Por suerte existe la poesía II
Martes 26 de mayo de 2015
Segunda entrega de la serie de poemas elegidos por la autora de Karateca. Hoy nos trae tres piezas de Eloísa Oliva.
Selección de Clara Muschietti.
Dooper
Tiene una voz nasal
y pronuncia el inglés con dureza.
Vive en Manila, o trabaja
en Manila.
Hace dieciséis semanas, desde un cubículo
disca números canadienses.
Nunca sabe con quién habla, pero sí cómo
tiene que hablar, lo mismo da
si está en Manila, en Córdoba
o en Winnipeg.
Dooper tiene veinte años
va en una moto roja hasta el trabajo
sobre la autopista que lleva
al centro de la ciudad, Dooper trata
cada mañana
de quebrar
la barrera del tiempo. Y no consigue
llegar a su línea de producción.
No sabe escuchar, dicen sus jefes,
no detecta
las necesidades del cliente.
Pero Dooper no contesta, él
tiene un secreto que lo tranquiliza.
Llueve en el centro de Manila
el agua aleja
las bocinas de los autos.
a
Maggie
Le gusta ir en ómnibus a la oficina
poner en un walkman
viejos casetes de su mamá: guitarras y
voces lentas, desesperados cantos
de amor y paz. Maggie
no entiende esa desesperación:
el mundo es una superficie, y no hay
mucho más
que preguntar. Sin embargo, parece
una niña otra vez
esta mañana de mayo
mientras escucha canciones
camino al trabajo, y recuerda la luz
de la primavera en el océano.
a
Shawna
Shawna ofrece
internet de alta velocidad.
La atiende una mujer
que escucha con paciencia:
Este es un servicio que pueden disfrutar
usted y su marido. Shawna es amable,
tiene una voz dulce
y áspera, de edad
indefinida.
Parece cubrirte con una manta cada vez
que te habla.
¡Oh, querida!, dice la mujer
al teléfono,
tengo ochenta y cuatro años, mi marido se fue hace cinco,
estoy completamente sola, eso no me serviría.
Shawna vive en Winnipeg y escucha
canciones de la Velvet Underground,
cuando era más joven
fue hermosa y también
heroinómana.
¡Oh señora!, dice estirando su manta sobre ella,
no quería molestarla, gracias por su tiempo.
¡Oh no, querida, no es un problema!,
yo les agradezco
por las cosas bonitas que siempre me ofrecen
contesta la mujer, desde la
frontera del mundo.
Su mano
casi se deshace
mientras cuelga el teléfono y
se acomoda el peinado.
a
Eloísa Oliva nació en 1978, en Buenos Aires. Vivió gran parte de su niñez y adolescencia en Neuquén y actualmente vive en Córdoba. Estudió comunicación social y cine. Sus textos han sido publicados en diversas antologías de poesía y narrativa. Publicó los libros Humus (La Creciente, 2005), 1027 (Nudista, 2010) y El tiempo en Ontario (Nudista, 2012). Fue residente en RUSA (Residencia Un Solo Artista, Rosario, 2008). Entre 2007 y 2008 formó parte de la editorial La Creciente. Trabaja en el campo de la comunicación y la cultura, especialmente ligada a la producción audiovisual y la escritura.