Giuseppe Verdi en Argentina
Martes 22 de noviembre de 2011
Juan Diego Incardona descubre que en Stéfano (1928) de Armando Discépolo, la obra más importante del grotesco argentino, los nombres de todos los personajes están relacionados con la vida de Giusseppe Verdi.
Por Juan Diego Incardona.

Derivado del Sainete y el Vodevil, ligado, también, al tango, nace a principios del siglo XX uno de los géneros más importantes del Teatro argentino: el Grotesco.
En gran parte de estas obras, las historias transcurren en zonas periféricas, en los conventillos, en los arrabales. Armando Discépolo, hermano de Enrique Santos, escribe en la década del ‘20 obras que se volverán clásicas: Mustafá, El organito, Babilonia, Mateo y la muy conocida Stéfano, que es la historia de un músico que experimenta la angustia de no poder llevar a cabo sus aspiraciones individuales, ahogadas por la presión ejercida por su entorno, por “lo ajeno”, encarnado en el resto de los personajes que limitan su carrera artística con exigencias materiales: ropa, comida, una casa mejor.
Stéfano dice: “Por oírlos yorar, no me he oído”.
La obra bebe de dos fuentes: por un lado, la realidad social del inmigrante en Argentina; por otro, la tradición musical.
Es posible afirmar que Armando Discépolo ha urdido deliberadamente en Stéfano una compleja red intertextual basada en los nombres de los personajes de la obra, pues demostraré que remiten, en cada uno de los casos, a nombres ligados a la historia de la música: algunos, a personajes principales de óperas célebres; otros, a personas reales que han tenido suma trascendencia en la vida de un determinado y famoso compositor italiano: Giuseppe Fortunio Francesco Verdi.
Los personajes de la familia de Stéfano se llaman igual que los integrantes reales de la familia de Verdi, la esposa como la esposa, la hija como la hija… El propio Stéfano coincide en el nombre con una persona importante para la vida del compositor italiano.
De este modo, Stéfano es, también, la historia de Verdi viviendo en Argentina, en barrios marginales.
“Papá... ¡alégrese!... ¡alégrese... yo voy a ser un gran músico! (...) ¡Sí, papá; un músico chélebre... como Verdi!”
Veamos, entonces, las posibles referencias de cada personaje en particular.
1) Radamés, 16 años, hijo de Stéfano, lleva el mismo nombre que el personaje principal de una de las más famosas óperas de Giuseppe Verdi: Aída. En esta obra, Radamés es el nombre del capitán que, enamorado de la esclava etíope Aída, rival de la hija del Faraón, es condenado a ser sepultado vivo. Dentro de la cripta el capitán Radamés descubrirá a su amada oculta en la oscuridad. Juntos y abrazados entonarán el adiós a la vida. El nombre Radamés es extraño para el contexto que enmarca la obra de Discépolo, ya que no es de origen italiano, ni español, ni criollo. Es de origen egipcio. Obviamente, la elección de este nombre no es fortuita, por el contrario, es premeditada y su intención no parece ser otra que la intertextualidad.
2) Pastore, 40 años, discípulo de Stéfano, sucesor del puesto de éste en la orquesta, remite también con su nombre a un personaje principal de una ópera conocida: Il Re Pastore de Mozart. La alusión a Mozart parece reforzada en el pasaje donde Stéfano habla precisamente con Pastore y le pregunta: “¿Sabe quién es el papá de la música?... No es el empresario que paga a fin de mes, no: e Mozart.” Además, en el caso de este personaje, la intertextualidad opera también en una llamativa coincidencia; los dos Pastore, el de Stéfano y el de Il Re Pastore, cumplen un papel similar, pues ambos desempeñan el rol de “sucesores”. En Stéfano, Pastore es el sucesor de Stéfano en el puesto de la orquesta; en Il Re Pastore, Pastore es el sucesor de Alejandro el Grande en el trono de Sidón.
3) Don Alfonso, 80 años, padre de Stéfano, también podría establecer con su nombre una relación intertextual con la ópera. En el caso de este personaje hay dos posibilidades:
A) Remite a Don Alfonso, personaje principal de La favorita de Donizetti.
B) Remite a Alfonso de la ópera Alfonso y Estrella de Schubert. En cuanto al segundo compositor cabe destacar que Stéfano habla de él y hasta tararea La inconclusa, otra ópera de Schubert, en el final del acto primero.
Hasta acá, los nombres que refieren a óperas famosas. A continuación, la lista se completa con personajes cuyos nombres llamativamente coinciden con los de personas reales del entorno de Giuseppe Verdi a lo largo de su vida: Margarita, Ñeca, y el par Stéfano-Esteban.
