¿De dónde viene el placer de recomendar libros?
Claves para entender una pasión
Lunes 03 de agosto de 2020
"No hay forma de encontrar un libro que les guste a todos. No existe ese libro", dice Flavia Pittella. La consultamos junto a Florencia Ure, Mariana Soto, Bianca Mera y Maira Purman -periodistas, editoras, autoras, libreras y prenseras- para entender cómo surge y se desarrolla la capacidad de entusiasmar a alguien más con una lectura que nos ha dado felicidad.
Por Valeria Tentoni.
¿Cómo surge y se desarrolla la capacidad de entusiasmar a alguien más con una lectura que nos ha dado felicidad? ¿Cuál es el premio secreto que empuja a alguien a hacerlo? La habilidad de recomendar libros y "pegarle" no es exclusiva de libreros y libreras, aunque es cierto que en sus filas siempre encontremos a quién recurrir. Por ejemplo, una de las nuestras –metida en el asunto desde hace una década– es Mariana Soto, a quien podrán encontrar detrás de la barra de Eterna Cadencia. Antes, Mariana pasó por librerías de Quilmes, Bernal, La Plata y puestos en la Feria del Libro. "María Teresa Andruetto dice, citando a Perlongher, que la escritura es desvío. Como lectora me interesó en primer lugar poder husmear ahí, y cuando encontré personas que tenían la misma curiosidad y eso se convirtió en mi trabajo, realmente se reveló muy placentero, una posibilidad de asomarme a esas obras junto con otrxs", dice, y también que cree que las recomendaciones más importantes son las que se esconden en los libros, "esas pistas que dejan lxs autores, que te linkean a otras obras, del presente o del pasado, a veces también del futuro. Y, para mí, las mejores recomendaciones, las que recuerdo con más cariño, fueron las de clientes. Como si de esa manera algo se cerrara de forma perfecta".
El placer de recomendar es tanto que son muchas las visitas, locales e internacionales, que quisieron ocupar ese rol en los Festivales Filba: "Soy tu librero" es siempre una actividad destacada en el programa de todas las ediciones (en la imagen podemos ver al francés Laurent Binet, autor de HHHH, de en 2012). Y el vicio se propaga...
"La tía solo regala libros", sabe su sobrino: "Voy a la librería y busco un libro que asocie con la persona por algún motivo; puede ser el título, la tapa, lo que sea. Muchas veces regalo libros que yo no he leído. Casi siempre le acierto", dice Flavia Pittella. Su caso es paradigmático, porque recomienda libros por todos los medios posibles: va de la radio al video, y hasta lee en vivo desde su cuenta de Instagram. Además, es autora de 40 libros que adoro (Planeta). ¿De dónde le vino ese gusto? "Mi madre es una gran lectora. En casa siempre había libros aunque nunca hubo una gran biblioteca porque mi mamá iba y venía de una compraventa de libros y nunca quedaban en casa. Sí quedaban los que ella quería compartir con sus cuñadas, amigas o con nosotras", cuenta, y que desde muy pequeña la lectura se le presentó como un ámbito compartido.
"Tuve docentes exquisitas en el secundario y una carrera universitaria rodeada de maestras y maestros en el arte de apasionarte por la literatura", explica, y lista algunos nombres: Pedro Luis Barcia, Ana Moners Sans, Beatriz Legorburoa, Costa Picazzo, Cristina Elgue. Suma a Claudia Moi y Susana Groisman: "Con ellas leí Shakespeare y Joyce. Me enseñaron casi todo lo que sé. Todos ellos fueron siempre enormes modelos a seguir, autoexigentes, rigurosos y muy generosos".
Bianca Mera se graduó en Edición y está al frente de Fantasma, pero además acaba de lanzar Notingil: un sistema de rastreo de libros a medida y recomendaciones personalizadas: "Creo que la personalidad única de cada lector florece en la diversidad y se refleja en su biblioteca personal: su genoma intelectual. Es allí donde nos interesa entrar, para ayudarlos a que sus lecturas estén alineadas con sus más profundos deseos", explica al respecto. Su especialidad es hacer foco en títulos raros o descatalogados.
"Cuando algo que me fascina, quiero que todo el mundo lo lea, lo mire, lo escuche": Maira Purman es rosarina y diseñadora gráfica. Trabaja en Fundación Filba, donde se organizan festivales de literatura, pero además tiene un proyecto personal desde 2015: BimBam Books, librería digital donde recomienda cuidadosamente tomos ilustrados y libros para las infancias. Vivió siete años en Barcelona y cuenta que cada vez que recibía visitas el plan era llevarlas de paseo a las librerías. Allá cursó estudios en la Escola Massana: "Tener de profesores a grandes ilustradores como Arnal Ballester y Pep Montserrat fue clave, y ellos me mostraron muchas otras figuras claves", cuenta. Pero no sólo profesores sino también amigas y amigos le recomendaron grandes lecturas: "Cuando conozco a estos autores que pasan a ser vitales para mí, pienso, ¿qué estaba haciendo que no los conocí antes?"
"Para mí la magia se da cuando detrás de ese libro, hay escritores, ilustradores y editores lúcidos y sensibles, y sobre todo, honestos. Creo que no hay mucha vuelta en eso. Lxs chicxs son los que más se dan cuenta si esta magia se da o no. Es más probable que la magia suceda cuando se da, además, el difícil equilibrio entre la historia, la ilustración, la tipografía, el tipo papel, el diseño. Cuando todos estos integrantes dialogan entre sí. Lo pienso como una orquesta en donde todos tienen que tener en cuenta a los demás instrumentos. Que nada se corte solo. Es una relación cooperativa", dice, en general, al elegir los libros que ofrece, aunque le gusta pensar "que el libro te encuentra".
"Si el otro se entusiasma, obvio que siento una gran satisfacción, pero sé que las recomendaciones pueden convertirse en grandes hallazgos, o ser estériles; que dependen de demasiadas cosas. Siempre está la historia personal de cada uno, qué lo emociona, qué lo divierte, qué le molesta, y también, qué tipo de belleza busca y necesita.Compartir lecturas es compartir un mismo lenguaje y cierta postura en la vida, al menos en ese momento de intercambio", concluye.
"Alquimia: creo que va un poco por ahí. Es un momento un poco místico en el que una está muy atenta y trata de captar cierto deseo profundo, ciertas ganas de ir al encuentro de algo que a veces el otro ni siquiera puede decir con exactitud. Hay un gran ejercicio de confianza en esa búsqueda conjunta, es muy lindo. Y se puede poner bastante interesante y divertido si estamos permeables.
Y también puede fallar, obvio. Supongo que ahí está el chiste: hay tantos libros, no todo puede ir bien para todo el mundo, no hay infalibles", concluye Mariana Soto, quien conoció por primera vez el placer de recomendar estudiando Letras. "Creo que ahí me aparecieron esas ganas de compartir, medio de juglar, puras ganas de contar la novedad: que había historias capaces de conmover profundamente y que proponían visiones del mundo infinitas, formas infinitas de sentir y de conocer".