"La imaginación literaria tiene la capacidad de proveernos de mapas sensibles"
Caja Negra se lanza a la fantasía
Viernes 13 de mayo de 2022
Malena Rey y Ezequiel Fanego, editores en uno de los sellos contemporáneos claves de Argentina, nos cuentan todo acerca de su nueva línea de libros: "Es un recurso más al que apelamos para continuar con el objetivo principal de Caja Negra, que es comprender el mundo que nos rodea".
Por Valeria Tentoni. Foto de Imanol Subiela Salvo.
Fundada en Argentina en 2005 por Diego Esteras y Ezequiel Fanego, Caja Negra tiene sedes en Buenos Aires y Madrid y disemina sus libros por Latinoamérica y España. "Caja Negra es una entidad pensante, un organismo tentacular cuya misión es mapear la historia de episodios radicales de experimentación estética, política y vital. De esas experiencias hace libros, y de esos libros una proliferación de alianzas, activaciones culturales, discusiones y recursos críticos orientados a desprogramar la maquinaria del presente y multiplicar futuros inciertos", explican. El equipo de completa con Nicolás María Espert, Javiera Pérez Salerno, Sofía Stel y Consuelo Parga en diseño.
Con web renovada, un blog al día con sus novedades y una programación repleta de actividades digitales y presenciales, la editorial se expande y se ramifica este año también por medio de un nuevo catálogo, con la línea "Efectos colaterales": "Nos atrae la experimentación genérica y la hibridez en la formación de una serie en la que convivan autoficciones teóricas, ejercicios alucinatorios de ficción especulativa y documentos textuales de la vida digital". Los dos nuevos títulos con que arrancaron son Miles de ojos, de Maximiliano Barrientos y Vaquera invertida, de McKenzie Wark.
Malena Rey y Ezequiel Fanego, editores del sello, nos cuentan algo más acerca de su nueva línea de libros:
Después de publicar ensayos durante 15 años, lanzan una nueva colección apelando al "recurso de la fantasía", ¿cómo piensan este concepto, el de la fantasía?
Ezequiel Fanego: El concepto de fantasía siempre estuvo ligado al conocimiento. Para Platón, por ejemplo, la fantasía es aquello que media entre el alma y los datos que recibimos de los sentidos: una mezcla de sensación y juicio. En la teoría psicoanalítica, la fantasía remite a la inscripción simbólica del deseo, que lo vuelve de alguna manera representable. Marx también se ocupó de señalar que bajo el modo de producción capitalista el mundo se nos presenta como una fantasmagoría: un mundo en el que las cosas se relacionan entre sí, mediante la abstracción del valor. Así que lo primero que se me ocurre es decirte que pensamos este concepto como un concepto ligado al conocimiento, y en ese sentido es un recurso más al que apelamos para continuar con el objetivo principal de Caja Negra, que es comprender el mundo que nos rodea. Lo segundo que se me ocurre decirte es que recurrimos a la fantasía porque sentimos que cuando ese mundo que nos rodea se vuelve tan evanescente, tan “irreal”, la imaginación literaria tiene la capacidad de proveernos de mapas sensibles para poder acceder a él, muchas veces antes de que tengamos los conceptos para hacerlo. Al igual que Futuros Próximos, nuestra colección de ensayos, Efectos Colaterales propone un tipo de saber acorde a nuestro tiempo. Solo que es un tipo de saber más lisérgico, a tono con una realidad muy fractal, atravesada por universos ficcionales, espectros digitales y simulaciones de distinto orden.
¿Cómo comenzó a aparecer esto en su horizonte de interés editorial? ¿Cómo prepararon esta colección y desde cuándo? ¿Qué buscan en los libros que saldrán allí?
Malena Rey: La idea de publicar ficción tiene una larga historia en la editorial. De hecho, la colección Numancia ya incluía distintos libros de narrativa, de los beatniks a Osvaldo Baigorria. Pero siempre lo veíamos como un desafío lejano, porque entendíamos que muchas otras editoriales lo estaban haciendo muy bien y no creíamos que fuera nuestro momento. Pero lo que apareció más claramente en estos últimos años fue la necesidad de buscar narrativa contemporánea y de explorar algunos géneros que van de la ficción especulativa o weird a la autoficción, pasando también por textos que de algún modo documenten nuestra vida online. Queríamos encontrar el reverso de la colección Futuros Próximos a partir de textos que problematizaran el presente, pero desde una perspectiva más lúdica o experimental. Así que armamos Efectos Colaterales con la idea de que puedan convivir ahí novelas más clásicas, con autoficciones más arriesgadas a nivel formal, y libros que crucen cierto registro sensible del mundo con algunas inquietudes teóricas. Hace varios años que venimos leyendo distintas cosas en estas líneas, y de a poco -muy de a poco- fuimos acercándonos al espíritu de la colección. Son muchos más los libros que leímos y descartamos, que los que finalmente decidimos contratar. Muchas personas cercanas a los intereses de Caja Negra nos ayudaron a encontrar los primeros títulos, entre ellos Patricio Orellana, Alejo Ponce de León y Mariana Enriquez. Lo que nos parece clave es que haya autores y autoras hispanohablantes mezclados con otros autores traducidos. Queremos que eso esté más balanceado que en otras colecciones de Caja Negra. Y todo este lanzamiento implicó un diseño propio: nuevas tapas con imágenes 3D, nuevo formato, nueva maqueta de interiores, nuevas tipografías. Fue un trabajo que nos insumió entre dos y tres años Ya tenemos contratados ocho libros. La idea es sacar 6 títulos en 2022 y otros 6 en 2023.
