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Entrevistas

“La edición independiente apunta al riesgo y a la experimentación”

Conversamos con Diego Erlan, editor en Ampersand, un sello nacido en 2012 que “parte de una historia para pensar el futuro”.

Por Valeria Tentoni. 


 

Con dirección de Ana Mosqueda, Editorial Ampersand nació en el año 2012 en Buenos Aires. "Desde sus inicios apunta a producir títulos que sean admirables: como objeto estético y como fuente de conocimiento”, explican desde el sello, a la vez que señalan como modelo a las casas editoriales de principios del siglo pasado.  

Sus diferentes colecciones abordan tanto la historia social de la cultura escrita como los más reveladores estudios visuales contemporáneos: “Territorio postal”, “Scripta manent”, “Fuera de serie”, “Estudios de moda”, “Lector&s” son sólo algunas de ellas, con firmas como las de Roger Chartier, Luis Gusmán, Guillermo Schavelzon, María Teresa Andruetto, Margo Glantz, Aldo Manucio o Tiziana Plebani. 

Ampersand, además, funciona como un espacio cultural, de discusión e intercambio de ideas. Su sede tiene una biblioteca dedicada a la historia del libro que se puede visitar: la biblioteca Ampersand está especializada en cultura escrita y abarca material sobre la historia del libro, la edición, la lectura, las correspondencias, el archivo, y también se especializa en disciplinas ligadas al mundo editorial, como el diseño gráfico o la tipografía. 

Con un nombre que remite a la palabra latina et (‘y’), el símbolo &, Ampersand suma libros y libros a su fondo bajo la edición de Diego Erlan, autor a su vez de libros como El amor nos destrozará (Tusquets). Con él conversamos sobre el proyecto vía correo electrónico: 

    

Diego, sos escritor y venís también del periodismo, en edición de Revista Ñ. ¿Cómo fue aterrizar a la labor de editor de libros en Ampersand, qué saberes trajiste y qué saberes incorporaste?  

Fue un proceso natural, de curiosidad intelectual, de necesidad personal y, a la vez, un desafío enorme al que me interesaba enfrentarme. Fueron quince años trabajando en el periodismo cultural, posiblemente en la revista de cultura más importante de habla hispana, y esa fue una experiencia exigente con un riguroso trabajo de edición y un vértigo sostenido durante mucho tiempo. Creo que, con sus diferencias, son dos mundos que se conectan bastante aunque los tiempos sean radicalmente distintos. El proceso de edición de un libro puede llevar años y hay que saber controlar la ansiedad, pero la experiencia de edición en una revista de cultura me dio la capacidad para trabajar un texto y los posibles problemas que puedan surgir en él: tanto desde la legibilidad del texto como en los errores en la puesta en página. 

¿Cómo piensan el catálogo del sello, con qué ejemplos comenzaron a construirlo?  

Este catálogo es producto de las obsesiones de su directora, Ana Mosqueda, con las que me sentí identificado desde que conocí el proyecto: pensar la historia del libro, su materialidad, sus transformaciones, y también la historia de la escritura y de la lectura eran temas que me interesaban. A medida que empecé a trabajar y Ampersand creció también crecieron las colecciones que la componen: “Estudios de Moda”, “Fuera de Serie”, “Lector&s”, todas tienen un hilo que las conecta y es la pregunta sobre cómo leemos diversos materiales. Seguiremos trabajando en esa línea y también en las otras líneas que abrimos como la de epistolarios. Es indudable que una editorial que se dedica a la historia de la edición tenga como referentes a las grandes casas editoriales del pasado pero hay que reconocer también el gran trabajo que se hace en el presente. Creo que su perfil podría atisbarse entre la época de oro de Fondo de Cultura Económica, el gran trabajo académico que hace Princeton University Press o la lucidez para pensar la contemporaneidad de Caja Negra. En ese cruce me gustaría pensar a Ampersand.  

¿Cómo se eligen los libros que lo integran? ¿Tienen sistema de lectores que hacen sugerencias, viajan a ferias, buscan recomendaciones?  

