El producto fue agregado correctamente
Blog > Ficcion > Por qué no he escrito ninguno de mis libros
Ficcion

Por qué no he escrito ninguno de mis libros

Berti subraya a Bénabou

El escritor y periodista argentino Eduardo Berti, autor de la recién publicada novela Un padre extranjero (Tusquets), elige sus citas favoritas del libro de Marcel Bénabou (Marruecos, 1939).

"Que no haya escrito ninguno de mis libros no se debe a que sueñe con acabar con la literatura: no he escogido la esterilidad como forma de realización personal ni la impotencia como modo de producción. No deseo destruir nada. Más bien todo lo contrario, estoy decidido a respetar las leyes del mundo de los libros. 

Así, existe una regla no escrita que prescribe que los escritores, y más aún los no escritores, no publican sus no obras. De no ser así, los editores, que ya no saben qué hacer con las pilas de manuscritos que reciben, se encontrarían atrapados en un maremoto de textos".

*

"Sobre todo, no vaya usted a creer, lector, que los libros que no he escrito son pura nada. Por el contrario (que quede en claro de una vez) están como en suspensión en la literatura universal. Existen en las bibliotecas por grupos de palabras, por frases completas en algunos casos concretos. Pero hay a su alrededor tanto relleno huero y vano, están aprisionados entre una sobreabundancia de materia impresa tal, que yo mismo a decir verdad, pese a todos mis esfuerzos, todavía no he conseguido aislarlos, juntarlos. El mundo, de hecho, me parece lleno de plagiarios, lo que convierte mi labor en una larga persecución, en la búsqueda obstinada de todos esos fragmentos diminutos inexplicablemente hurtados a mis libros futuros".

*

"Tal vez sea usted de los que, como yo, ya no pueden hoy en día entrar en una librería sin sentir que se les encoge el corazón, pero tampoco salir sin que los embargue cierto malestar y una especie de náusea: cuántos libros. Y aun así, durante años, los acontecimientos principales de mi vida habrán sido mis lecturas.

Es verdad, tengo una irreprimible necesidad de leer para poder, si se tercia, escribir, o incluso para estar sencillamente en situación de pensar. Es verdad, mis lecturas casi siempre me influyen: en cuanto llego a discernir en un libro el movimiento que lo sustenta, me meto en él complacido, y me muevo como por territorio conquistado".

*

"¿Me atreveré a evocar de pasada el sentimiento de frustración que me dejaban algunos libros? No porque me decepcionaran, sino todo lo contrario. No podía evitar pensar, al leerlos, que había vuelto a peder el tren. El libro que acababa de terminar, obviamente me correspondía a mí escribirlo: hallaba en él la mayoría de mis temas predilectos, algunos de los personajes que yo mismo había esbozado y hasta las sinuosidades de lo que yo creía que conformaba mi estilo. Así, me sentía desposeído por partida doble: de ese libro real que había podido ser mío pero que había escrito otro y del libro hipotético que habría escrito yo, ligeramente distinto sin embargo…"

*

"No escribir nada hasta haber alcanzado una madurez completa me parecía por lo tanto la primera de mis urgencias.

El temor al tiempo perdido todavía no me obsesionaba. Al contrario, me parecía hermoso sacrificar así algunos años a la noble causa".

*

"Vivía el presente como un recuerdo, lo cual me eximía de darle un contenido. Prefería dejar que las impresiones se fueran depositando en su propio desorden, con la seguridad de que no iban a tardar en reclasificarse por sí solas, y de que esta reclasificación no podía ser otra cosa que el mismísimo orden de mi vida convertida ahora en algo legible".

*

"…La actividad literaria me parecía en determinados momentos (cada vez más frecuentes) de una mezquindad desoladora. Y, como poseído por el deseo de cerrar puertas, de sofocar posibles, desplegaba, uno tras otro, todos los mecanismos que debían conducir al aborto del proyecto más ínfimo. Las obras vislumbradas se destruían al momento, desaparecían literalmente sin necesidad de llegar a ser creadas. No habría sabido decir si la realidad me parecía entonces demasiado banal para merecer ser transcrita, o las palabras demasiado triviales para poder dar cuenta de ella. Pero eso me hacía desconfiar y zafarme con mayor obstinación todavía".

*    

"De todos los hechos oscuros, o en cualquier caso mal aclarados, de mi pasado, el más sorprendente para mí todavía sigue siendo éste: ¿por qué creí un día que tenía que escribir?"

*

"Una cosa está clara sin embargo: el deseo de escribir ha ido envejeciendo conmigo y ha sobrevivido a las circunstancias cambiantes de mi vida. Soterrado quizá desde la cuna, no se ha escabullido con los fantasmas familiares de la infancia; ha sabido moldearse, adaptarse a las dolencias de una demasiado dócil adolescencia; después, sorteando por los pelos el peligro de quedar sofocado por el prolongado periodo de estudio, ya no pudo ser erradicado, ni siquiera con la árida práctica de la erudición". 

*

"Durante la infancia adquirí la afición por las palabras y el deseo de empalmarlas, y también de allí saqué espontáneamente los temas de mis primeros pinitos literarios. Por lo tanto, la infancia proporcionó a mi escritura lo esencial de sus motivos, en el doble sentido de la palabra. Pero esta vinculación por partida doble de la infancia con la escritura, que manifiestamente dimana de dos formas distintas de proceder, ha acabado por coagularse para fundirse en un magma único en mi memoria. Hasta el punto de que ya no sé lo que les debo directamente a mis experiencias de niño y lo que ha sobrevivido después".

*

"Cuando decidas dar a leer algunas de tus cuartillas, me decía para mí, recuerda que ya no te pertenecerán. Tus lectores no sólo tratarán de encontrar lo que hayas intentado decir, sino lo que hayas pretendido hurtar a su mirada. Sabrán ser más perspicaces que tú retorcido"

*

"Darle un rostro a eso mismo que constituye el objeto principal de mi temor (escribir o no), ¿podría ser ése acaso el medio de evadirse -por poco que fuera- del círculo del estupor y la parálisis? ¿Un paso tal vez hacia una forma menor de dominio? El propio Proust parece obsesionado por la idea de que no va a poder escribir su libro, y a fuerza de repetir ese temor va avanzando en su propia historia".

"...Escribir que se querría escribir, ya es escribir. Escribir que no se puede escribir, también es escribir. Una manera como cualquier otra de llevar a cabo el vuelco que da pie a tantos propósitos audaces: hacer de lo periférico el centro, de lo accesorio lo esencial y de la arenilla la piedra angular".

 

 

Todas las citas fueron tomadas de Por qué no he escrito ninguno de mis libros, de Marcel Bénabou. Editorial Anagrama, traducción de Thomas Kauf, 1994.

Artículos relacionados

Lunes 28 de diciembre de 2015
Oscura plegaria
Ariana Harwicz sorprende con cada novela que publica. En Precoz trabaja una zona del lenguaje que puede relacionarse con Zelarayán, Néstor Sánchez, Aurora Venturini, entre otros.
Miércoles 10 de mayo de 2017
La salud de Cheever

"Escribir es fugarse, pero en un sentido estrictamente carcelario: crear con el lenguaje la salida del lenguaje. Esto parece decirnos la extraordinaria novela Falconer (1977): tal es el nombre de la cárcel que inventó John Cheever para escapar de sus fantasmas". Una lectura de Matías Moscardi.

Sobre Falconer, la novela que lo catapultó a los lectores

Lunes 29 de enero de 2024
Amanecer, anochecer: así escribe Edwidge Danticat

"La psiquis de su hija es tan débil que se agita por cualquier cosa. ¿No se da cuenta de que la vida que tiene es un accidente del azar?": releemos un fragmento de Todo lo que hay dentro, de la escritora haitiano-estadounidense Edwidge Danticat (Editorial Fiordo).


Lunes 21 de marzo de 2016
Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario o no

La novela El paraíso opuesto, de Antal Szerb (La Bestia Equilátera, traducción de Laura Wittner), es una historia alegórica que advierte: «El deber no es un lecho de rosas».

Entre la alegoría y la sátira política
Lunes 28 de marzo de 2016
Lengua de vidrio

Una lectura de la antología de relatos de la gran escritora neoyorkina, Colgando de un hilo, edición de Lumen con ilustraciones de Simone Massoni.

Antología de cuentos de Dorothy Parker
Martes 22 de marzo de 2016
El silenciero

Jorge Consiglio (Hospital posadas, Pequeñas intenciones, entre otros) extrae sus citas favoritas de El silenciero, de Antonio Di Benedetto, también autor de autor de Zama y Los suicidas, entre otros títulosl.

Citas de Di Benedetto
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar