El producto fue agregado correctamente
Blog > > "Para poder escribir una novela tengo que creérmela"

"Para poder escribir una novela tengo que creérmela"

Marcial Gala

Nacido en Cienfuegos, el escritor actualmente reside en Buenos Aires, donde se ha quedado con el Premio Ñ de novela con Llamenmé Casandra, la historia de un soldado cubano trans peleando en Angola. "En Cuba Borges era muy poco conocido", le contó a Luciano Lamberti en esta entrevista.

Por Luciano Lamberti.

 

Marcial Gala nació en Cienfuegos (Cuba) en 1963 y actualmente reside en la  Argentina. Ha publicado, entre otros, las novelas La catedral de los negros (premio Alejo Carpentier), Rocanrol y Sentada en su verde limón, los libros de cuentos Enemigo de los ángeles y El hechizado, entre otros y varios libros de poemas. Hablamos en el bar de Eterna Cadencia a partir de Llamenmé Casandra, premio Ñ de novela, la historia de un soldado cubano trans peleando en Angola.

 

¿Por qué empezaste a venir a la Argentina?

Cuba es un país que está atravesando una situación muy difícil, desde hace mucho tiempo. Y poco a poco, además de razones sentimentales, llegué acá y descubrí que Buenos Aires es una ciudad que me acogía bastante bien, me gustaba el ambiente literario, y poco a poco me fui quedando, sin tener al principio una idea clara de que iba a permanecer acá. Fueron sumándose cosas, la publicación de la novela La catedral de los negros, que había sido premio de la crítica en Cuba y premio Alejo Carpentier. Y después gané el premio Ñ, que es como el segundo del Premio Clarín.

Escuché en alguna entrevista que en Cuba leías a Borges.

En Cuba Borges era muy poco conocido. Hubo un, llamemosló eclipse, entre Borges y los escritores cubanos. Porque antes de la revolución escritores como Lezama, Virgilio Piñeyra por supuesto conocían a Borges, pero después de la revolución pasó a integrar la lista de escritores que no eran gratos en Cuba, lo sacaron de los planes de estudio y no se hablaba de él. Entonces en mis años de lecturas copiosas, a los veinte o veintidós, cuando uno está estudiando en la universidad, yo recuerdo que en la biblioteca de Cienfuegos había una sala de lectura y ahí yo me empecé a hacer aficionado de la literatura fantástica como Stevenson o Poe, y era tanta mi ignorancia que de pronto agarro un libro bien grueso, de pasta dura, no conocía a ese autor de nombre latino, Jorge Luis Borges, pero empecé a leer y me fascinaron sus cuentos. Yo pude digerir a Borges antes de saber quién era, y siento que eso me da ventaja frente a otros a los que Borges les llegó con una reputación anterior. Yo lo leí sin haber oído de él.

La novela tiene un poco la forma de la memoria, da saltos aleatorios.

Por eso usé esa cita de Borges. La del caballo muerto en la playa. Yo soy de una ciudad marinera, y es verdad que nunca vi un caballo muerto en la orilla, pero sí troncos en la playa, que vuelven, que regresan, y esa sensación que es muy propia de la capacidad memotécnica, de recordar, de volver, de ir armando tu historia así como si fuera un mosaico donde poco a poco las piezas van encajando.

Y además me parece un procedimiento muy joyceano, si se quiere, lo de meter a un personaje de la literatura griega en la Cuba de los años 70.

Antes de ser lector de literatura fui lector de historia. Para mí la historia tuvo una importancia muy grande. Un libro como La Illíada, por ejemplo. Recuerda que en Cuba se publicaba mucho pero no había una especie de plan editorial. En Cuba había un solo lugar donde se publicaba, el Instituto Cubano del Libro que supuestamente tendría un plan editorial pero era bastante aleatoria. Publicaban La Illíada pero se podían tardar diez años en publicar La Odisea, y la Illíada fue un libro que, dadas las circunstancias que se vivían en Cuba donde, en cierta manera la virtud más apreciada era la valentía, Cuba era un país que vivía de las heroicidades, la guerra de Angola, los doce que bajaron de la Sierra, y la Illíada era un libro donde las virtudes heroicas son fundamentales. Por otro lado el personaje de Casandra es medio aleatorio. Yo sabía que Casandra era este chico en busca de identidad, es un muchacho que tiene mucho de muchos personajes, un heredero de ese personaje de Ray Bradbury en el que todo el mundo veía lo que quería ver. Cada uno ve en él lo que quieren ver: Olivia Newton Jhon, la esposa del capitan, la difunta hermana de su madre. Ella siente que es Casandra, se identifica con ella, pero como toda novela que está contada desde la subjetividad más completa uno nunca sabe si lo es realmente. Es como un hueco negro, un abismo. Es un texto que el pacto de lectura con el lector es aceptalo o no lo aceptes. Aparte, en la Cuba de esos años el bullying contra el gay era muy fuerte. Tú podías ser cualquier cosa menos maricón, o débil. Ya parecerlo era ser un condenado. Y lo único que puedes hacer es una huida para adelante. Mientras más trates de ocultarte, más te descubren. Él huye para adelante. Y va donde supuestamente una persona de su aspecto físico no puede estar.

