_{Por Leticia Obeid.}

-Una cabeza de ajo por persona es mucho.

-Sí, el año pasado nos cayó mal. Pero es más rica.

-Yo le pongo media, esta vez son todos porteños, no están acostumbrados.

-Ta bien.

-¿Los vas a remojar en leche primero?

-Sí, debería haber empezado ayer. Pero no importa, entre ahora y la nochecita, se van a ir ablandando. Les saco el cabito verde.

-Lo que no sé es si las anchoas van a alcanzar. ¿Dos por persona? medio cortina.

-Tres sería ideal. Igual ahora ya está todo cerrado, hagamos con lo que hay.

-Bien. ¿No querés que vaya de la Mari a comprar a las 4?

-Empecemos con esto y vemos.

-Dale. ¿No querés que cocinemos la verdura más cerca de la hora así está tibia?

-No, no vamos a llegar. Adelantemos y en todo caso en el momento entibiamos algunas cosas, las papas por ejemplo.

-Bueno, yo voy pelando.

-A mi dejáme las nueces que es lo que mas me gusta picar.

-Ya sé! no te las toco!

-Gracias!

-Che, tendríamos que haber hecho afilar todos los cuchillos cuando pasó el tipo ese la semana pasada.

-Qué tipo?

-El de la bici, que va con la flauta avisando. No sé de donde viene pero pasa todos los meses.

-Sí, la próxima lo llamamos.

-Que nos afile los dos cuchillos! tampoco es para tanto.

-Mirá, te voy a enseñar un truco que aprendí en la tele: vaciamos esta lata, la lavamos, y ponemos las nueces en la tabla más grande. Después con el borde de la lata vas picando.

-A ver…

-¿No te conté la anécdota del Flaco?

-¿Cuál?

-En los últimos tiempos de casados con la Beba, estaban haciendo bagna y ella picó las nueces, muy, muy finitas, por horas. Y en un descuido vino él y las tiró a la basura, pensando que eran miguitas de pan.

-No, no la sabía. A mi la que me gusta es cuando ella se llevó los dos juegos de llaves y lo dejó encerrado en el departamento. El se tenía que ir a trabajar, saltó por el balcón del vecino y le dejó una esquelita que decía: “Gracias por hacer de mi vida, cada día, un paraíso”…. Che, es raro tu método. ¿No le hace nada que sea una lata? ¿Botulismo para todos?

-Naaa.¿Ves que es más rápido?

-Sí, pero ¿qué apuro tenemos?

-¡Que queremos dormir la siesta! Yo me quiero dormir no una siesta: un siestón.

-Bueno, metámosle pata entonces, y dejamos algunas cosas para la tarde.

-Dale, ¿revisaste el mechero? ¿tenemos alcohol de quemar?

-Sí. ……

-Lechuga, repollo, rabanitos, coliflor, pickles, hinojo, papas, apio y zanahoria. Ya está todo limpio. Mi abuela le ponía cardo. -Sí, mi mama también, pero no se consigue acá. Tendríamos que plantar en el patio.

-¿No será mucho fanatismo?

-La crema la voy a dejar afuera de la heladera, tapada, para que no esté tan fría a la noche. No le fumes cerca que agarra los olores.

-Si sobra un poquito, mañana hacemos unos fideos y tenemos el almuerzo.

-Y el lunes no vamos a poder ir a trabajar del ajo que vamos a tener.

-Bueno, no estaría mal. Que te manden a tu casa, en cuarentena de bagna cauda.

-Voy cerrando las cortinas, no sea cosa que nos despierten.

-¿Pirata? ¿qué se hizo?

-Ya se subió a la cama, la está calentando!

-Atorrante. Nos va a volver a llenar de pulgas el cuarto.

-Le vamos a comprar la pipeta, y probamos si funciona, tiene el pelo muy duro.

-No tiene goyete, anda por la calle a cada rato, se empulga en el pasto, jugando con otros perros.

-¿Y un collar antipulgas?

-Se lo saca, no le gusta.

-Qué mañoso.

-Tiene a quien salir. Es tuyo el perro, no me mirés así.

-Venga, Pirata, venga mi puchu para acá. Te vamos a dar un poquito de bagna y las pulgas van a caer todas, mareadas.

-Dejó la cama calentita, es una bolsita de agua caliente.

-Msé, lindo vago.

-Ponemos el despertador a las 3 y media.

-Dale, por las dudas. Si te levantás antes, traéme un mate.