Elegir un libro es un proceso de lectura y debate permanente. Primero con Ana Mosqueda y luego con cada integrante del equipo. Cada una de las personas que integran el equipo profesional de Ampersand puede sugerir la incorporación de un libro y discutir sus posibilidades de incorporación. Además contamos con un gran equipo de directores de colección (Antonio Castillo Gómez, Graciela Batticuore, Marcelo Marino, Silvia Ramírez Gelbes) que nos aportan su conocimiento en cada uno de los temas de los que son especialistas. Con ellos debatimos, discutimos e imaginamos el futuro. 

¿Cómo piensan a la colección "Lector&s", quizás una de las más distintivas del sello? 

Las reuniones que solemos tener con Graciela Batticuore, que es la directora de la colección, podrían bautizarse como “el vértigo de las listas”. Primero anotamos todos los autores y autoras que nos parece que deberían formar parte de la colección. Sean escritores o no, porque también nos interesa abrir el juego a artistas plásticos, cineastas y músicos. Analizamos la viabilidad y luego los convocamos. Algunos pueden, no tienen ningún libro entre manos en ese momento pero otros o no se animan o no tienen tiempo o están con otros proyectos. Cuando aceptan es una alegría enorme, y entonces viene el trabajo de acompañamiento, de convertirnos en el sostén, recordatorio, volver a entusiasmarlos y que confíen en la idea que tenían. Y eso lleva tiempo. Son libros escritos especialmente para nosotros y es un gran aporte a la historia intelectual. 

También es notable el catálogo sobre historia de la cultura escrita, ¿cómo lo incorporaron y cómo es la relación con su editor? ¿Por qué consideran valioso imprimir este tipo de libros para el gran público? 

Es la nave insignia de la editorial. De ahí parte todo eso que llamamos “el universo Ampersand”. Los títulos surgen de las lecturas de Ana Mosqueda, de Antonio Castillo Gómez o del entusiasmo que pueda surgir dentro del equipo. Tratamos de construir una colección que vaya expandiéndose y reflexionando sobre la disciplina en todas sus aristas e incorporando a los grandes especialistas de todo el mundo en la materia. 

¿Qué importancia tiene una colección como "Fuera de Serie" en el catálogo general? ¿Cuán importante es para un sello reservarse un espacio comodín de libertad para nuevas incorporaciones impensadas? 

“Fuera de Serie” refleja el crecimiento de Ampersand y la conformación de ese universo que mencionaba antes. Encontrar trabajos descomunales como la historia de los elefantes de Burucúa y Kwiatkowski o el de Balderston sobre los manuscritos de Borges implica querer publicarlos ni bien nos llegan pero a la vez, al ser una editorial construida en base a colecciones, esa particularidad no nos permitía encontrarles su espacio. “Fuera de Serie” es espacio que encontramos para que esas investigaciones puedan publicarse. 

¿Cómo definirían el espíritu lector de Ampersand?  

Un poco romántico, bastante curioso, algo dandi. Un lector fuera del tiempo. 


Ampersand también tiene una biblioteca que se abre como espacio cultural, ¿por qué creen importante combinar la intervención cultural con libros con una intervención con eventos, actividades? 

Como biblioteca dentro de una editorial creemos que esa comunidad que construimos está relacionada y apostamos a que pueda crecer y entablar un diálogo. Con un acervo de unos 1.000 volúmenes, la biblioteca comprende bibliografía sobre historia del libro, el libro antiguo, exlibris, bibliofilia y bibliotecología, y disciplinas ligadas al mundo editorial como el diseño gráfico, la tipografía y la edición. Sabemos, desde luego, que toda editorial construye una relación con sus lectores y esa construcción se llama comunidad. Que los ejes principales de Ampersand estén basados en los ejes que sigue la biblioteca funciona como una suerte de apoyo: Ampersand parte de una historia para pensar el futuro. Sea el futuro de los libros, de la edición, del diseño o de la comunicación. Existen cuatro áreas importantes para las bibliotecas de investigación: curaduría, compromiso con la investigación y el aprendizaje, la puesta a disposición de los materiales que se preservan y la creación y administración de espacio para los usuarios de una biblioteca y sus colecciones. Aunque no sean lo mismo, tanto la editorial como la biblioteca persiguen objetivos que podrían considerarse comunes: la construcción de un catálogo es un trabajo de curaduría, que tiene el compromiso de la investigación y ese rigor y solidez pretendemos que esté presente en cada libro que publicamos, que ponemos en circulación para darle visibilidad en la discusión pública. 

