El lector y sus ecos
Martes 29 de noviembre de 2011
El panel de Filba del que participaron Juan Diego Incardona, Yuri Herrera, Cynthia Rimsky y Andrés Barba moderados por Pablo Gianera, y que abordó la problemática de los distintos circuitos y modos a través de los que se hace crítica en literatura.
Desgrabación: Gastón Fernández. Foto: Santiago Ochoteco.
La convivencia de circuitos tradicionales, en torno a los más modernos con internet como protagonista pero no como único actor, comienza a generar presiones que ponen en crisis el lugar de la crítica: ¿cómo es la influencia de los circuitos formadores de opinión o agenda en el mundo literario? ¿Los suplementos literarios tradicionales continúan ocupando un sitio central? ¿Existe un nuevo modo de hacer crítica o solo se trata de mapas de lecturas? Los escritores invitados aportarán su experiencia desde cuatro puntos cardinales bien definidos: España, México, Argentina y Chile.
Pablo Gianera: Gracias por la presentación. Voy a decir simplemente dos palabras. Lo primero es contarles un poco cómo se va a desarrollar esta mesa: yo voy a hacer algunas preguntas, vamos a conversar, después los cuatro autores van a leer un breve fragmento elegidos por ellos mismos de sus libros y luego va a haber preguntas del público.
Yo quería decir dos cosas para presentar esta mesa. Empiezo por el nombre mismo que es “El lector y sus ecos”. Hay dos maneras de pensar este nombre. Por un lado como aquellos ecos que los libros suscitan en los lectores, pero por otro lado también a la crítica como un eco de esos libros y a la vez como un eco que, mediado, llega también a los lectores. Creo que todos los que estamos acá vamos a estar de acuerdo o sentimos –porque por otro lado es un hecho que es difícil pasar por alto– que el paisaje de la crítica y el sistema de relaciones que hay entre los libros y los lectores se ha ido modificando por lo menos en los últimos años. No me refiero solamente, aunque es el caso más evidente, a la aparición y a la proliferación de publicaciones en medios digitales, sino también a ciertos cambios que se están produciendo en los soportes más tradicionales. Esto sobre todo en los suplementos culturales pero también en ciertas revistas, con mayor o menor grado de especialización.
Es difícil saber, ojalá en esta mesa podamos desentrañar un poco este punto, si esos cambios que se producen en los medios en papel son un efecto, un rebote, de aquellos que están sucediendo en los medios digitales o por el contrario responden a una lógica propia que tiene que ver con nuevas exigencias del mercado y tiene que ver con nuevas expectativas, no solamente de los lectores, sino también de las empresas periodísticas. Querría empezar entonces pidiéndole a los tres extranjeros de esta mesa, es decir a Cynthia, a Yuri y a Andrés que nos cuenten un poco, no tanto cómo funciona la crítica aunque eso también podrían decirlo, sino cuáles son esas mediaciones que hay entre los libros y los lectores en cada uno de los países. Y si sienten que eso ha cambiado desde que ustedes empezaron a escribir hasta ahora.
Cynthia Rimsky: Yo voy a hablar como escritora, no tengo mucha relación con la Academia. Voy a empezar un poco más literariamente, en el sentido de que voy a introducir un poco el contexto. Chile es un país muy angosto, la parte más angosta mide 95 kilómetros, por lo tanto está la cordillera y por otro lado nos caemos al mar. Eso ha generado en Chile muy poco espacio para la diferencia. Por ejemplo, siempre ha habido solo un escritor: existe Neruda, entonces no existió Roca; existe Zurita, entonces no existió Juan Luis Martínez; existe Bolaño y los bolañistas, entonces deja de existir lo otro. A mí me parece que es un problema que existe en Chile que hoy día está cambiando un poco. En ese sentido la crítica ha tenido una función perversa de dar existencia o negar la existencia. Eso ha sido una cosa que se desarrolló y que tuvo su vulneración en la dictadura y que a partir de ahí ha ido cambiando un poco. Por otra parte, la historia de Chile se ha escrito desde la aristocracia, de las clases altas y en ese sentido la literatura y la crítica también han cumplido la función de iluminar una otra manera de iluminar la historia. Y eso entonces fue generando una crítica que también tuvo un corte en la dictadura, que era una crítica más situada, era una crítica donde la literatura iba iluminando y tenía una relación con la historia porque eso no estaba en cómo se contaba la historia anteriormente. Sin embargo a partir del golpe militar entonces la crítica se pasa al lado del marketing de los libros. En los suplementos literarios básicamente la crítica se convierte en reseña y está desde el lado de la industria como parte del marketing. Al final de la dictadura surge otro suplemento literario donde profesores de la academia comienzan a hacer crítica y eso va haciendo que haya una especie de recanonización de lo que había canonizado la crítica oficial. Sin embargo, como la industria de libro es muy pequeña y los libros son muy caros y la gente lee muy poco, esto de los medios finalmente va en detrimento de ellos y hoy en día existe medio suplemento literario de un diario, ni siquiera entero. Se fusionó con una revista de arte y letras entonces hay medio suplemento literario y es lo único que hay a nivel masivo. Por otro lado hay una crítica literaria que está en el diario de esa misma cadena pero que legitima todo lo contrario. Entonces da existencia a todo lo que no es lo oficial, con el mismo encono con el que del otro lado se da existencia a lo oficial. Por otra parte existe la crítica académica que no tiene ninguna relación con el público masivo y por otra parte empiezan a surgir editoriales alternativas, librerías alternativas, blogs, todo un movimiento de escritura independiente y de publicación independiente. El problema es que también está cruzado por el mismo problema de la legitimación, ellos dan existencia al grupo que no le da existencia la otra crítica y todavía, a mi modo de ver, esa crítica desde otro lugar no se convierte en una crítica distinta, que vaya más allá de dar existencia o no.
Yuri Herrera: Creo que esto pasa un poco por cómo se cuenta la telenovela local en cada lugar. Creo que en el caso mejicano hay una cosa parecida: a qué autores se legitima, a qué autores se ningunea, que es un verbo muy útil para esto. Son más importantes los silencios de la crítica que las afirmaciones explícitas de la crítica. Por mucho tiempo el campo literario mejicano estuvo dividido en dos polos, representados por dos grupos políticos disfrazados de grupos literarios. Eran la gente cercana a Octavio Paz alrededor de la revista Vuelta y la gente antagonista de Octavio Paz alrededor de la revista Nexos. Tenía mucho que ver también con la manera en que estaba estructurado el sistema político que siempre tenía esta política de cooptación de los intelectuales. Ya hace por lo menos unos quince, tal vez veinte años que esto ha ido cambiando paulatinamente en buena medida por el fin del régimen priista y también un poco por la irrupción de las nuevas plataformas, de los medios digitales. Entonces yo diría que han sucedido varias cosas, que hay una democratización de la crítica, que hay una profesionalización de la crítica y que también, al mismo tiempo junto con esta democratización, hay una desestabilización de las instituciones dentro de las cuales se movía la crítica. Cuando hablo de estas instituciones en las que se movía la crítica estoy hablando de los medios más consolidados, pero también de los discursos más aceptados sobre cuál era el canon mejicano. Lo que han traído las nuevas plataformas es, por un lado la posibilidad de conocer gente que de otro modo nunca iba a poder acceder a la publicación, y también este gran riesgo que trae la publicación inmediata que suponen los blogs o los comentarios al final de las notas en los periódicos que es simplemente la reacción visceral y destructiva. Creo que esta combinación de cosas ha traído una revitalización del campo literario en Méjico, pienso en algo que comenzó como un blog, que se llama Hermano Cerdo que se ha convertido en una revista verdaderamente muy sofisticada donde todo el tiempo están invitando gente de distintos países. Hace unos días yo vi la nueva película de Steven Soderbergh que se llama Contagion donde un personaje decía que hacer blogs no es escribir, hacer blogs es hacer grafitis con puntuación. Creo que esto define una primera etapa de los blogs, cuando hay un momento en el cual la gente empieza a romper el monopolio de esta institución literaria que eran las grandes revistas, en las que tenías que publicar, sino no existías. Esto es el gran mérito de los blogs y creo que los blogs se han vuelto mucho más sofisticados, creo que se han vuelto una alternativa real. Para mí el cambio más significativo es que por mucho tiempo la crítica más que ser un diálogo de lectores profesionales con lectores que no son profesionales sino que querían una sugerencia, se convertía en un diálogo entre los críticos y los autores. Yo creo que los autores son el elemento que menos tiene que importar en esta relación, creo que esta es una relación que tiene que ir entre estos lectores profesionales y la gente que espera que le den recomendaciones, que le ofrezcan ciertas maneras de ubicar algunos libros y eso me parece que ha sido una ganancia.
Pablo Gianera: Tenés una idea de crítica como servicio entonces.
Yuri Herrera: Como servicio pero también como una actividad que no es un diálogo nada más con los escritores, sino que es una relación más horizontal y creo que a eso han ayudado algunas plataformas.
Andrés Barba: El caso español es justo lo opuesto al chileno. Tenemos tantos suplementos culturales que son totalmente inocuos en realidad. Entonces aparecer en uno de ellos no significa absolutamente nada ni en términos críticos ni en términos comerciales y tienen un impacto bastante relativo, bastante reducido. Además ha habido en los últimos años, cosa que yo creo que ha afectado a la calidad de la crítica, una remaquetación general de los suplementos culturales que ha ido jibarizando las reseñas cada vez más y ampliando las fotografías cada vez más. Y al final han quedado casi en reproducción de un párrafo de contraportada, cosa que hace la prensa cultural se ha convertido en una cuestión de escaparate más que de crítica. En cuando a internet yo creo que hay una cosa que sí es importante y es que – antes Yuri hablaba de la horizontalidad del bloguero- hay ciertos episodios en la vida de un escritor a los que uno tiene como cierto miedo, uno es a una crítica desoladora -que cuando llega es muy bonito y muy liberador- y otro es que aparece un blog de tu vida, que también es una cosa que en algún momento a algunos escritores nos acaba pasando. Yo tuve uno loco –tener un loco es toda una experiencia- cosa que en el mundo internáutico se reproduce mucho, todo es muy inmediato, la gente vuelca sus opiniones de una manera muy furibunda y muy en caliente y se reproduce y provoca un efecto rebote inmediato y se queda ahí sostenido pues genera un discurso sobre la visceralidad. Incluso cuando ya se han aplacado los ánimos se están manteniendo los de los que vienen después. Yo tengo un loco, les voy a hablar de mi loco - yo he escrito una novela sobre el Alzheimer- que me perseguía con una novela sobre el Alzheimer que había escrito él. Me iba a buscar a todos los actos y venía con la novela, ya no sabía qué decirle. No sabía cómo decirle que el libro era malo y no me apetecía. Entonces el hombre seguía viniendo a todas las charlas, entonces yo le decía: “sí lo he leído pero lo he perdido” y me respondía: “curiosamente tengo otro ejemplar para ti, otra copia”. Entonces ya a la tercera no supe que hacer, me iba casa y varias manzanas después tire el manuscrito en un contenedor, que llegó a mi casa en un sobre lleno de basura con un papelito que decía: “tú tiraste esto en alguna parte”. Entonces yo empecé a tener miedo en realidad. Este tipo de miedo de que te hayas convertido en la fijación de alguien por una razón que no es literaria, pero que afecta a lo literario y que desde luego afecta tu ánimo mucho más de lo que los escritores se atreven a confesar muchas veces, se produce en internet con mucha frecuencia. Alguien que se convierte en el motivo de su fijación que genera que al final te cabrees y termine desestabilizándote un poco el tema.
Pablo Gianera: Acá Juan Diego estuvo en los inicios de un blog específicamente literario que fue El interpretador y quería preguntarte si el motivo por el que empezaron este blog fue justamente que advirtieron que había algo que los medios específicamente gráficos no estaban cumpliendo, algún tipo de función que debían cumplir y no cumplían. Por otro lado quería preguntarte también, más allá de que ahora no estás en El interpretador, ¿cómo ves otros blogs literarios argentinos, sobre todo Plantas, No retornable, que son blogs que siguen ejerciendo la crítica y muchas veces de una manera mucho más furiosa y menos complaciente que lo que se lee. Crítica no en el sentido de la reseña, sino en el sentido más puro y duro. Entonces me gustaría que contaras la primera experiencia de El interpretador y después cuánto te parece que El interpretador se parecía o se parece a los otros blogs de crítica.
