Una carta para Federico García Lorca
Por Jack Spicer
Miércoles 13 de mayo de 2020
Con traducción de Martín Rodríguez-Gaona, Editorial Salto de Página acaba de publicar A la manera de Lorca del secreto poeta estadounidense. A través de un conjunto de cartas, traducciones e imitaciones dirigidas al fantasma del poeta andaluz, conocemos aquí a Jack Spicer (1925-1965).
Por Jack Spicer. Traducción de Martín Rodríguez-Gaona.
Querido Lorca:
Estas cartas son tan temporales como nuestra poesía ha de ser permanente. Ellas expondrán los borradores, lo accesorio que mis congestionados contemporáneos exigen para que se les permita tragar y digerir la palabra pura. Usaremos nuestra retórica aquí para que no aparezca en nuestros poemas. Dejaremos que se consuma párrafo a párrafo, día a día, hasta que nada de ella quede en nuestra poesía y nada de nuestra poesía quede en ella. Es precisamente porque estas cartas no son necesarias que deben escribirse.
En mi última carta hablé de la tradición. Los tontos que lean estas cartas pensarán que por esto nos referimos a lo que la tradición parece haber significado últimamente- Una histórica labor de retazos (elaborada con citas isabelinas, callejeros del pueblo natal del poeta, u oscuras insinuaciones sobre oscuras muestras de magia publicadas por Pantheon) empleada para cubrir la fragilidad de la palabra desnuda. La tradición significa mucho más que eso. Significa generaciones de distintos poetas en países distintos pacientemente narrando la misma historia, escribiendo el mismo poema, ganando y perdiendo algo en cada transformación- pero, por supuesto, nunca realmente perdiendo nada. Esto no tiene que ver con la quietud, el clasicismo, cierto temperamento o cualquier otra cosa. La invención es meramente enemiga de la poesía.
Mira qué débil es la prosa. Invento una palabra como invención. Estos poemas pueden ser traducidos, transformados por una cadena de cincuenta poetas en cincuenta idiomas, y todavía seguirían siendo temporales, falsos, incapaces de entregar la sustancia de una sola imagen. La prosa inventa- la poesía revela.
Un enajenado habla consigo mismo en la habitación vecina. Habla en prosa. Dentro de poco puedo ir a un bar y allí uno o dos poetas me hablarán y yo hablaré con ellos y trataremos mutuamente de destruirnos o atraernos e incluso hasta escucharnos, pero nada sucederá porque estaremos hablando en prosa. Me iré a casa, ebrio e insatisfecho, y dormiré- y mis sueños serán prosa. Incluso el inconsciente no tiene la paciencia necesaria para la poesía.
Tú estás muerto y los muertos sí que son pacientes.
Con amor,
Jack