El producto fue agregado correctamente
Blog > Ficcion > Cuentos del siglo XXI escritos como en el XIX
Ficcion

Cuentos del siglo XXI escritos como en el XIX

En los cuentos de Mares baldíos (Penguin Random House), Carlos M. Domínguez explora la tensión entre el hombre y la naturaleza con la herencia de Faulkner, Melville y Conrad.

Por Patricio Zunini.

mares baldíos¿Qué tiene de interesante el anacronismo de Carlos María Domínguez? Esa es una pregunta para hacerse ante los cuentos de Mares Baldíos (publicados recientemente por Penguin Random House; aunque algunos habían salido hace unos años en un volumen de la editorial uruguaya Cal y canto). Domínguez, argentino que vive en Montevideo desde hace más de dos décadas, alguna vez dijo —y si no lo dijo lo debería haber dicho— que su hogar estaba en el Río de la Plata: este nuevo libro, entonces, es un regreso a casa. Una casa inquietante.

Ya en la novela histórica Tres muescas en mi carabina (Alfaguara, 2002; Premio Embajada de España de Novela en homenaje a Juan Carlos Onetti), Domínguez se había dejado seducir por el río. En Mares baldíos continúa fascinado: lo mira, lo estudia, registra los movimientos. Dice en el cuento “Delta”:

 

El río parece pardo y tranquilo, pero por debajo, de un mes para otro las corrientes descubren toscas filosas, restos de barcos hundidos, corren un canal de lugar, levantan barcos donde antes calaban treinta pies y las islas crecen como hongos. No es un río. Son tres. Es un combate que lleva más años que el carajo porque si me permite desengañarlo, el Paraná corre muchos miles de millas, junta aguas acá y allá, y ensancha las espaldas a medida que se acerca a Buenos Aires, pero cuando llega a la boca, mi amigo, la presión del mar le rompe los brazos. Lo topa, lo revienta, y lo obliga a derramarse hacia el este como si quisiera pegar la vuelta, pero ahí está el Uruguay que es menos caudaloso y sin embargo lo vuelve a empujar al sur.

La patria de Domínguez es el río, pero también lo es la literatura de Faulkner, Melville, Conrad. Así, en “El árbol de las garzas” una sudestada provocada por la tormenta de Santa Rosa inunda con una furia faulkneriana el islote de doscientos metros en el que el narrador trabajó durante un año para hacerlo habitable. En “Mancuso”, la obsesión de un marino por recuperar un barco encallado, como una ballena blanca, lo lleva a la ruina. En “Combustión”, el primer oficial de un petrolero bombardeado, esta vez no en el Río de la Plata sino en el Golfo Pérsico, termina cruzando la línea de sombra entre razón y barbarie. En cada uno de estos siete cuentos la naturaleza empuja a los personajes hacia el extremo: de ahí se vuelve héroe, villano, muerto o loco.

Orhan Pamuk distingue en El novelista ingenuo y el sentimental dos clases de autores según la manera en que dan cuenta del mundo. La división no implica una valoración estética. De un lado están los “ingenuos”: los irreflexivos, que no se preocupan por los aspectos artificiales de la escritura; y luego están los “sentimentales”, que prestan atención a los métodos utilizados en la novela y al modo que funciona la mente del lector. Carlos María Domínguez está, indudablemente, entre estos. En una vieja entrevista para este mismo blog, Domínguez dijo que su intención es no subestimar al lector sino hacerlo participar con su inteligencia: “Yo suelo trabajar con la idea de que en el relato hay una sola manera de ser inteligente, y es siendo preciso. Una sola cosa bien dicha una sola vez. Y pasar. De modo que no haya distracciones, no haya engorde, no haya vanidad.” Esa tensión impone una cierta exigencia en la lectura y es necesario tomarse un tiempo entre un cuento y otro.

Los cuentos de Mares baldíos son del siglo XXI escritos con el naturalismo del XIX. El delta tiene historia pero no coyuntura; la búsqueda no pasa por la política sino por metafísica: para Domínguez la literatura es un espejo en el que uno se mira para intentar reconocer de qué está hecho.

Artículos relacionados

Lunes 28 de diciembre de 2015
Oscura plegaria
Ariana Harwicz sorprende con cada novela que publica. En Precoz trabaja una zona del lenguaje que puede relacionarse con Zelarayán, Néstor Sánchez, Aurora Venturini, entre otros.
Miércoles 10 de mayo de 2017
La salud de Cheever

"Escribir es fugarse, pero en un sentido estrictamente carcelario: crear con el lenguaje la salida del lenguaje. Esto parece decirnos la extraordinaria novela Falconer (1977): tal es el nombre de la cárcel que inventó John Cheever para escapar de sus fantasmas". Una lectura de Matías Moscardi.

Sobre Falconer, la novela que lo catapultó a los lectores

Lunes 29 de enero de 2024
Amanecer, anochecer: así escribe Edwidge Danticat

"La psiquis de su hija es tan débil que se agita por cualquier cosa. ¿No se da cuenta de que la vida que tiene es un accidente del azar?": releemos un fragmento de Todo lo que hay dentro, de la escritora haitiano-estadounidense Edwidge Danticat (Editorial Fiordo).


Lunes 21 de marzo de 2016
Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey imaginario o no

La novela El paraíso opuesto, de Antal Szerb (La Bestia Equilátera, traducción de Laura Wittner), es una historia alegórica que advierte: «El deber no es un lecho de rosas».

Entre la alegoría y la sátira política
Lunes 28 de marzo de 2016
Lengua de vidrio

Una lectura de la antología de relatos de la gran escritora neoyorkina, Colgando de un hilo, edición de Lumen con ilustraciones de Simone Massoni.

Antología de cuentos de Dorothy Parker
Martes 22 de marzo de 2016
El silenciero

Jorge Consiglio (Hospital posadas, Pequeñas intenciones, entre otros) extrae sus citas favoritas de El silenciero, de Antonio Di Benedetto, también autor de autor de Zama y Los suicidas, entre otros títulosl.

Citas de Di Benedetto
×
Aceptar
×
Seguir comprando
Finalizar compra
0 item(s) agregado tu carrito
MUTMA
Continuar
CHECKOUT
×
Se va a agregar 1 ítem a tu carrito
¿Es para un colectivo?
No
Aceptar