Juan Diego Incardona: Para empezar quiero decir que a mí los blogs me gustan, tengo un blog, pero que en realidad El interpretador no es un blog, en realidad es una revista. Y justamente esto es esencial a la hora de pensar El interpretador. Nosotros lo armamos siendo todos estudiantes de literatura de la facultad pensando en armar una publicación que se inscribiera en una tradición que por un lado perteneciera a internet -porque ahí estaba el soporte- pero que por otro lado buscara la lógica revisteríl clásica de tener tapa, contratapa, sumario, consejo editorial, trabajar en cada número un eje, etc. Yo creo que justamente en las revistas ya sean virtuales o en papel, es en realidad donde más se mide con profundidad la literatura porque, coincido un poco con lo que decía Andrés, creo que sobre todo dentro de los diarios o de los suplementos culturales –por supuesto hay excepciones- la lógica de la reseña aplana bastante. En realidad no hay lugar para esos ecos que propone la consigna de esta mesa. Unifica los sentidos, no abre, no se corre de la literatura, no hay tiempo de eso, no hay cantidad de caracteres para establecer otro tipo de relaciones que pueden tener mayor riqueza. Quizás ya estoy más viejo, porque al principio tenía un poco de rebeldía contra la facultad. Yo estudié letras, hice como veinte materias y en un momento la abandone, El interpretador nació ahí y tenía algo, como todo el mundo, en contra de lo académico, esa jerga aburrida. Sin embargo hoy pienso que hay que valorar a la universidad y a toda la gente que dentro de la universidad, sobre todo de la universidad pública, está de un modo muy sencillo, humilde y callado trabajando sobre la literatura y utilizando la posibilidad de leer como instancia creativa, profundizando, encontrando ecos de una obra. Creo que los diarios, la lógica periodística come la posibilidad de ejercer una lectura crítica. En el ámbito de la universidad eso puede hacerse. No es el único, por suerte también apareció internet. Ellos lo planteaban y me parece que en nuestro país se da lo mismo, es algo que realmente fue una inyección de aire, es como que democratizó muchísimo y permitió que un montón de gente se pusiera a discutir sobre literatura o a utilizar un formato barato para expresarse. En mi caso fue con unos amigos con El interpretador, también me gustan la revista Planta, No retornable. Está la intención muy comprometida con la literatura de decir cosas en esos números, y decir con profundidad y se nota que hay discusiones atrás.
Existe una diferencia entre el blog y la revista, sobre todo en la época en que arrancamos El interpretador, entonces el blog no era como ahora. El blog quiere tener un color sepia, es como vintage, es viejo. Ahora está todo en twitter, en facebok. Eso le vino bien a los blog porque perdió un poco lo que tenía antes de red social. Al perder su componente de red social, porque hay otras exitosas en este momento, hay menos comentarios…
Pablo Gianera: ¿A la vez no perdemos muchísimos lectores? ¿Gente que buscaba cosas en los blogs no la busca ahora en otros lugares y eso hizo que los blogs quedaran como postergados respecto a otras formas digitales?
Juan Diego Incardona: Depende. Creo que el blog es una linda bitácora, rápida como para publicar textos propios o también para elaborar artículos en los que no importa la extensión y poder publicarlos. Creo que facebook, twitter, etc. son foros de discusión que obviamente exceden la literatura, hay millones de personas que se dedican a todo y están ahí. Pero con respecto a la cuestión literaria específicamente ahí se da también una discusión rápida que de algún modo sirve como contrapunto a la difusión periodística que se ejerce desde los medios, digamos desde los diarios. Obviamente que los tiempos que corren, la monopolización de la legitimidad dentro de la literatura que hace veinte años tenían los suplementos culturales se ha perdido. Los suplementos todavía existen, pero hay tantos canales alternativos de comunicación, de difusión, de discusión.
Pablo Gianera: Cynthia hablaba antes del sistema de exclusiones que había en Chile, que era Bolaño sí o Bolaño no. ¿A eso no se podría deber también a cierta característica que tenía la crítica literaria en Chile donde hubo en general, según tengo entendido, la figura como de un crítico hegemónico? En un momento es Ignacio Valente ese crítico, ¿ese lugar está puesto en cuestión? ¿Desapareció la figura de crítico hegemónico? En ese caso, ¿vos crees que desapareció precisamente por este avance que decía Juan Diego de las revistas o de los medios digitales o cayó por otras causas?
Cynthia Rimsky: Yo creo que cayó porque se jubiló Ignacio Valente, no hubo reemplazo. Yo creo que también hubo una pérdida del único relato, que obviamente ya no tenía el mismo peso. Pero yo creo que en Chile existen por ejemplo los blogs o las revistas virtuales que todavía son pocas o hay muchas pero ninguna como El interpretador que haya tenido una historia que uno la pueda seguir o que tenga una gran incidencia. Lo que sí ocurre es que han surgido muchas microeditoriales que están publicando a gente distinta y alrededor de esas microeditoriales se generan blogs o revistas virtuales que son generalmente de corta duración, donde se difunden estas ediciones, arman mapas de lectura para situarse y para existir, sino no tienen ninguna forma de existencia. Sin embargo, no alcanzan a ser lecturas un poco más profundas, que iluminen o que relacionen ese tipo de personas con el pasado o con una tradición literaria. Todavía son intentos de existencia porque realmente el medio chileno es complejo, es realmente muy unívoco. Son instancias que abren, pero que todavía no logran consolidar estilos o lecturas un poco más complejas. Son blogs donde también se da la reseña. Por otro lado en la academia, donde sí se está trabajando en muchas escuelas de literatura, están muy ceñidas en internalizar ciertos criterios de lectura que son de la academia norteamericana y que no tienen una conexión con el público masivo. Pero aunque sea sí desarrollan ese trabajo y sí están trabajando en la idea de recanonizar y de dar un espacio a escrituras de la diferencia. Pero no hay una conexión, tienes lo de los medios de comunicación masivos, tienes lo académico y tienes los blogs donde hay gente que está tratando de subsistir y con la ayuda de programas de becas y de apoyo a la industria del libro de existir. Las editoriales se tratan de afirmar, porque es la única manera. En Chile no hay librerías, deben haber 10 librerías y las librerías grandes no son como acá que aceptan libros de las editoriales alternativas, tan solo lo de las grandes. Entonces yo creo que todavía estamos en un espacio anterior respecto a quién le da legitimidad al espacio de la diferencia.