4) Margarita, 40 años, esposa de Stéfano, lleva el mismo nombre que la primera esposa de Verdi. Margherita Barezzi contrajo matrimonio con Giuseppe Verdi el 5 de mayo de 1836.
5) Ñeca, 18 años, hija de Stéfano. El apelativo “Ñeca” o “La ñeca” es un mote deformado de ciertos nombres terminados en “nia”, utilizado sobre todo en estratos sociales de origen itálico. Por ejemplo Herminia o Virginia. Aquí, sorpresivamente, se establece otra relación intertextual, pues es probable que Ñeca remita a Virginia, coincidiendo de esta manera con el nombre de Virginia Verdi, o Ñeca Verdi si lo prefieren, única hija de Giuseppe Verdi y Margherita Barezzi, nacida en el año 1837.
6) Por último, el par Stéfano-Esteban. Tomo a estos personajes como un par indivisible por dos razones: primero, porque se trata del mismo nombre, puesto que Stéfano es la variante italiana de Esteban, nombre de origen griego. Segundo, porque Esteban, 20 años, hijo de Stéfano, artista como su padre (Esteban es escritor), es el único integrante de la familia que de alguna manera comprende a Stéfano y siente en carne propia los sufrimientos de éste. En un momento Esteban le dice
“Le comprendo, le compadezco y sufro por usted mil torturas. (...) Siento su vida como en carne propia. Soy su continuación.”
En el caso de este nombre, el principal, que además es el título de la obra, vuelve a evidenciarse un probable intertexto, y nuevamente con alguien relativo a la vida de Giuseppe Verdi.
Cuando Verdi era un niño manifestó tanto interés por la música que a los 8 años el párroco de la iglesia vecinal, Pietro Baistrocchi, decidió darle lecciones de órgano. Los padres también ayudaron a esta afición infantil comprándole una espineta de segunda mano. La espineta debió ser acondicionada y reparada. Así pues, fue contratada una persona para llevar a cabo el trabajo. Y tanta fue la admiración que le produjo a este señor el pequeño Verdi por su disposición a la música que dejó una constancia escrita, una etiqueta[i], pegada en el interior del instrumento, donde se dice el año de la reparación y la impresión causada por el niño. Este señor, que arregló el primer instrumento que Verdi tuviera en su vida, se apellidaba Cavalletti; su nombre: Stéfano.
Concluida la lista, podemos ordenarla de la siguiente manera: tres nombres remitirían a personajes principales de óperas conocidas, Radamés, Pastore y don Alfonso: el resto estaría ligado a la vida real de Verdi, Margarita, Ñeca y Stéfano-Esteban.
Además, si incluimos a Radamés, por ser un personaje de una ópera de Verdi, junto a los nombres que remiten a la vida de Verdi, descubriremos que todos los personajes que han sido asociados al compositor italiano conforman justamente el núcleo familiar completo compuesto por el padre, la madre y los tres hijos, es decir, Stéfano, Margarita, Esteban, Radamés y Ñeca.
“L´última vez que intenté crear —la primavera pasada— trabajé dos semanas sobre un tema que m´enamoraba... Lo tenía acá... (Corazón.) Fluía tembloroso... (Lo entona.) Tira rará rará... Tira rará rará... Era Schubert... L´Inconclusa. Lo ajeno ha pisado lo mío.”
Lo ajeno cobra ahora otra dimensión, pues si tenemos en cuenta que el resto de los personajes remite o simboliza a otros grandes compositores que preexisten a Stéfano —Verdi, Mozart, Donizetti, Schubert—, podríamos interpretar entonces que esa asfixia que el protagonista siente dentro de su entorno no está causada solamente por cuestiones materiales sino también por el peso de la tradición artística y musical, representada por el resto de los personajes, sobre su propia capacidad creadora[ii]
Giuseppe Verdi fue un gran admirador de Shakespeare; Stéfano, en su angustia, parece citar a este último cuando le dice a su padre: “Cuanto más alto va, menos ve”.
Así, L´ideale sucumbe en Stéfano, “es el fracaso del hombre” y Shakespeare advierte: “Cuanto más altas son las aspiraciones, mayor es la desgracia”.
[i] Documento relacionado
Etichetta collocata all'interno del coperchio della spinetta di Giuseppe Verdi
(Traducción)
Estos martillos fueron remendados y forrados en cuero por mí, Stefano Cavalletti. También ajusté los pedales, los que ofrecí como presente junto con mi labor por el arreglado de los martillos al notar la excelente disposición que el joven Giuseppe Verdi tiene para aprender a tocar estos instrumentos, hecho que me satisface enormemente. Año de Nuestro Señor 1821.
[ii] Por sugerencia de Eugenia Cervio, agrego esta cita de El 18 Brumario de Luis Bonaparte, de Karl Marx: "La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos".