El producto fue agregado correctamente
Blog > Prólogos > Carlos Gardini en la ciudad de los Césares
Prólogos

Carlos Gardini en la ciudad de los Césares

El prólogo al volumen de relatos La ciudad de los césares, de Carlos Gardini (Letra sudaca).

Por Alejandro Alonso.

la ciudad de los césaresLa función del prologuista, intuyo, es preparar al lector para la obra que está por leer. De modo que no me parece justo aburrirlo con extensas citas de años, títulos y premios. Nada de eso sirve para ponerlo en clima. Sí creo necesario señalar que esta colección de relatos de Carlos Gardini es especial. En primer término, porque La Ciudad de los Césares es la primera compilación de cuentos de Gardini en casi treinta años. La última había sido Sinfonía Cero (1984). En esas tres décadas aparecieron compilaciones de otro tenor, como Cuentos de Vendavalia (1988), dedicada al público infantil y juvenil, y El Libro de las Voces (2004), que reunía dos de las novelas cortas de ciencia-ficción ganadoras del prestigioso premio de la Universitat Politècnica de Catalunya, el cual, dicho sea de paso, Gardini obtuvo en tres oportunidades.

 

Los relatos de La Ciudad de los Césares abarcan poco más de dos décadas de la producción del autor, desde “El miedo a la oscuridad”, que apareció en El Péndulo Libro número 2 en 1991, hasta el relato que da nombre al volumen, publicado en el número de otoño de 2013 de la revista Próxima. Los relatos salieron en revistas y libros —digitales y en papel— como Axxón, Cuásar, Próxima, No Retornable, Paura, Fabricantes de sueños, El Péndulo y Solaris, entre otras, y algunos de estos cuentos fueron traducidos al italiano, al francés y al inglés. A pesar del extenso período cubierto por los relatos y la diversidad de medios donde aparecieron, existe un poderoso hilo conductor, y eso nos lleva a la segunda razón que hace especial esta edición. Porque aquí resulta evidente que el conjunto es mucho más que la mera acumulación de las partes.

Como en todo libro de cuentos, existen varias formas de abordar la lectura. Se pueden leer los cuentos sin seguir la secuencia propuesta por el autor, subordinando el orden a factores de conveniencia (hablo del arte de elegir un cuento cuya extensión en páginas se aproxime a la duración de un viaje en tren, o la estadía en la sala de espera del dentista). Se puede también elegir el orden de lectura en función del impacto que los títulos, o las primeras frases, tienen sobre la sensibilidad del lector. O se puede seguir mecánicamente el orden prescripto en el índice. Sólo ensayé dos de estos abordajes, con el antecedente de que había leído la mayoría de los cuentos en sus publicaciones originales, y en algunos casos había charlado con el autor mientras esos textos eran concebidos. Sin embargo, la lectura del conjunto de las narraciones me permitió vislumbrar un universo más vasto, rico en ideas y especulaciones. Los cuentos comparten temáticas e inquietudes, y por ese motivo pueden interpretarse como parte de una búsqueda del autor. Sólo podemos acceder a ese universo fragmentariamente, al fin y al cabo sólo es una hipótesis de lectura. Pero en este contexto, el vacío, la página en blanco que separa un cuento del otro, resulta casi tan provocador como los mismos cuentos.

Casi todos los relatos gravitan en torno a un llamado que viene del pasado, una nostalgia que pone de manifiesto la pérdida, el mito, la deuda pendiente, la necesidad de cerrar círculos. Es probable que la jornada del lector también comience con un llamado parecido, cuyo tono e intensidad dependerán del cuento que elija para inaugurar la lectura. En esa jornada recorrerá, iterativamente, algunos temas comunes: la relación entre padres e hijos, la muerte, el peso de las ausencias, los mandatos (siempre ajenos, siempre condicionantes), las relaciones profundas entre las cosas y las personas, el amor trascendente… No importa demasiado si el relato se ubica en Fermín del Mar, Villa César, Puerto Ángeles o las Malvinas. Las historias parecen múltiples facetas del mismo diamante. Como se dijo: una búsqueda del autor, que ahora comparte con los lectores, pulsando en cada cuento una cuerda emotiva diferente. Alguna vez Gardini comentó que uno siempre escribe el mismo libro, y yo interpreté esa consideración como un pecado venial contra el imperativo de la originalidad. Este libro es la clara muestra de que yo estaba equivocado.