Pablo Gianera: Traslado esta pregunta sobre la posición o la existencia de un crítico hegemónico a ustedes tres también y querría preguntarles, por lo que vos decías Juan Diego y por lo que comentaban todos, ¿de qué manera se puede construir entonces por canales que no sean los medios periodísticos tradicionales o convencionales la figura de un crítico? Porque incluso en El interpretador, al ser una revista, había un consejo que de alguna manera estaba legitimando o autorizando la palabra de ese crítico que se pronunciaba. Entonces fuera de esos canales ¿cómo construir la legitimidad de un crítico? Y por otra parte es un hecho que no hay tampoco acá en la Argentina -creo que acá nunca hubo un crítico hegemónico- ¿debemos alegrarnos o entristecernos por eso? En el sentido de que antes se podía esperar el pronunciamiento del crítico acerca de tal o cual nuevo libro y después se podía discutir con ese conocimiento, pero había un interlocutor. La cuestión es si ahora se puede discutir con alguien ante semejante proliferación de voces.
Juan Diego Incardona: Yo creo que sí, siempre hay plumas. Incluso dentro de los suplementos culturales de pronto salen artículos que son brillantes, gente que le busca la vuelta para en ese breve espacio que le da la redacción poder decir algo. Justamente creo que la lectura crítica es la que profundiza como decíamos antes. Internet no tiene problemas en ese sentido y también es un espacio de libertad. Obviamente que convive con todo. Ahora parece que internet es algo re viejo pero creo que en Argentina empezó en el ’96, ’97, no van veinte años. Estamos acostumbrados a que sea parte de nuestra vida doméstica internet pero es algo bastante reciente. Estaba esa frase de que en internet hay mucha basura, pero uno puede entrar a una librería en papel y también hay mucha basura, después cada uno hace su camino. Con respecto a nuestro país yo creo que hay una historia larga y súper valiosa de la crítica. Evidentemente podemos ponernos a nombrar personajes que han ejercido la crítica de un modo realmente creativo, que incluso pueden partir de una obra de ficción o poética y elaborar un discurso que supera eso. Creo que Latinoamérica en general ha tenido una larga tradición de intelectuales tremendos. Eso no se acaba, más allá de la ideología de cada uno, acá podríamos nombrar un montón que están vivos y que cuando escriben te dicen algo, cuando se ponen a pensar sobre literatura. Desde Horacio González hasta Beatriz Sarlo y en el medio hay de todo, son tipos que se ponen a leer y te dicen algo. Y vuelvo otra vez al valor que tiene la universidad y pienso más en la palabra universidad que en la palabra academia porque no todo lo que se produce en la universidad es chino básico que no lo entiende nadie, que es una jerga de Deleuze, Foucault que en realidad están todas mezcladas y que necesitas un traductor. Hay mucha gente, incluso grupos de gente joven que en ese lugar se conocen e inauguran una voluntad crítica. Me parece que eso tiene una larga tradición y se actualiza hoy. Internet es un espacio nuevo con diferentes formatos: blogs, redes sociales, etc. donde también conviven voces. Hay una polifonía muy extraña, donde alguien se pone a pensar una cosa del último libro de Mariana Enríquez y te cuenta que se están hirviendo las papas. Es una forma rara pero también interesante ese cruce que se da y la crítica que se da en internet donde se mezcla lo íntimo con la opinión. Aparte mucho de esos tipos que tienen nombre, están legitimados, son de la academia o de los suplementos culturales, muchos de esos también tienen su página en internet o su twitter.
Yuri Herrera: Yo creo que la irrupción de tantos medios nuevos le puede hacer bien a los suplementos más tradicionales en dos sentidos. Por un lado porque existe la posibilidad de descubrir otro tipo de escritores más allá de la planta con la que siempre contaron, y por otro lado, al volverse un tanto arcaicos como puede sucederle de repente a los libros impresos, se convierten en objetos de cultos y puedes hacerlos simplemente como siempre habías querido hacerlos en lugar de estar buscando satisfacer a cierta fracción del mercado. Tanto dentro de los suplementos como dentro de ciertas revistas literarias sí hay en Méjico como una media docena de críticos que están marcando ciertos momentos de la discusión, pero ya no son ellos quienes legitiman a un libro. Por otro lado tampoco estoy seguro de que sea necesario, de que vaya a volver a suceder. Creo que tenemos un fenómeno teniendo a tanta gente opinando en internet. Hay gente que simplemente está recomendando libros desde otras coordenadas y tiene un número de lectores que eso es lo que están buscando. Hay gente que no le interesa que Harry Potter sea legitimado, pero que si está buscando que alguien le diga cuál es el mejor de los libros de Harry Potter. Es otro tipo de crítica y creo que le hará bien a la crítica más seria porque le está quitando esta parte del poder político que creo que la podría volver un poco perversa.
Andrés Barba: Yo en realidad vuelvo un poco a lo de antes, creo que lo que se ha vuelto arcaico es el suplemento cultural en sí mismo, el formato del suplemento cultural impreso al menos tengo esa sensación en España. Yo creo que la mejor prueba de ello es esta especie de huída hacia adelante en la maquetación del suplemento, ya no saben realmente como modificarlo. Quizás porque es inmanejable tal y como es. En el caso de los blog…
Pablo Gianera: la pregunta sería si se volvió obsoleto o las empresas periodísticas tienen menos interés en ese tipo de publicación y por lo tanto tratan de disfrazarla de otra cosa.
Andrés Barba: En realidad el problema es que quizás los que hacen los suplementos culturales están intentando que lea el suplemento cultural alguien que nunca va a leerlo. Precisamente el tipo de lector del suplemento cultural clásico lo que quiere es otro tipo de formato. Está como a la caza de un lector inexistente e imposible y han aniquilado el único formato posible para los tres dinosaurios que seguían leyendo el suplemento cultural en su versión impresa. Y no han conseguido que se enganche un nuevo lector joven que lo único que está haciendo es leer las linitas de 400 caracteres, que es ridículo. Si te encargan una reseña para un diario, para un suplemento cultural y tienes que hablar de un libro en un párrafo ¿de qué hablas? Del título y el autor, decís cómprenlo o no lo compren. Finalmente acabas atendiendo a eso: a hacer un comentario ridículo. Yo creo que en ese sentido ha habido en España varios blogs, creo que interesantes, que han surgido como Lector malherido que es un blog muy interesante de un solo autor, de Alberto Olmos, en donde hemos vuelto un poco a esta idea del crítico, del fiarse casi a ciegas de un crítico. Es un blog además que despacha unos textos muy contundentes. Pero si uno entra en conexión con ese tipo de gusto o de intención literaria, evidentemente para mí en este momento es una referencia. No todo lo que crítica me parece criticable, pero todo lo que alaba me parece bueno, lo que yo creo que es lo mejor que se le puede pedir a un crítico: que siempre que alaba algo uno sepa que va a dar en la diana. Luego hay otro tipo de blog, más colectivo, más inocuo porque al ser colectivo tiene menos carácter y por otra parte el tipo de blog estilo marketing donde en realidad estás comprando una marca al leer ese blog, se me ocurren algunos como el blog de Luna Miguel que ya son blogs más de definirte de alguna manera. En ese caso yo creo que los blogs han ocupado la labor positiva del suplemento cultural que se ha caído sencillamente porque está huyendo hacia delante y tiene una muerte natural ya marcada y sentenciada.
Juan Diego Incardona: También está el tema del papel. Igual creo que el suplemento cultural es muchas cosas. Evidentemente, en esto coincido cien por cien con Andrés: el formato reseña me parece muy pobre y sobre todo por cómo fue evolucionando. Pero hay otros formatos u otras aproximaciones que sí profundizan, por ejemplo la entrevista cuando el entrevistador es bueno. Digo esto pensando en Silvina Friera que lee muy bien además y se pone a discutir de los libros y hace entrevistas largas y el autor ahí tiene un interlocutor y se pone a hablar de literatura.
Pablo Gianera: Pero sería una recapitulación de la crítica, porque no es la voz del crítico, es la voz del escritor hablando de su propio libro…
Juan Diego Incardona: pero la entrevista en realidad es un diálogo cuando el entrevistador opina e interviene y además tiene la destreza de poder dirigir hacia los lugares a donde quiere llevar al entrevistado. Por otro lado también, a veces, se arman dossier que son interesantes en los suplementos culturales. Generalmente son interesantes cuando agarran un eje que no tiene que ver con una noticia ligada a la moda o a algo actual, sino que aprovechan la riqueza atemporal de la literatura y se ponen a pensar algo que en realidad recorre distintos tiempos y se establecen relaciones entre obras de hoy y de ayer. Muchas veces pasa y esas son las tapas que cuando yo veo me interesan más. Pero el formato reseña es algo que no le veo demasiado valor, es como una cuestión de contar solapa, lo cual te lleva a etiquetar al autor a partir de que vos lees un par de palabras claves. Pero en mil caracteres no sé qué es lo que se puede contar
Cynthia Rimsky: Una cosa que también es importante es que estos blogs han generado una comunidad de lectores. En algún punto los medios de comunicación tradicionales lo que apelan es a la historia individual, yo creo que los blogs o internet han generado la idea de que hay una comunidad. Una comunidad donde circula cierta información, circulan opiniones y eso es volver a la idea de los lectores, del gusto por la lectura, de ser parte de una comunidad lectora.
Pablo Gianera: Cuando se habla de formato de la reseña evidentemente basta ver suplementos de hace unos años para ver cómo se redujo incluso espacialmente la dimensión de la reseña, no solo en términos de discurso crítico sino en cuestión de espacio. Sin embargo a veces los suplementos le conceden un gran espacio a la crónica entonces me preguntaba si también nuestro seso de la crítica no se hizo en favor de la crónica y si esto no lleva finalmente a la colocación de la anécdota en lugar de la teoría. Si lo que termina pasando con esos dos mil caracteres es que se cuenta la anécdota de los libros en lugar de buscar una inflexión teórica. ¿Cómo ven esto ustedes?
Yuri Herrera: Yo estoy viviendo un poco la teoría de trabajo en la universidad, llevo años trabajando en la universidad y a veces me da la impresión de que lo que sucede con la crítica académica es que está hecha para el autoconsumo. Un poco cuando yo insisto en esta cosa de que la crítica debe ser un diálogo con los lectores no estoy diciendo que deba ser nada más la mera recomendación de lo que es bueno y lo que es malo sino poner un libro en una red de significación. Es decir, porque puede ser importante un libro para aquel lector más allá de la discusión teórica. No estoy rechazando la cuestión teórica.
Pablo Gianera: Cuando hablaba de teoría no me refería necesariamente a que esa crítica tuviera una marca académica. Se puede hacer teoría fuera de la universidad
Yuri Herrera: Claro. En ese sentido es que hablo de poner un libro en una red de significados, así estás haciendo teoría, estás poniéndolo a dialogar con otros libros, con otras tradiciones y con cierto tipo de lectores. No estoy seguro de que sea la crónica lo que haya sustituido esto, sino más bien ciertas exigencias de mercado que a veces asume que los lectores son flojos y no pueden leer más de 400 caracteres. Creo que es uno de los lugares donde hay que buscar el debilitamiento de la crítica.
Cynthia Rimsky: Además yo creo que la cosa va más allá del libro. El problema es qué lugar tiene hoy en día el pensamiento crítico, que es algo que va más allá de la literatura. El problema es cuál es el lugar de mercado y dónde está, dónde se ha quedado y dónde puede circular el pensamiento crítico. Creo que más bien va por ahí.
Juan Diego Incardona: A mí me pareció muy bueno, me pareció muy lúcido esto de pensar el tema de la anécdota. Es verdad, porque la anécdota es entretenida, hay poco espacio y en ese corto espacio se hace difícil también ejercer una lectura crítica. La anécdota es pintoresca. Yo creo que también, quizás, en ese espacio reducido dónde la lectura crítica es imposible de desarrollar lo valioso es cuando uno reconoce que, aún cuando eso no se desarrolla, se estimula a que el lector ejerza esa lectura crítica. Cuando se problematizan cosas, aunque queden cabos sueltos, se están buscando los intersticios del texto y las relaciones que esa obra establece frente a otros aspectos de la realidad. Así es como a mí me gusta leer la literatura, no como una cosa que está en una burbuja sino como algo que también está dando cuenta subjetivamente de aspectos políticos, históricos y de la cultura en general. Me parece que justamente, volviendo a lo que decía antes, la tradición intelectual latinoamericana siempre ha sido, no toda pero gran parte, muy contextualista.
Andrés Barba: Yo no sé cómo es la crítica aquí en América Latina pero en España los críticos se dividen en grupos muy unidos. El asunto de utilizar el 80% del espacio de la crítica para contar el argumento del libro que es una cosa muy odiosa, este tipo de cosas cuando la sufren en su carne, muchas veces dices: una de dos, este hombre o no sabe de qué va el libro o no sabe que contar. Luego en España hay otro grupo muy característico que es el maestrillo de escuela, es el de uso incorrecto del adverbio tal en la página 48. Es un tipo de crítica bastante escolar. Cada vez hay menos críticos que son capaces de poner las obras de esos autores en el contexto general de sus obras y de relacionarlas con cierta inteligencia con otros autores y con otros movimientos. Básicamente no se han enterado de qué está hablando el autor. Muchas veces uno se encuentra con que incluso han escrito sobre el libro una buena reseña pero falsa, que está alabando cosas inexistentes en el libro. O que incluso cuenta el argumento y lo cuentan mal.
Pablo Gianera: ¿Cuánto les importan a ustedes como escritores esa crítica de dos mil caracteres que salen en los medios impresos?
Andrés Barba: Las lees obviamente, pero tienen más bien poco interés tanto si hablan bien como si hablan mal. Yo creo que su impacto es casi inexistente. Estuve hablando hace poco con Jorge Herralde de editorial Anagrama sobre el verdadero impacto de una buena reseña en el Babelia, sobre cuántos libros vendes el lunes si tienes una buena reseña. Eran cantidades muy pequeñas en España. Una buena reseña del Babelia vende 300 libros. Es muy misterioso saber porque un libro vende más que otro, hay libros que nadie pensaba que iban a convertirse en grandes ventas. En España ha habido dos casos clarísimos, el de Javier Cercas con Soldados de Salamina y Los girasoles ciegos. Son dos casos de libros que nadie sospechaba que iban a convertirse en eso. Y si se han convertido en eso no ha sido precisamente por una crítica elogiosísima, sino que se ha producido una red de energía que ha provocado que eso se convierta de pronto, sin ser originalmente un libro para ser consumido masivamente, en un bestseller.
Juan Diego Incardona: Hay algo que muchas veces deja afuera la crítica y tiene que ver con algo que tal vez suene un poco abstracto. Lectura, lectura crítica, lectura más o menos crítica, lectura que te critica pero lo que sea siempre está buscándole sentido de algún modo. A veces lo hace de un modo superficial y otras veces desarrolla eso. Muchas veces se deja de lado algo que me parece muy importante dentro de la actividad humana que es la emoción. No se tiene en cuenta esta fuerza que en el lector común es una pulsión mucho más fuerte. Si uno te pregunta cuál es tu película favorita no vas a decir la más rebuscada, vas a decir una que te hizo llorar o te hizo reír, etc. Lo mismo pasa con nuestros libros favoritos. A veces la crítica, inmersa dentro de su hiperracionalidad, deja de lado esa emoción que, como es parte de una instancia de escritura, es parte de la lectura cuando estás en tu casa y te enganchaste con un libro. ¿Porque la emoción no puede ser algo que aparezca en la lectura crítica para profundizar en esa emoción? Incluso yo creo que las tradiciones literarias de los distintos países se fundan en emociones, como por ejemplo la literatura argentina se funda muy fuertemente en una emoción concreta que es el miedo. Acá El matadero y La cautiva se fundan desde el miedo, del temor. Quizás en otros sea la culpa o la melancolía, etc. Me parece que eso también está bueno para verlo, para pensarlo: la emoción en una obra literaria.
Cynthia Rimsky: En Chile la publicación de la crítica influye bastante en las ventas, en los libros más vendidos influye bastante. A mí me pasó. Pero además yo creo que no hay que olvidar el factor político, la idea del pensamiento crítico muy unido al factor político, por ejemplo con todo lo que está pasando en Chile: el movimiento estudiantil, que se ha fracturado esta cosa del Chile exitista, del ejemplo para América Latina; ha partir de todo esto se han ido abriendo espacios para la lectura de los libros que son más marginales, ha habido un aumento de las ventas y de la lectura. Hay un fenómeno político asociado a la literatura, creo que lo que trata de hacer cierta crítica es quitarle todo el contenido político a los libros. Dejarlos completamente asépticos y ponerlos en industria del entretenimiento. El problema es ver dónde está el libro, y yo veo que hoy está en la industria del entretenimiento. Yo no sé si los blogs o internet como medios son capaces o se le pueden pedir que saquen a los libros de ese lugar. O son otras las estrategias para sacar o no hay que sacar el libro de ese lugar. Yo creo que más bien el problema es ese, el problema político de cómo asumimos la literatura hoy en día, porque la literatura en América latina siempre estuvo ligada a movimientos de apertura, de influencia en contra de la hegemonía. Hoy día el problema es qué ocurre con eso.