¿Cómo es tu proceso creativo?

Yo parto mucho de una imagen. Una imagen verbal. Y la novela ya está casi contenida en las primeras palabras, en ese chico que se sienta a ver el mal. También yo había escrito Rocanrol que es una novela a la que le falta la segunda parte, la publicó Corregidor hace poco. En esa novela ocurre en el mismo tiempo, en la misma época, pero hay un personaje que se iba a Angola y después por cuestiones novelísticas no va. Yo quería hacer una novela que fuera el espejo distorsionado de esta. En Rocanrol son personajes que tienen toda la capacidad física para ir a Angola, uno es un nadador y el otro un atleta, pero deciden no ir. Sin embargo no quieren construir su propio camino en un momento en que la única opción parecía decir sí. Y este que podría haber eludido el ejército, en la novela dice que va por dos centímetros, que es nada, y es un chico amanerado, al que lo primero que le preguntan es si es maricón. Si él se hubiera quedado callado a lo mejor le tenían buena voluntad y ya está. Se volvía invisible. No podía estar en el ejército ni hacer una carrera universitaria. Había una frase que pendía en la cabeza de todos los jóvenes como una espada de Damocles que era “la universidad es para los revolucionarios”. No especificaba qué era ser revolucionario. Pero se sobreentendía que un maricón no podía ser revolucionario. Eran los requisitos adicionales. Y no te especificaban cuáles eran. Para viajar te daban una planilla donde te preguntaban si tenías familia en el extranjero y si mantenías relaciones con esa familia. Entonces si tú tenías familia en, no sé, Argentina, te quedabas con la pluma en la mano, pensando. No era un proceso claro, había un expediente secreto que pendía sobre ti. Igual que esa ¿has practicado alguna religión? ¿Practicas alguna religión? ¿Tienes algún familiar que practique alguna religión? Esa cosa que hace ahora los Estados Unidos, por el miedo a la contaminación y al terrorismo. Es un método muy del socialismo.

¿El discurso fantástico se opone al discurso del Estado? ¿Qué te atrae del fantástico?

Mucho tiempo antes de dedicarme a la escritura de novelas escribí cuentos. Eran cuentos fantásticos, porque las preguntas que yo me hacía, cuál es la naturaleza de Dios, por ejemplo, ese tipo de preguntas clásicas que se hace uno, ¿no? Cuba es un país donde la realidad es muy permeable, muy mutante, muy flexible, y la relación que uno tiene con la realidad es compleja. Siempre fui ateo, antes era marxista pero ya no, pero esa cosa agnóstica está presente en mi literatura, y lo fantástico por lo general me parece que es una manera de acercarse a esos temas. Tiene que ver más que con una posición filosófica, con una posición estética. Rocanrol es una novela bastante realista. Hay un momento solamente donde el protagonista se pone a fumar marihuana y se le aparece el fantasma del padre. Pero le pregunta tonterías. Eso aparece también en La Catedral de los negros. En esta novela se narra desde el fin de los tiempos, el fin de las eras, no existe él ni probablemente ningún humano.

¿Hoy un libro como este sería prohibido en Cuba?

La respuesta sincera es: no sé. Es un país muy complejo. Tú te sientas con un tipo que cree en la revolución cubana y te dice: no, acá hay libertad. Y te sientas con uno de Miami y te dice: acá no hay libertad. Pero yo pienso que sí, que al menos parte de la intelectualidad cubana le ganó espacios al gobierno. Lo que sí no sé es si tendría difusión el libro. El cine y la literatura son diferentes. La literatura es mucho más estrecha. Por eso digo que no sé.

¿Y cómo ves la situación hoy en Cuba?

Es un país que está estancado. Un país de viejos. La producción cubana disminuye terriblemente cada año por la gente que se va para no volver. Las cosas más elementales se dificultan. A alguna gente Estados Unidos le ha hecho mucho favor. Tienen un enemigo a quien culpar de todos los males. Es un gobierno que lleva sesenta años diciendo lo mismo, y viviendo del recuerdo de haber asaltado cuarteles, sin darle a la gente la posibilidad de elegir otra variante. En Cuba hay apatía social y política, y nadie cree en nada. Yo allá tengo a mi mamá y tengo dos hermanos.

¿Buscás siempre que haya ritmo en tu prosa? ¿Pensás que la poesía tiene que estar contenida en la novela?

