"Siempre me aterraron las personas que se consideran a sí mismas normales"
Julia Deck
Martes 28 de mayo de 2019
La escritora francesa llega por primera vez al castellano con Viviane Élisabeth Fauville, un debut vertiginoso que en sus tierras le hizo ganar el Premio a la Primera Novela de la Universidad de Artois. "Aunque mis novelas estén centradas en los personajes, me preocupa mucho que en ellas aparezca un reflejo del mundo que habitamos", dice.
Por Valeria Tentoni. Foto por Hélène Bamberger.
“Usted no está del todo segura, pero le parece que hace cuatro o cinco horas hizo algo que no tendría que haber hecho”: al arranque de Viviane Élisabeth Fauville, la primera novela de la periodista y escritora francesa Julia Deck, se lo recibe como un mazazo que estaca a quien lee en su puesto. La historia va y viene de la segunda a la tercera persona, a la primera; dominante en su velocidad y en sus implosiones inesperadas. Imposible salir hasta el final de esa historia de asesinatos y maternidad y locura.
La autora, nacida en París en 1974, consiguó destacarse como a una de las promesas de la literatura francesa cuando el libro se publicó en 2012. En el año 2013 ganó el Premio a la Primera Novela de la Universidad de Artois. Después de esa obra vinieron otras como Le Triangle d’hiver y Sigma, pero esas aún no están disponibles en castellano.
Viviane Élisabeth Fauville fue publicada por Eterna Cadencia Editora con traducción de Magalí Sequera: su debut en la arena europea también resultó ser el primero en llegar a estas tierras.
¿Por qué te decidiste por ese juego que arranca en segunda persona y pasa luego a la tercera, a la primera, y sigue rotando?
Esa nunca fue una decisión consciente. El primer capítulo parecía fluir naturalmente en segunda persona, quizás porque el personaje principal se siente como una extraña para sí misma. Después, cuando avancé hacia la investigación policial, que es el núcleo de la trama, parecía más natural utilizar la tercera. La primera persona llegó al final. Es mi favorita, llega cuando Viviane comienza a tomar el toro por las astas.
¿Y cómo construiste a Viviane? ¿Cómo construís a tus personajes?
Los personajes toman forma gradualmente. Primero los visualizo en una situación particular. En el caso de Viviane, vi a una mujer con su beba recién nacida en una silla mecedora, tratando de recordar lo que acababa de hacer. Después pruebo distintas situaciones y algunas secciones de diálogos. A veces funcionan para los personajes, a veces no. Así es como decido quiénes quiero que sean realmente.
En otra entrevista, dijiste que la normalidad es una ficción social: ¿por qué?
Siempre me aterraron las personas que se consideran a sí mismas normales. Implica, más o menos conscientemente, que cualquiera que actúe o piense distinto es un tanto desviado. Es la peor forma de intolerancia y, si te lo ponés a pensar, completamente delirante. En mi opinión, los personajes más locos del libro son el marido, el jefe y el comisario. Todos actúan de acuerdo a las normas sociales, y todos fallan en comprender lo que está ocurriendo.
Esta fue tu primera novela publicada: ¿hubo intentos anteriores de escritura? ¿Cómo fue el camino que te trajo hasta este libro?
Escribí una novela antes que esta, y rápidamente desistí de la idea de publicarla. Sin embargo, fue un paso importante para mí. Había arrancado muchos proyectos con los que no había llegado demasiado lejos, necesitaba probarme a mí misma que podía terminar un manuscrito. Y después de eso escribí uno que realmente sí quería publicar.
¿Cómo empezaste a escribir? ¿Recordás lo primero que le mostraste a alguien?
Siempre escribí, incluso antes de saber escribir. Cuando era muy chica, solía hacer libros con papeles doblados y le dictaba las historias a mi mamá. Durante la adolescencia, jamás me animé a mostrarle nada a nadie. Más adelante publiqué cuentos con seudónimos, tuve un blog, también con seudónimo. Le mostré mi primer manuscrito a muy pocas personas; mi novio de entonces, mis amigos más cercanos y a mi mamá. Ella fue la única entusiasta.
¿Por qué seguiste escribiendo después de eso?
Seguí escribiendo por muchas razones. En primer lugar, es una de las pocas cosas de las que nunca me aburro y en la que me siento enteramente libre. También disfruto al ver mis libros publicados, al conocer lectores, o de viajar gracias a mis libros. Una de las recompensas más grandes es la de ser traducida en el extranjero, de hecho.
Trabajás también como periodista, y estudiaste artes en La Sorbona. ¿Cómo se cuela todo eso en tu escritura de ficción? ¿Podés identificar qué cosas entran en ese mundo tuyo?
Aunque mis novelas estén centradas en los personajes, me preocupa mucho que en ellas aparezca un reflejo del mundo que habitamos. Me interesa especialmente cómo los individuos encajan –o no encajan– en sus espacios de trabajo, los procesos de decisión de las grandes compañías, la vida en las grandes ciudades y cómo evolucionan a través de la globalización. Esto puede que no siempre resulte evidente, pero para mí es un componente esencial de los libros.
¿Qué lecturas te guiaron hacia tu propia escritura? ¿Qué libros formaron tu espíritu de escritura?
No creo que la lectura me haya guiado hacia la escritura, porque quería escribir incluso antes de saber leer, pero rápidamente me convertí en una lectora ávida, probablemente porque cuando era joven me sentía más cómoda entre libros que entre personas. Puedo leer libros de cualquier género, siempre que estén bien y tensamente escritos, preferentemente con algún grado de humor, desde ficción clásica, contemporánea, hasta no ficción o poesía.