Yuri Herrera: Creo que más allá de la cantidad de veces que un libro o un autor es mencionado, tiene que ver con qué otros temas se pone en diálogo el libro. Yo diría que con mi primera novela, Trabajos del reino los primeros cuatro años salieron 6 reseñas. La mitad de ellas fueron de amigos míos. Hubo dos cosas que determinaron que empezara a ser leída otra vez. Por un lado la publicación en España que todavía es un espacio de legitimación en muchos lugares de América latina. Por otro lado que el tema del cual yo estaba hablando era ya importante cuando yo lo escribí y durante esos años se convirtió en el tema más importante en Méjico. Es una novela inspirada en ciertas figuras que tenían que ver con el narcotráfico y a pesar de que nunca en toda la novela utilizo la palabra droga, narcotráfico, frontera ni Estados Unidos, se convirtió en una especie de cliché decir que esto era una novela de un narcotraficante entre la frontera de Méjico y Estados Unidos. Eso hizo que se le empezara a poner atención más allá de su mérito o de sus limitaciones. Entonces tenía que ver con las características de cierta crítica y además con cierta crítica en España.
Pablo Gianera: Les voy a pedir entonces ahora que cada uno lea un fragmento de aquello que escribió. En el caso de Juan Diego no sé si está publicado…
Juan Diego Incardona: No. Es inédito, son poemas.
Pablo Gianera: Bien. No sé quién quiere empezar.
Andrés Barba: Voy a leer un fragmento muy breve del libro Las manos pequeñas, es un libro basado en un episodio relatado por Clarece Lispector en una de sus crónicas donde relata un suceso muy del mundo actual que sucedió en Rio de Janeiro en el que unas niñas asesinan a otra y convierten el cadáver de la otra niña en una muñeca y juegan con ella durante una semana. Esto que cuenta Clarece Lispector en cinco líneas a mí me pareció muy impresionante y decidí escribir una novela más que sobre cómo están jugando una semana con un cadáver, de cómo llegan hasta ahí. A pesar de ser muy breve lo escribí como 18 millones de veces hasta que descubrí que en realidad era una tragedia griega lo que estaba escribiendo y que tenía que hacer un coro de niñas, entonces luego incluí uno de los coros. (Lectura del fragmento de Las manos pequeñas)
Juan Diego Incardona: Voy a leer dos poemas de un libro que va a salir en Vox que se llama Amor bajo cero. (Lectura de los poemas)
Cynthia Rimsky: Esta es una novela que se llama Ramal y trata sobre el último ramal que existe en Chile. Una novela de viaje. (Lectura del fragmento de Ramal)
Yuri Herrera: Esta también es la historia de un viaje y es un breve fragmento de cuando la protagonista Maquina está empezando la segunda etapa de su vida (Lectura del fragmento)
Pablo Gianera: Si hay preguntas, este es el momento…
Público: Quería preguntar cómo hace un autor para darse a conocer hoy en día que hay más medios para publicar una obra literaria. Si vale la pena hacerlo desde un blog y escribir ahí.
Juan Diego Incardona: Yo creo que nunca hubo en la historia de la literatura más oportunidades que ahora, por lo menos de la literatura argentina, para que cualquier autor se dé a conocer. Con internet, eso que no existía hace 15 años. De hecho a mí lo que me pasó es que yo venía escribiendo hace mucho tiempo y como todos hacia esos itinerarios en principios de la década del ’90 de mandar a algún concurso o dejar mi manuscrito en una editorial. Obviamente nadie le daba bola. Porque además las editoriales no inventan autores de un repollo, siempre es necesario que estén en el circuito por lo menos chico que se mueven los autores jóvenes acá en Argentina. Por más que los publique Sudamericana o Planeta son tiradas siempre cortas, de mil a dos mil ejemplares. Aunque es verdad que tienen una legitimidad mayor aunque tengan tiradas cortas y mucha menos cantidad de lectores en ese formato que en internet, donde cientos de personas te están leyendo todos los días. Eso es cierto, salé una nota en un diario y después capaz podes dar un taller y sobrevivir con algo más o menos relacionado con la literatura. Yo durante trece años fui vendedor ambulante, vendía en todos los bares de esta zona y yo ya escribía. Estaba toda la tarde escribiendo cuentos, novelas y ponía todo ahí. Después venía acá y me sentía desamparado, vendía aros, anillos. En un momento se publicó Villa Celina, pero era una tirada medio corta. En realidad creo que me dieron bola por El interpretador. Entonces yo pienso que un autor joven siempre antes de ir a pedir espacio a otro tiene que construir su propio espacio, un grupo, algún ciclo de lectura, juntarse con otros, decir. A partir de ahí, después quizás publicar de alguna manera. Obviamente que hay excepciones. Dicen los que saben, los editores, que la autogestión acá está increíble, está lleno de editoriales independientes. Eso me parece que son los mejores canales. Nadie te quita la posibilidad de dejar tu libro en Sudamericana, Planeta. Pero me parece que lo otro es hacer una construcción literaria de base.
Yuri Herrera: Yo creo que hay que aprovechar todos los espacios posibles. Yo tengo una revista en Méjico en la que estamos llegando al número 24 y vamos a dar un descanso. Algunas personas que hemos publicado ahí las contacte a través de twitter. Me parecía que tenían muy buenos twits, y les pregunte si escribían algo más y llegamos a publicarlo. Uno de ellos lo publicó en una editorial pequeña pero entre las ventajas que tiene es que se vende en Estados Unidos por pedido. Está específicamente para el público en Estados Unidos. Te interesa el libro, tú lo pides, te lo imprimen y te lo mandan y extrañamente no sale tan caro. Yo creo que uno tiene que aprovechar todos los recursos que hay a la mano.
Juan Diego Incardona: Generalmente en estas mesas uno se pone a pensar en cuestiones que tienen que ver con el mercado editorial, ya sea el gran mercado editorial o su faceta más artesanal. Entonces se van las charlas muchas veces pensando en lo que tiene que ver con el soporte, pero a veces queda de lado algo interesante que es cuál es el espíritu de la época a la hora de leer, qué pasa, cómo se está leyendo. De pronto también ese espíritu de la época condiciona también la imaginación a la hora de escribir. Hay momentos donde parece que domina el realismo, después viene el fantásticos, hay temas extraliterarios que empiezan a volverse motivos frecuentes, después pasan de moda. Creo que eso también está bueno para pensar.
Pablo Gianera: ¿Vos cuál notas que sería el espíritu de la época actual?