Y eso me lleva a la tercera razón por la que este libro es especial. Gardini es uno de los escritores argentinos más importantes en lo que refiere al género fantástico, pero él no se toma muy en serio las etiquetas y los géneros. En todo caso, el género y la etiqueta —incluso el imperativo de la originalidad, si vamos al caso— son sólo estribos muy precarios para que el lector se suba a la narración. Gardini es su propio género. Por eso le recomiendo al lector que deje aquí, entre las páginas de este prólogo, cualquier preconcepto relacionado con la literatura fantástica (a menudo lastrada por las épicas simplonas del bien contra el mal), la ciencia-ficción o el terror fantástico. Sí, claro, en los relatos existen criaturas arcanas, monstruos, zombis… En estos cuentos se respira magia y se siente la presencia de las fuerzas sobrenaturales. Pero todas esas presencias gardinianas poco tienen que ver con lo que ya conocemos. Gardini tiene sus propias galeras y sus propios conejos. Dicho esto, valga otra acotación. Más allá de las historias y los personajes, si alguna magia verdadera hay en estos cuentos, es la magia de las palabras. La forma en que las frases suenan, fluyen y hacen eco en el alma del lector. Es una magia que trasciende la lectura.

Dejé para el final lo más obvio, o al menos será obvio una vez que hayan leído los cuentos. La gran mayoría de los relatos transcurre a orillas del mar. No es sólo un detalle pintoresco. El mar asume aquí un rol activo, como puente hacia lo recóndito y lo ancestral, como portal de iniciación, como mensajero de otras realidades. Tampoco es accidental que el autor haya utilizado ese hilo conductor. Muchos de los cuentos fueron concebidos en esas maravillosas vacaciones fuera de temporada que pasaba Carlos Gardini junto al amor de su vida, Mirta, en Mar del Plata y Chapadmalal. Por estos motivos me parece sumamente auspicioso que esta colección de cuentos vea la luz por intermediación de Letra Sudaca, una editorial que tiene los mismos orígenes. No es casualidad, es justicia poética.

Artículos relacionados

Jueves 25 de febrero de 2016
Traducir el error y la rareza

El traductor de los Escritos críticos y afines de James Joyce (Eterna Cadencia Editora) intenta reflejar las rarezas, incorrecciones y errores de la escritura de Joyce, con la intención de que el lector experimente algo afín a lo que experimenta quien lee los textos de Joyce en inglés o en italiano. Así lo explica en el prefacio del que extraemos un breve fragmento.

Los errores de Joyce
Lunes 16 de mayo de 2016
Saltaré sobre el fuego
"Alguien que no perdió la sonrisa sabia ni la bondad de fondo incluso al escribir sobre el dolor o sobre la Historia, y en cuyos versos, amablemente irónicos, suavemente heridos, a menudo se adivina una reconfortante malicia cómplice de eterna niña traviesa". El prólogo al libro de la poeta y ensayista polaca, Premio Nobel de Literatura, editado por Nórdica con ilustraciones de Kike de la Rubia. Además, uno de los textos que lo componen.
Wisława Szymborska
Jueves 26 de marzo de 2020
Borges presenta a Ray Bradbury

"¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me llenen de terror y de soledad?", se pregunta el autor de El Aleph para prologar Crónicas marcianas (Minotauro).

Crónicas marcianas

Miércoles 31 de julio de 2019
El origen de los cuentos de terror

"Edgar Allan Poe no fue el inventor del cuento de terror". Así arranca este suculento repaso por la historia de un género que goza de excelente salud. El prólogo a El miedo y su sombra (Edhasa), un compendio de clásicos exquisito. 

Por Leslie S. Klinger

Jueves 07 de octubre de 2021
Un puente natural entre los debates feministas en el mundo
Buchi Emecheta nació en 1944, en el seno de una familia de la etnia igbo. A los 11 la prometieron en matrimonio, se casó a los 16: Delicias de la maternidad, de la autora nigeriana, llega a Argentina con Editorial Empatía. Aquí su prólogo.

Buchi Emecheta por Elisa Fagnani

Lunes 04 de julio de 2016
Mucho más que nenes bien

"Cada autor cuenta una historia, narra con un lenguaje propio, elige un punto de vista, desarrolla sus personajes con encanto porque no reduce, no simplifica, no aplasta para ajustarse a un molde preconcebido", dice Claudia Piñeiro sobre los relatos de Jorge Consiglio, Pedro Mairal y Carola Gil, entre otros.

Nueva antología de cuentos
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar