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¿Por qué apostar al libro en papel?

Recién llegados
Rey Naranjo, Colombia
Eso es lo que parece responder con la contundencia de su catálogo el sello colombiano Rey Naranjo, que desembarca en Argentina por primera vez. Entrevistamos a sus editores sobre el proyecto y también sobre el estado de cosas para el mercado editorial en su país.

Por Valeria Tentoni.

Con el objetivo de crear y producir contenidos imprescindibles con gran calidad visual, "piezas que los lectores deseen conservar para siempre", Carolina Rey Gallego y John Naranjo Castillo, pareja en el amor y en el trabajo, decidieron aventurarse bajo una idea contundente: la de pensar a "los libros como herramienta de educación y a la educación como arma contra la desigualdad".

Desde hace unos cuatro años vienen publicando títulos en distintas coediciones (como Ellos eran muchos caballos, de Luis Ruffatto, con Eterna Cadencia editora) y colecciones propias en las que se cuentan más de 45 títulos: crónica, narrativa, cómic, ensayo, entre otras que incluyen al público infantil y juvenil. Entre sus autores se cuentan firmas como las de Andrés Burgos, Ariel Levy, Dr. Alderete, George Saunders, Harkaitz Cano, Jung Yumi o Virginia Mayer. Hace poco lograron llegar a las librerías argentinas y les hicimos algunas preguntas para presentar su catálogo pero, también, para que nos cuenten cómo están las cosas para los libros en papel por Colombia y qué diganóstico se hace, desde sus tierras, de la salud del mercado editorial latinoamericano. 

 

¿Cómo nace el proyecto? 

—Habíamos trabajado en proyectos para terceros con pequeños y grandes presupuestos y decidimos meternos a sacar adelante una editorial con los libros que teníamos en la cabeza, en un país con un nivel de lectura de 1,5 libros por persona al año, con la amenaza del libro digital y con un futuro inesperado en aquella época, año 2010, como un absurdo. Nos metimos con todo el ánimo a sacar adelante este emprendimiento.

¿Y por qué entienden que "este es un momento emocionante para el libro en papel"? 

—Creemos que hay libros para leer digitalmente y otros que deben ser leídos con calma, disfrutando de cada página, del olor y de la experiencia de tenerlo en la mano. Creemos en los libros como piezas únicas y nuestro interés es que los lectores deseen conservarlos para siempre, que los puedan apreciar, disfrutar. Por eso nos esforzamos en entregar libros editados de manera cuidadosa, lo que incluye gran trabajo en los textos, además de un diseño editorial de primera. Siempre hay dificultades cuando lo que se busca es un equilibrio en la calidad. En Colombia adolecemos de buenos papeles, nos afecta la inestabilidad del dólar y del euro; además, buscamos el equilibrio entre un libro con buenos terminados y los precios. No queremos ser una editorial para minorías, ni que los libros sean inalcanzables. Apostamos a que todos leamos buenos libros; que los grandes lectores lean cómic, que las personas que nunca han leído un libro en su vida lean novelas gráficas, que facilitan la lectura. Que todos encuentren historias con las que se puedan identificar.

¿Con qué se encontraron? ¿Cómo es el panorama de editoriales en Colombia? 

—El movimiento editorial en Colombia ha crecido en los últimos 7 a 8 años. Hay una proliferación de editoriales pequeñas, independientes, emergentes, con diversos intereses. Estamos convencidos de que el estado de la edición tanto en Colombia como en otros países de Latinoamérica se debe a la reconfiguración del mercado del libro en España, la crisis económica en España que ha hecho que los mercados sean más locales y que los autores busquen circular en sus países y su región. Es bien sabido que los libros de autores latinoamericanos en ocasiones no circulan sino en España, no se consiguen en Latinoamérica. En Colombia influyó que una de las grandes editoriales locales cerró, y todo sus autores quedaron sin casa editorial y las editoriales emergentes empezaron a fortalecerse con esos autores. Y ahora, después del auge, muchos autores están buscando a estas editoriales porque saben que son más arriesgadas, son independientes y editan lo que les place y no le deben a nadie. Por supuesto que hay sellos grandes, entre ellos los de los grandes grupos españoles, ingleses; pero también hay editoriales independientes grandes que tienen otros perfiles. Y dentro de las editoriales independientes que han surgido en estos últimos años, hay pocas, entre las que nos incluimos, interesadas en la internacionalización. En nuestro caso, desde el primer año estamos participando de ferias internacionales como las de Guadalajara y Frankfurt, y participamos de manera continua en las de Bolonia o en el Festival Internacional del Cómic de Angulema, entre otros.

¿Qué tiene que tener un autor para que los interpele como editores?  

Trabajamos con diversos perfiles de autores. Con algunos trabajamos varios libros, a otros los hemos buscado por sus propuestas innovadoras, ya sea por temática, exploración gráfica o estilo. Para que un autor encaje en el catálogo de Rey Naranjo debe tener una propuesta novedosa, estar comprometido con el libro y con su difusión. Nos interesan los que tienen cosas para decir de una manera autónoma, buscamos ser muy diversos. Nos interesan las historias del ser humano, no importa dónde esté: buscamos la esencia y la universalidad. De igual manera, buscamos ser puente de doble sentido, entre la oferta de historias de Colombia para el mundo y de los autores internacionales para Colombia.

Tienen libros troquelados, colores vivos, diseños arriesgados, ¿cómo piensan al objeto libro en la era digital?

—Exactamente, eso es la ventaja de un libro impreso, todas esas características que hacen que sea una pieza única; en un libro digital todos tienen el mismo formato, las posibilidades son más reducidas, no hay opciones de papel. Los libros que hacemos están diseñados para ser materializados de manera impresa. La era digital que tanto se anunciaba ya se ha ido estabilizando y existe una oferta de libros que están muy bien en digital y otros que el público sigue queriendo en papel. No creo que los libros digitales hayan incrementado la lectura, simplemente los lectores han decidido qué leer en digital y qué seguir leyendo en papel.

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