¿Cómo hace juego este nuevo catálogo con el existente de ensayística?
Malena Rey: Creemos que Efectos Colaterales viene en algún punto a complementar desde la ficción la lectura de ensayos y libros de crítica cultural. Esos mismos lectores que se sumergen en los libros de Mark Fisher, Sara Ahmed o Éric Sadin, llenos de conceptos y de notas, o en trabajos voluminosos sobre tal o cual escena musical, pueden ahora encontrar también en nuestro catálogo novelas que les provoquen otras búsquedas y que tengan otros ritmos de lectura. Muchas temáticas de Futuros Próximos encontrarán en Efectos Colaterales su posible reverso ficcional. Temas como la inteligencia artificial, la tecnologización de la vida cotidiana, la estética y afectividad queer o la crisis ambiental se irán colando en las ficciones de acuerdo al estilo y la potencia de cada uno de los autores y autoras. Publicaremos por primera vez en español a Tim Maughan, Leonardo Felipe, Alexandre Laumonier, B.R. Yeager y Clare Pollard, que exploran estas y otras líneas. A su vez, inaugurar de cero una colección de ficción nos permite llegar a lectores que quizás nunca se habían interesado por nuestros libros o que se habían interesado en ellos pero que quizás no tienen el ejercicio que implica la lectura de ensayo. Con Efectos Colaterales ahora tienen una puerta de entrada nueva al encontrarnos entre las novedades literarias de las librerías.
"Esta colección nace con la sospecha de que la imaginación literaria del presente aloja los mitos sintéticos de las subculturas del mañana": me gustaría entrar de lleno a esta línea, que es compleja y muy rica. ¿Qué poder identifican en la imaginación? ¿Qué lugar tiene ese poder en el juego presente - mañana? ¿Qué valor le da Caja negra a lo mitológico, por qué su búsqueda?
Ezequiel Fanego: Esa frase con la que decidimos cerrar el texto que funciona como una especie de manifiesto de la colección se nos apareció así, medio de golpe, en un momento de inspiración no tan reflexiva. Tiene una primera inspiración bastante patente, que es JG Ballard y su libro Mitos del futuro próximo, que ya había inspirado el nombre de nuestra anterior colección. Siempre nos interesó esta idea de Ballard de buscar mitos que no sean mitos de origen, mitos volcados al pasado, sino mitologías prospectivas que nos den claves para lanzarnos hacia el provenir. Así que en parte es un guiño a Futuros Próximos para seguir reforzando la idea de que Efectos Colaterales se propone continuar con la misma tarea pero por otros medios. Esta noción del mito prospectivo tiene también mucho en común con un concepto que vienen trabajando los aceleracionistas que nos interesa mucho, el de “Hiperstición”. La hiperstición refiere a una idea performativa que provoca su propia realidad, una ficción que crea el futuro que predice. En palabras de Nick Land, el autor del concepto, la “hiperstición es un circuito de retroalimentación positiva que incluye a la cultura como componente. Puede ser definido como la (tecno-) ciencia experimental de las profecías autocumplidas”. En el modelo hipersticional la ficción no se opone a lo real, sino que más bien la realidad está compuesta por ficciones, territorios semióticos consistentes que condicionan respuestas perceptuales, afectivas y conductuales. Crear ficciones equivale a crear realidades. Por eso el mundo en que vivimos se empeña en obturar nuestra posibilidad de imaginar otras realidades, pese a que lo aún-no-posible se hace presente todo el tiempo en la vida cotidiana y fecunda con potencial fantástico a lo real. El realismo capitalista, el posibilismo político, son la traducción política, ideológica o cultural de esta clausura de la imaginación.
Caja negra, desde hace años, explora lo subcultural, ¿por qué se embarcan en esa aventura, qué potencia encuentran ahí y con qué se comprometen al hacerlo?
Ezequiel Fanego: Es en ese sentido que recurrimos a las subculturas. Como bien decís, si hay algo que acompañó a la editorial en estos 16 años de existencia es esta obsesión por recuperar diversos episodios de la historia subcultural. Dedicamos muchos libros a esta tarea arqueológica, para buscar en esos capítulos minoritarios del pasado estrategias que nos inspiren, modos de vida alternativos que persisten e insisten abriendo brechas de existencia por fuera de lo estandarizado. Pienso en los decadentistas, en los beatniks, en los postpunks, en la marginalidad gay o afro que encontró en la música disco su espacio de liberación. Recientemente publicamos La biblia psiquika, un libro que registra la labor oculta de un grupo de músicos y artistas que se propusieron democratizar saberes esotéricos vinculados a la magia y lo ritual como prácticas de transformación política. Ese libro tiene mucho que ver con Efectos Colaterales, por ejemplo, porque esa comunidad partía de asumir el ordenamiento imaginario de lo real para recurrir luego a usos extra-ordinarios de la palabra: la palabra como encantamiento, como evocación, como canal para la transformación de la conciencia. Pero la diferencia entre lo que hicimos todos estos años y lo que pretendemos para esta colección es que acá no nos interesa tanto revisar el pasado en busca de claves o de inspiración. Al igual que Ballard con sus mitos prospectivos, con Efectos Colaterales dejamos un tanto de lado la arqueología subcultural para aventurarnos a imaginar las subculturas del mañana.