Juan Diego Incardona: Con respecto a los géneros, Josefina Ludmer escribió sobre la escritura del yo. Ludmer es una persona inteligente, algunos se han quejado de eso, pero me parece que no lo dice porque sí. Es evidente que ha habido un giro autobiográfico, que no acapara todo, pero existe. Plantea un eje y un modo de leer, después te puede gustar o no. Con respecto a los géneros me parece que en el comienzo ese giro autobiográfico, sobre todo en muchos autores jóvenes y ligados con el blog que tiene algo de diario íntimo, de bitácora, había como cierto realismo. Pero de un tiempo a esta parte me parece que hay un giro hacia el fantástico, raro porque eso se había dejado de lado. Más teniendo en cuenta la tradición del fantástico en Latinoamérica con el realismo mágico, etc. Hoy por hoy se están publicando muchas novelas que se alimentan desde esos géneros y me parece que eso también impone una clave a la hora de leer. Establecen pactos de lectura diferentes que intentan desde herramientas que en este caso tienen que ver con los géneros distintas perspectivas sobre la realidad que está iluminando esa obra. Por ejemplo Oyola es un escritor que a mí me encanta que acaba de publicar una novela que se llama Kryptonita. Tiene un marco referencial muy fuerte, que insisto: muchos escritores argentinos y latinoamericanos han encontrado en el marco, en la referencia, un valor porque justamente al tener poca literatura utilizan algunas cuestiones que están por afuera de la biblioteca. Cuestiones que tienen que ver con un barrio, una tribu urbana, con determinadas cosas de la realidad. Siempre es genial hacer la operación de literaturizar por primera vez esos ámbitos, no solamente conectar un cable a la biblioteca y escribir leyendo los libros, sino también, como decía Faulkner, observar el mundo, imaginar. No solamente pensar en fuerzas que tienen que ver con la erudición o con la inspiración que te da la propia literatura sino con la que te da tu experiencia vital. Oyola acaba de publicar una novela muy cruzada por los géneros y no es el único, Bruzzone, Leandro Ávalos Blacha, muchos que buscan el policial. Hay como una vuelta fuerte a los géneros, de trabajar los géneros de un modo autóctono, relacionado con cuestiones muy referenciales.
Después hay poéticas que se ponen en lugares distintos. Hay una narradora que a mí me encanta y que ella deliberadamente borra referencias, y no creo que este pecando de ningún tipo de pretensión de universalidad o de un lenguaje neutro para que la traduzcan en España. Hablo de Samanta Schweblin que es una muy buena narradora y que adrede borra referencias frente a otros que cargan de referencias. Pero incluso Samanta también trabaja fuerte con los géneros y lo fantástico
Pablo Gianera: ¿Cómo ven ustedes en las literaturas de sus respectivos países que se produce esta vuelta a los géneros que señala Juan Diego?
Andrés Barba: Verdaderamente pienso justo lo contrario de todo lo que has dicho. Básicamente creo que lo peor que puede hacer un autor joven es estar pendiente de lo que sucede con los otros autores jóvenes. Se genera un ruido muy molesto, donde hay mucho agravio comparativo, yo creo que en general lo que hay que hacer es leer clásicos. Creo que es lo más sano y lo que ayuda más porque genera un horizonte de expectativas en el que estás intentando trabajar con una referencia mucho más poderosa. Además es muy fácil caer en una especie de obsesión perpetua sabiendo todo lo que están haciendo tus compañeros alrededor. Yo creo que hay que leer algunos, hay que localizar a los que a uno le interesan más, pero no hay que estar muy pendiente. Generamos algo muy feo como es la ansiedad. Luego en cuanto a las músicas de los tiempos yo creo que también es muy complicado dar la referencia a pesar de que puede parecer un poco cierto que hay una especie de ruido autobiográfico en la música de vuestra literatura. Yo creo que el mundo se caracteriza precisamente porque todo está ocurriendo a la vez, de la misma manera en que ha habido otras generaciones literarias que han tenido pertenencias y maestros más reducidos y más claros, la nuestra es una generación muy individualista. Hemos podido acceder a todo y cada uno ha elegido a sus padres y los padres que ha elegido cada uno yo creo que son muy distintos. A pesar de que no deja de ser cierto que efectivamente hay fenómenos y obras y tal. Creo que es muy complicado para un autor estar pendiente de esas cosas y peligroso.
Juan Diego Incardona: Igual yo lo que decía es que uno puede leer clásicos, desde La metamorfosis de Ovidio hasta el Ulises de Joyce pero para mí es muy importante leer algo contemporáneo, pero no desde un lugar de la competencia sino desde otro lugar que sea mucho más enriquecedor…
Andrés Barba: Es inevitable que se produzca la comparación.
Cynthia Rimsky: Yo estoy de acuerdo con Andrés, creo que uno tiene que leer a los clásicos y no tanto a los autores de su generación y básicamente intentar que eso funcione. Porque finalmente uno escribe por una pulsión, por un deseo y eso es lo que uno tiene que trabajar. Respecto a lo que pasa hoy día yo creo que también en Chile hay una cosa temporal que llega a ser una cosa escalofriante, están todos escribiendo así, no sé qué va a pasar, pero es raro. Yo creo que el escritor tiene que seguir su pulsión y averiguar qué es lo que quiere decir.
Yuri Herrera: Yo creo que con todas las buenas cosas que tiene la literatura uno podría pasarse toda la vida leyendo obras maestras sin leer ninguna otra cosa y no se acabaría. Pero también creo que es interesante ver qué es lo que están haciendo los coetáneos, la generación de uno. De todas formas sería un error leerlos para ver qué es lo que se está publicando, qué es lo que es aceptable, eso sería una especie de suicidio porque todos terminaríamos haciendo textos sobre vampiros adolescentes. En Méjico hay una queja permanente, a mí me parece que infundada, sobre que se está escribiendo demasiado sobre el narcotráfico. Lo que yo creo que este es un error de la crítica que ve ante la menor mención del narcotráfico el tema principal, cuando simplemente es un elemento ineludible en de nuestra realidad que aparece ahí a veces expresado y otras veces simbolizado de manera muy explícita. Pero creo que también se está escribiendo sobre otras cosas, creo que hay un resurgimiento de la fantasía, de la ciencia ficción y también de cierta literatura política.
Pablo Gianera: Muchas gracias a todos por estar acá.