Filba Nacional 2012. Día 1
Viernes 23 de marzo de 2012
Un recorrido por la primera jornada del Festival Nacional, que fue intensa: el diálogo entre Pepe Sánchez y Martín Kohan, un panel sobre Héctor Libertella y las extraordinarias palabras inaugurales de Diana Bellessi.
Las actividades del Filba Nacional 2012 comenzaron con el taller de crónicas que dictó María Moreno ayer por la mañana en la Alianza Francesa, ante casi un centenar de personas. La primera edición de este festival de literatura se realiza en la ciudad de Bahía Blanca (“el primer Filba que no se hace en Buenos Aires”, destacaría más tarde la poeta Diana Bellessi), y el objetivo de la Fundación Filba es que en los próximos años se lleve en diferentes regiones de la Argentina.
Durante poco más de hora y media, María Moreno —autora de La comuna de París, entre otros títulos, y directora de la colección Nuestra América de Eterna Cadencia Editora— se dedicó con intensidad a hablar de la crónica como género híbrido entre la ficción, el reportaje, el ensayo, la entrevista, la autobiografía. “Salió bien; un poco caótico, como cada vez que doy estos talleres”, dijo con humor tras el cierre de la actividad. Entre el público que asistió al taller hubo algunos invitados al festival, periodistas y, sobre todo, muchos estudiantes: la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional del Sur tomó la decisión de no dictar clases durante las jornadas del Filba Nacional para que los alumnos puedan asistir a los encuentros.
La siguiente participación de María Moreno será el viernes en Ferrowhite (en Ingeniero White, a pocos kilómetros de Bahía Blanca) en el panel “Bar(co) – Discutiendo teorías de Héctor Libertella”, junto a Federico Falco, Pablo Katchadjian y Mauro Libertella.
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El Teatro Municipal fue el segundo escenario del Filba Nacional el día de ayer. Desde las 17.30, el basquetbolista Pepe Sánchez fue entrevistado por el escritor Martín Kohan con la premisa de abordar el deporte como profesión, el entrenamiento como jornada laboral, el básquet como oficio. Luis Sagasti los acompañó como moderador de la charla.
—Fogwill decía —dijo Kohan— que no existe el escritor fracasado porque si sos escritor ya sos fracasado. Raspás un escritor y qué hay: un basquetbolista que no pudo ser, un arquero que no le dio la altura. Muy a menudo puede llegar a pasar eso. Pero quería preguntarse sobre algo que vos planteabas antes, acerca de qué es lo que un jugador percibe. ¿Qué clase de mirada, qué es lo que detectás llevando la pelota o no? ¿Qué ves, cuál es la relación de percepción?
—Yo lo relacionaría con el ilusionismo —fue la respuesta de Sánchez—. El mago te lleva todo el tiempo para un lado mientras todo está pasando por el otro. En el deporte pasa exactamente lo mismo. En el básquet, seguro. Tratamos de crear ese ilusionismo. Las buenas jugadas son las que hacen que la defensa vaya para un lado y la acción ocurra por el otro. Básicamente lo que distingue a un gran jugador de uno no tan bueno es el poder de persuasión que tiene para generar esa distracción. Si querés hacer un pase la izquierda tu mirada tiene que estar todo el tiempo hacia la derecha. Vos sabés qué querés, por eso tenés que tratar de arrimar a todo el mundo del otro lado. Cuando querés generarte un tiro de afuera tenés que hacerle creer al defensor que vas a ir para adentro: le mirás los pies y le amagás hasta que lo convencés de que vas a entrar y luego das el paso hacia atrás y tirás de tres. En el juego, todo el tiempo nos estamos engañando. Al punto tal que la percepción pasa por el lenguaje corporal del contrario.
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Uno de los recorridos especiales del Filba Nacional es un homenaje a la literatura de Héctor Libertella. Autor, editor, docente, investigador, la figura de Libertella se ha abierto camino y ha influenciado a las generaciones contemporáneas. La primera actividad de esta sección se realizó luego del encuentro entre Pepe Sánchez y Martín Kohan. Participaron Maximiliano Crespi, Mauro Libertella y Marcelo Damiani con la moderación de Silvina Friera.
—El hermetismo de Libertella no es un crítica —señaló Damiani—. Incluso puede llegar a ser un elogio. Las cuestiones en literatura se dirimen en otro lugar: Héctor era un maestro en la sintaxis, en la escritura misma. Pero Héctor también tenía en su vida este tipo de cuestiones herméticas. No me quiero poner muy profundo, pero para mí él fue una especie de filósofo. Decía Kant que el verdadero arte da que pensar: yo creo que los libros de Héctor dejan pensando. Quiero contar una anécdota que me contó el mismo Héctor y me tomó diez años darme cuenta del significado. Hace unos quince años vino un escritor extranjero bastante conocido al país y lo pidieron a Héctor –él mismo no sabía muy bien por qué– que lo presentara en la Feria del Libro de Buenos Aires. El escritor llegaba nada más que para presentar su libro y luego irse al sur. Quería conocer el sur. Héctor en la presentación le llevó una postal de la pampa y durante la presentación le describió la postal. “Bueno, estimado X, vengo en representación del país y este es mi pequeño obsequio como introducción”. La anécdota, así cerrada, queda como una cosa hermética. Le pregunté varias veces a Héctor qué había querido hacer y él me decía que ya me iba a dar cuenta. Pero pasó el tiempo y yo seguí sin darme cuenta y Héctor se murió sin que yo supiera. Creo que ahora entendí el significado: cuando uno llega a Bahía Blanca o empieza a entrar en el sur, no hay nada. No se ve nada en el sur. Son horas por la ruta sin nada. “Mirá –le estaba diciendo Héctor–, vos venís al sur donde no hay absolutamente nada porque ustedes ya se lo llevaron todo. ¿Qué venís a buscar: nuestros lectores, nuestro aplauso, nuestros elogios? Acá no hay nada acá”. Esto es lo que quería decir Héctor con este gesto hermético que, por supuesto, no se podía decir.
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La primera jornada del Festival Filba terminó con la inauguración formal del festival. El intendente Gustavo Bevilacqua dio la bienvenida a la ciudad, Pablo Braun —presidente de Fundación Filba— y Sergio Raimondi —director del Instituto Cultural de la Municipalidad de Bahía Blanca— hablaron de la importancia de este proyecto que ambas instituciones encararon como coorganizadores y luego, como invitada de honor, Diana Bellessi dio un discurso exquisito en el que dio cuenta de la situación actual de la literatura, haciendo hincapié en la producción de los escritores más jóvenes en relación a las temáticas que se abordan en el festival.
—No voy a pensar que federalizamos nada —dijo—, sólo estamos probando irnos con la banda de gira e incorporar a ella otros instrumentistas y cantantes, homenajear a los que nacieron aquí y sobrevivieron produciendo una obra, como Héctor Libertella; ojalá haya otros Filbas nacionales, y que se hagan en la Pampa para celebrar a Bustriazo Ortiz y a Orozco, en San Juan para festejar a Escudero, en Jujuy para aplaudir a Groppa, en Catamarca para leer y releer a Luis Franco… Bueno, invitaron a una poeta, ¿no? Sabrán perdonar que sólo nombro a otros grandes poetas de este mapa imaginario, y dejo que la industria perezosa les recuerde a los demás, aunque la presencia de Entropía, de Letranómada, de Eterna Cadencia, de InterZona, de 17grises, de Mansalva, de Bajolaluna, de Tamarisco y muchas otras pequeñas y efectivas editoriales, parece haber puesto los medios de producción donde encuentran lugar las nuevas ficciones en manos similares a los de la poesía.