¿Cómo se piensan en el panorama de sellos independientes nacionales y regionales? ¿Qué pueden decirnos del mapeo de situación que hacen de la edición en nuestra lengua, en nuestra región? 

Ampersand nació con un proyecto vinculado a la difusión de estudios inéditos y primeras traducciones sobre historia del libro. Su misión es construir un catálogo sin subordinarse a temas del momento, apostamos a construir un catálogo que se convierta en referencia y perviva en el tiempo. Como independientes, a su vez, conocemos los desafíos y dificultades de nuestro sector, hace años ya en permanente riesgo frente a los grandes grupos. El diálogo permanente con pares, para compartir aciertos y dificultades, es una práctica central para repensar estrategias en conjunto. Como muchas otras editoriales, el camino de la autodistribución fue un proceso clave para poder llegar de manera directa a un circuito de librerías con las que dialoga y compartimos comunidades de lectores. La edición y las librerías independientes garantizan la bibliodiversidad, dan lugar a poner en agenda otros temas que complejizan nuestro modo de leer el mundo. En los últimos años, y pese a las adversidades, ha quedado en evidencia la capacidad de inventiva del sector independiente (estoy pensando en las librerías también) que a partir del cuidado y trabajo sobre el catálogo, por conocer a sus lectores pudieron/pudimos afianzar el lazo y, su vez, pensar estrategias en conjunto con otros. Porque si tenemos alguna certeza es que el sector crece en conjunto y no con casos particulares. Nosotros apuntamos a complejizar el debate, pretendemos despertar la curiosidad sobre nuestros temas a más personas, salir de la agenda que nos imponen. 

¿Qué perspectiva tienen para 2024 ante la situación del papel, la situación económica y legislativa para el rubro? ¿Qué respuestas posibles imaginan para la crisis como editorial? 

La situación es complicada, de eso no hay dudas. La única estrategia que nos queda será resistir, unirse, encontrar alternativas para seguir publicando los libros que nos interesan y de esa manera enfrentar la decadencia intelectual que busca la clase dirigente. Los costos se han convertido en el principal problema con el que nos enfrentamos, costos internacionales, que empujan a unos precios de venta poco accesibles para nuestros lectores. Es decir que nos enfrentamos ante el problema de la internacionalización de los precios (un libro sale casi lo mismo que en España) y nos enfrentamos a precios impuestos por grandes conglomerados, que producen a costos irrisorios, y con los que en unos pocos meses no vamos a poder competir. Eso nos preocupa. Las independientes tenemos estructuras más chicas, un diálogo directo con los canales de venta (lo que permite pensar estrategias), pero también las tiradas son menores: reducir el costo unitario de impresión es complejo y la inversión se mantiene a precio dólar. Creo que es fundamental la regulación para posibilitar que la edición independiente siga en pie y encontrar alternativas a los altos costos de producción de libros. Hay mucho que aprender de la propuesta ecológica de la eco/edición artesanal. Nuestros proyectos son colectivos, generan trabajo y a su vez van, muchas veces, a contracorriente de lo que pueda imponer la uniformidad editorial. Con esto quiero decir: editar lo que se espera es deshabilitar el riesgo y la edición independiente apunta al riesgo, a la experimentación, a los temas que son dejados de lado porque no son masivos. En este sentido, creo que la propuesta siempre tiene que estar en la construcción del catálogo y el diálogo con nuestro sector: catálogos más cuidados, en los que trabajamos mucho para llegar a más lectores, para contar los temas y problemas del libro en diversas propuestas culturales (contenidos digitales o actividades), acciones de lanzamiento junto a otras editoriales. La comunicación es un territorio central en la que colegas, libreros, periodistas y otros agentes son fundamentales.  

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