitualmente en los niños pequeños que aún no decodifican es la manera personalísima de “leer” su versión propia de la historia, apoyándose en la multitud de voces que habitan el libro. Siempre he tenido la impresión de que en verdad conocen algo de la lectura que nosotros ya hemos olvidado.
Otra cosa que les envidio es la pasión. Cuando chica no podía abandonar un libro, colocar un marcador entre sus páginas y seguir al otro día. Al leer desconectaba totalmente de la realidad y me sumergía en un espacio - tiempo distinto del que me costaba regresar.
Los niños que verdaderamente leen, leen así; la lectura no es un hábito como cepillarse los dientes y mucho menos un pasatiempo o un placer. Por suerte.
"El mundo es de muchos colores. Me gusta mirarlo", escribiste. ¿Creés que los libros multiplican esas gamas? ¿Qué creés que le hace la literatura al mundo? ¿Y a la mirada?
Por supuesto que las multiplican: cada escritor toma algunos de esos colores para expresarse, cada lector elige los suyos al leer. Por lo general no coinciden y eso es lo bueno: las diferentes miradas van formando un entramado. La literatura sostiene al mundo. Juarroz lo expresa muy claramente: Una red de mirada mantiene unido al mundo, no lo deja caerse.
¿Por qué leer en tiempos como estos?
Si acotara los tiempos como estos a los últimos meses diría, un poco panfletariamente:
Si usted sabe que debe cuidarse pero a la vez está harto de cuarentenas; si quiere olvidar el tapabocas, el alcohol en gel y el distanciamiento pero se siente responsable de los demás, ¡termine con sus dudas ya!
Haga realidad todas sus fantasías y
¡LEA!
Leer es la mejor manera de viajar, de no quedarse en casa
Leerle a otros, aunque sea por teléfono, la mejor manera de acercarse
Promover la lectura es la mejor manera de no lavarse las manos
Regalar un libro, la mejor manera de dar un abrazo