Los clásicos infantiles al teatro

Jueves 25 de noviembre de 2010
Riquete el del copete y otra obra en un periquete, de Didi Grau e ilustraciones: Cynthia Orensztajn. Los clásicos de Andersen y Perrault llevados al teatro.
Por Coni Salgado.
Teatro. Colección Pan flauta. En portada: Riquete el del copete y otra obra en un periquete. Abro el libro. Casi instantáneamente un telón rojo y pesado cae ante mis ojos. El teatro es un género que ningún niño debería dejar de vivenciar. Literatura gestual, literatura enmascarada. Literatura misterio.
Una obra de teatro es literatura viva. Es palabra que sangra, humor que desborda. Es mucho más: es un presentador haciendo un guiño al público, es una princesa llorando por no saber, es una carcajada envuelta en luces o un emperador magestuoso sin poder alguno... y en calzoncillos!
Sin duda, convertir los cuentos de Charles Perrault y Hans Christian Andersen en piezas teatrales, debe haber significado un gran desafío para la escritora Didi Grau. El resultado es por demás encantador. En estas dos obras, los protagonistas se desenvuelven en torno al amor, la verdad, el engaño, la belleza...
Si enamorarse es saber mirar, la primer obra del libro tiene final feliz. Cuenta la historia que en el reino de los Riquetes, nace el hijo de la Reina. Y dicen que es espantoso. Pero también dicen que nació con un don, una virtud. Este poder consiste en dar inteligencia a quién el principe desee. Mientras tanto, en el Reino de los Alegretes, la Reina da a luz a dos niñas. La primera es hermosa. La segunda espantosa.
El tiempo pasa. Príncipe y princesas crecen entre tules y bordados de hilos de oro. Y entonces un día, una gran fiesta en el palacio desata el conflicto de la historia. La princesa fea es tan inteligente que la gente solo quiere escucharla. La princesa bella, carece de brillo apenas abre la boca, como si su exterior desvaneciera ante la carencia de contenido. El resto de la obra tiene que ver con un hechizo, un deseo, una promesa; y un pacto que finaliza en un hermoso y abierto fin. Lo cierto es que el príncipe feo, tal vez deja de serlo a los ojos de su amada.
Amor le dicen, a esa extraña sensación de atravesar las apariencias y llegar a ver lo que se esconde en el fondo de las almas. Saber mirar.
La segunda pieza teatral, es la conocida historia de El traje nuevo del emperador. La humorada al servicio de la imaginación. El miedo a expresar lo que no debe decirse y la picardía de los sastres que logran burlarse de la ingenuidad del Rey y los protocolos del castillo.
Ambas obras utilizan la rima como musicalidad del lenguaje, lo que a mis ojos, genera en los niños una apreciación lúdica de las palabras. Una apropiación divertida del drama, cómplice del disparate. La astucia de los bribones pone de manifiesto las diversas utilidades de la inteligencia sin límites. El traje nuevo del emperador, jamás tendrá tela real, porque sus costuras falaces, no hacen más que confirmar la visibilidad del engaño.
El amor en un hechizo. La belleza insuficiente. La verdad que no se dice. La mentira. El humor. Literatura en acción, a través de un libro... exagerado, dramatizado, disparatado. Pura risa.
Didi Grau, que también firma sus trabajos como Silvia Grau, es ilustradora y escritora. Publicó textos e ilustraciones en diversas editoriales de Argentina y algunas del exterior. Su desempeño como escritora abarca géneros variados: teatro, poesía, cuento, guión de historietas.
Cynthia Orensztajn es diseñadora gráfica e ilustradora infantil.