No siempre es así. Por lo general, en la prosa lo que busco es la verdad. Para poder escribir una novela tengo que creérmela, y para creérmela tengo que conocer al personaje. Este personaje es tan poético porque él mismo es poeta, y tiene un montón de lecturas. En otras novelas los personajes son más ríspidos, y hablan de una forma ríspida también. Una de las cosas que más me sirvieron para escribir fue aquella frase de Faulkner donde dice que el escritor que piensa dos veces en la técnica es un escritor que está muerto. Eso tiene dos variantes: una, creértelo completamente; la otra, pensar que el viejo estaba mintiendo en ese punto, porque para mí la técnica lo es todo. Lo que me interesa para que la novela funcione es buscar una técnica. Cuando escribo me interesa mucho más el procedimiento técnico, estético, que lo que voy a decir. Para esta novela es importante la cuestión de la homofobia, por supuesto, pero me interesaba más que fuera una historia bien contada, lo mágico del libro: que fuera poética, que tuviera humor, que fuera verosímil. Mientras escribía esta historia me preguntaba: ¿a quién le están contando esta historia? Cuando ya tenía una parte escrita descubrí que se la contaba a Zeus. Y tiene eso que tienen los héroes griegos de imprecación. Sentir que lo que les pasa corresponde al dios.

¿Qué escritores sirven para leer tu obra?

Muchos escritores de lo fantástico. Pedro Páramo de Juan Rulfo. Mijaíl Bulgákov. Vargas Llosa pero más en su teoría. Eso que él dice acerca de los niveles de realidad. Desarrolló todo un manual para novelistas donde habla de eso. Las mudas de nivel de realidad. Cuando tú logras pasar de una realidad a otra y todo encaja así. A mí siempre me pareció que paradójicamente donde más puedes aprender de realismo mágico es en escritores ajenos a Latinoamérica, como en Salman Rushdie o en Arundhati Roy en El dios de las pequeñas cosas. Aparte de Cien años de soledad que es una novela muy mágica. Son escritores que tratan la novela como un poema. Guillermo Cabrera Infante. Borges, de quien quizás no se note la presencia pero para mí es fundamental. Los ensayos de Borges nos permitieron a mí y mi generación hacernos preguntas. Más que los libros de Nietzsche o Kierkegaard, que eran muy difíciles de conseguir en Cuba. La única filosofía disponible en Cuba era la del marxismo. Leer la otra era muy difícil, porque ni siquiera en los planes de estudio de la universidad figuraba. Leíamos primero filosofía marxista, que empezaba por la dialéctica de Hegel. Ni siquiera veíamos a Kant, o los críticos, o Trotsky. En Borges veías lo que mencionaba y después ibas y buscabas.

¿No te da miedo que al criticar al régimen cubano le hagas juego a la derecha?

Yo pienso que el autor, el que hace ficción, tiene un pedacito, un sitio donde pone sus ficciones y no le queda más remedio que tirar sus pensamientos al viento con la esperanza complete el rompecabezas de la realidad. Cuba ha vivido mucho de eso de “la derecha”. En Cuba es la vieja derecha. Lo que antes se llamaba la diáspora. Y lo único que se puede construir es tomando las cosas desde otro lado. Eso de “la derecha” de Miami es algo que no existe. Hay personas que son marxistas, otras no. Otras son progresistas y otras no. Yo tengo dos hermanas en Estados Unidos y muchos sobrinos, es un país entrañable para mí, y quisiera que ese diferendo acabara, y que Argentina avanzara. 

 

 

Artículos relacionados

Martes 29 de marzo de 2016
Cómo se llama tu libro
Se entregó el premio al libro con el título más raro del año.
Mundo bizarro
Miércoles 06 de abril de 2016
"Escribo para acomodarme la cabeza"

Eduardo Sacheri ganó el Premio Alfaguara 2016 con la novela La noche de la usina. “Me encanta que la literatura esté llena de mensajes, pero no quiero me los ponga el autor”, dice.

Se entregó el Premio Alfaguara
Lunes 18 de abril de 2016
Buenos Aires, ciudad escuela de escritores
Maestría en Escritura Creativa en la UNTREF, Licenciatura en Artes de la Escritura en UNA, cursos en instituciones, talleres privados y centros culturales: Buenos Aires se potencia como capital de formación de escritores en español y recibe avalanchas de postulantes.
Crece la oferta de formación
Viernes 22 de abril de 2016
Para no perderse en la feria
Un gps para encontrar algunos de los stands más interesantes de la 42° Feria del Libro.
Feria del libro de Buenos Aires
Viernes 22 de abril de 2016
Shakespeare not dead
Carlos Gamerro dio ayer una clase magistral gratuita en el Centro Cultural San Martín donde, a partir de escenas de Hamlet y Enrique IV, explicó el porqué de la vigencia de Shakespeare en la cultura occidental.
A 400 años de su muerte
Lunes 25 de abril de 2016
Para no perderse en la feria
Algunas de las actividades más destacadas de la segunda semana de la 42° Feria del Libro de Buenos Aires.
Feria del libro de Buenos Aires
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar